El pueblo aymara, al haber quedado escindido ante la configuración de fronteras nacionales en América Latina en el siglo XIX, ha debido soportar grandes dificultades, en especial en el bilaterales entre ambos países, unida a la construcción de un Estado monocultural y etnocéntrico, significó, en Chile, un verdadero etnocidio de los aymaras. El siguiente trabajo intenta dar cuenta, de manera general, de las precarias condiciones en las que debió desarrollarse la identidad del pueblo aymara, tanto por distintas ascendencia étnica, como por tener vínculos con miembros de un Estado "enemigo", haciendo evidente la necesidad de su reconocimiento como "pueblo" y la insuficiencia del discurso liberral para lograrlo. Al mismo tiempo, se plantea que un reconocimiento de la cultura aymara inter-regional, proporcionaría elementos para proyectar un nuevo tipo de relación entre Chile y Bolivia.
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*Quiero agradecer a la profesora Milka Castro y a María Paz Contreras por la lectura previa y sugerencias al presente texto. Al mismo tiempo, me gustaría dar las gracias a Marcelo Camiruaga e Ignacio Tello, co-investigadores en la Memoria que dio origen a estas reflexiones, por su constante apoyo y precisos comentarios al artículo.