doi 10.4067/S0718-83582015000200002

 

Vivienda social y estrategias de sobrevivencia. Soluciones adecuadas a partir de un estudio de caso (Resistencia, Argentina, 2013)1

 

Miguel Ángel Barreto2, María Andrea Benítez3, María Laura Puntel4

2 Argentina. Arquitecto, Magister y Doctor en Antropología social. Investigador independiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET). Profesor titular de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional del Nordeste.

3 Argentina. Arquitecta, Magister en Epistemología y Metodología de la Investigación científica. Investigadora y profesora adjunta de la Universidad Nacional del Nordeste, Directora del Instituto de Investigación y Desarrollo en Vivienda (IIDVI), Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional del Nordeste.

4 Argentina. Arquitecta, becaria de iniciación de la Universidad Nacional del Nordeste. Lugar de trabajo: Instituto de Investigación y Desarrollo en Vivienda (IIDVI), Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional del Nordeste.


Resumen

Las soluciones habitacionales estatales argentinas no dan respuestas adecuadas a las necesidades de los hogares de bajos ingresos que utilizan las viviendas sociales para habitar y para realizar actividades económicas informales de sobrevivencia. Estos hogares trasforman las viviendas provistas por la ayuda social en unidades domésticas de reproducción y de producción de la vida, con consecuentes efectos negativos en la calidad de vida y en las condiciones de habitabilidad de estas viviendas. El siguiente artículo analiza este problema a partir de un estudio de caso localizado en la ciudad de Resistencia (Argentina) desde una perspectiva integral y compleja del hábitat, con la finalidad de extraer aportes que contribuyan con la política habitacional para la resolución adecuada del problema en favor de un hábitat digno.

PALABRAS CLAVES: VIVIENDA SOCIAL; ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA; SOLUCIONES INTEGRALES.


 

Vivienda social y estrategias de sobrevivencia

Una parte significativa de los hogares de bajos ingresos que habitan en viviendas de áreas urbanas deficitarias de las periferias de muchas ciudades argentinas, utiliza su vivienda no sólo para habitar, sino también como lugar para emprender actividades económicas de tipos productivas, comerciales o de servicios, para venta de alimentos, frutas, verduras, para la preparación de comidas, para el funcionamiento de pequeños talleres de servicios mecánicos o manufactureros, para cría de animales, para huertas, entre otras actividades, haciendo de la unidad doméstica una unidad de reproducción y de producción a la vez.

Estas prácticas sociales tienen en parte relación con lo que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) denomina "economía informal"5, aunque también tiene relación con lo que autores como Coraggio6, desde una perspectiva más integral del desarrollo, denominan "economía popular", que es aquella economía no regida estrictamente por la lógica del capital, sino más centrada en la lógica del trabajo y en la reproducción simple de la vida, que dispone de reglas y arreglos no puramente capitalistas y cuya célula lo constituyen en gran parte las unidades domésticas, que tienen estrecha relación con el lugar de vida y con la vivienda7.

La persistencia de estas prácticas sociales muy extendidas radica en las características que asumen el trabajo y la integración social en la economía capitalista actual, en particular, en países donde la economía informal y la economía popular constituyen una parte significativa de la economía total. De acuerdo con Portes y otros autores de posiciones estructuralistas similares, el sector informal de la economía capitalista actual se encuentra íntimamente relacionada y subordinada al sector formal de la economía8. Esto permite explicar porque el crecimiento económico por sí mismo no necesariamente reduce la economía informal y es necesario que los gobiernos apliquen políticas activas para tal fin9.

Bertranou y Casanova10, que han realizado una investigación para la OIT sobre la informalidad laboral en la Argentina, sostienen que las políticas aplicadas en el país han generado una significativa reducción de la economía informal entre 2003 y 2012, no sólo por contener el crecimiento del empleo no registrado, sino también por crear puestos de trabajo de mayor calidad y este proceso también ha tenido como correlato mejoras en los indicadores de inclusión social y de distribución de ingresos. Aunque, a la vez, advierten que poco más del 30% de los trabajadores asalariados aún no se encuentra registrado en la seguridad social, mientras que esta cifra se ubicaría en el 58% en el caso de los trabajadores independientes. Lo que significa que a pesar de los avances alcanzados en los últimos años, el empleo no registrado todavía está en niveles muy elevados.

Sin bien existen muchas actividades informales que trascienden el marco doméstico y se realizan fuera de las viviendas, en talleres clandestinos y en la calle, una parte importante de las mismas y en especial de la economía popular, se realiza en las viviendas de los sectores de bajos ingresos, porque existe una importante correlación entre el trabajo precario y el trabajo domiciliario, ya sea en relación de dependencia o de forma autónoma11.

Por otra parte, como se verá en los casos estudiados, existe una compleja y multidimensional relación entre formalidad e informalidad en la economía capitalista actual, por lo que algunos integrantes de estos hogares tienen inserción en ambos sectores, ya sea porque disponen de algún trabajo registrado de baja remuneración o algún tipo de asistencia social y a la vez realizan actividades económicas domiciliarias, para la obtención de ingresos adicionales a los registrados. Por eso, pueden entenderse a estas prácticas como "estrategias de sobrevivencia". Según Cariola12, estas estrategias involucran el conjunto de prácticas que realizan los hogares destinadas a la obtención de ingresos para asegurar la reproducción material de la unidad doméstica. Al hacer referencias a ellas, Hintze prefiere hablar de "estrategias de reproducción" para hacer alusión a aquellas estrategias que (consiente o no conscientemente) desarrollan los hogares de los sectores populares urbanos para satisfacer sus necesidades y a través de las cuales:

"generan o seleccionan satisfactores para alcanzar sus fines reproductivos por medio de la combinación de las posibilidades a su alcance a través de un entramado de actividades que la relacionan con los demás agentes sociales" (De este modo) "las estrategias se configuran en el tiempo a través de sucesivos procesos en los que las unidades familiares establecen relaciones a distintos niveles: a) internamente (división familiar del trabajo, en términos sexuales y generacionales, entre actividades que producen ingresos y aquellos bienes por medio del trabajo doméstico); b) con otras unidades familiares; c) con el mercado; d) con otras instituciones de la sociedad civil y e) con el estado"13.

Sin embargo, ignorando el impacto que estas actividades tienen en la vida doméstica, la política habitacional argentina no las contempla como necesidades de estos hogares y asume de antemano que las viviendas serán usadas exclusivamente para habitar y no también en muchos casos para trabajar, menos aún en actividades que modifican de manera significativa el uso residencial y que afectan la habitabilidad en los sectores de bajos recursos que pretenden mejorar las políticas habitacionales.

Esta concepción de la vivienda como exclusiva para habitar fue masificada por el movimiento moderno de la arquitectura, a partir de aportes como los de Le Corbusier, adoptada luego en el mundo entero. Le Corbusier abogó por la separación de funciones entre el trabajar y el habitar como idea central para organizar las ciudades a partir de zonas funcionales. Este modelo de ciudad, promovió una estricta separación entre los espacios residenciales y los pertenecientes a las actividades económicas14 y fue adoptado histórico y acríticamente por la política habitacional argentina.

Es cierto que atendiendo a profundas críticas realizadas a muchos de aquellos planteos modernos por autores como Lefebvre15 o Jacobs16, a partir de los años 90s de la década pasada, la política habitacional argentina revisó aspectos relacionados con la densidad habitacional, el tamaño de los conjuntos habitacionales, el trazado urbano, las formas de viviendas colectivas y los estándares de calidad de las viviendas17, pero la concepción de la vivienda como ámbito exclusivo para habitar, continúa siendo aún hoy un paradigma sólido e incuestionable para ella, y esto a pesar de que partir del año 2003 la llamada "Política Federal de Vivienda" se orientó decididamente hacia a los sectores de bajos ingresos18.

El concepto de habitabilidad hace referencia a las cualidades que debe reunir una vivienda para ser habitable. Para Salas la habitabilidad básica, hace referencia al conjunto de equipamientos capaces de satisfacer las necesidades esenciales de habitar que tienen todas las personas. Estas necesidades requieren que se cubran las urgencias residenciales del vivir: no sólo las que conciernen al mero cobijo del hogar, sino también a los espacios públicos, infraestructuras y servicios elementales que constituyen, en conjunto, un asentamiento propicio para la reproducción vital19.

Atendiendo a la calidad e integralidad de la soluciones habitacionales orientadas a los sectores de bajos recursos en Argentina, en otro trabajo se propuso el concepto de "hábitat digno" como meta a la que debe aspirar toda política habitacional. Este concepto incluye a la vivienda digna o adecuada formulada la por la ONU20 y reconocida en numerosas constituciones nacionales21, pero, pretende avanzar hacia una visión más integral del hábitat y la engloba junto a otros factores que en conjunto hacen un mínimo deseable nivel de calidad de vida de los hogares, en conformidad con la integralidad que demanda la interdependencia de los derechos humanos22. El mismo incluye a las condiciones habitacionales, pero incluye también condiciones para el ámbito barrial, su relación con la ciudad y los diversos factores que hacen a la integración de estos hogares a la sociedad: la tenencia segura de la vivienda, el acceso al trabajo decente y los recursos económicos necesarios para la reproducción adecuada de la vida, las protecciones sociales para acceder a la salud, la educación, la participación en la vida social y política, la identidad social positiva y las posibilidades de disfrutar del ocio y la cultura, etc23.

A partir de todo lo señalado, el objetivo de este trabajo es analizar, mediante un estudio de caso (el barrio Don Bosco, Resistencia, Argentina) las adecuaciones entre las viviendas provistas por el Estado a sectores de bajos ingresos en el marco de la ayuda social y las actividades económicas de subsistencia que realiza un porcentaje importante de estos hogares, para arribar a algunos planteamientos conceptuales y a algunos lineamientos posibles a considerar en futuros programas habitacionales más integrales, que contribuyan al hábitat digno.

El estudio de campo se realizó entre junio y diciembre de 2013 en sucesivas visitas al barrio. La metodología empleada combinó el análisis de información primaria y secundaria.

La indagación teórica inicial permitió construir los observables de la investigación y a partir de ellos se elaboraron los instrumentos de registro y análisis de la información para estudiar las prácticas económicas de subsistencia que estos hogares realizan en las nuevas viviendas asignadas, con la finalidad de caracterizar el grado de afectación del uso residencial y la habitabilidad de la vivienda por parte de las mismas, con el objetivo de extraer conclusiones que aporten a soluciones más integrales, adecuadas a las reales necesidades de los destinatarios.

La información primaria se recabó mediante observaciones no participantes, participantes, y entrevistas semi estructuradas a un grupo de vecinos residentes en el barrio Don Bosco, seleccionado a partir una muestra no probabilística (intencional) construida con criterio de significatividad etnográfica y diversidad en las actividades productivas24. En las observaciones no participantes, se registraron los tipos de actividades económicas desarrolladas en las viviendas; los espacios de las viviendas donde ellas se realizaban (pudiendo ser en el interior de la vivienda, en el exterior dentro del lote o en el espacio público); la cantidad y modo en que los locales o espacios fueron afectados por estas actividades; el grado de impacto y adecuación de estas actividades en relación al uso residencial de las viviendas; las modificaciones realizadas para emprender estas actividades y el impacto de las mismas en las viviendas vecinas.

En las entrevistas se profundizó acerca de la cantidad de personas del hogar que trabajaban y que tipo de trabajo realizaban; se preguntó si les resultaba cómoda la vivienda para vivir y trabajar; qué cambiarían de la vivienda y cómo les gustaría que fuera; dónde y cómo desarrollaban sus actividades; cuántos ambientes utilizaban para trabajar; qué creían que necesitaban en la vivienda para llevar a cabo las actividades; dónde desarrollaban las actividades restantes; cómo se relacionaban con los vecinos en función de sus actividades, etc.

En estas indagaciones se trató de captar los sentidos que las personas le otorgaban a sus prácticas y experiencias y fueron complementadas con el registro grafico de las condiciones de vida y habitacionales de los hogares. Para el procesamiento de la información se ha empleado la técnica de análisis de contenido del discurso, extrayendo de las entrevistas los aspectos más significativos sobre las prácticas de subsistencia y las necesidades de adecuación de la vivienda a estos fines.

La información secundaria analizada comprendió los documentos del programa habitacional y documentos gráficos del proyecto urbano y de las viviendas. De ellos se consideraron las características normativas del programa, las posibilidades de crecimiento de las viviendas y la información que el programa proveyó a los destinatarios para ampliar o modificar sus viviendas. Para la interpretación del registro gráfico se ha implementado la técnica de análisis espacial.

 

El estudio de caso: el barrio Don Bosco (Resistencia, Chaco)

El Barrio Don Bosco está ubicado en el borde noreste de la Ciudad de Resistencia, provincia del Chaco (Argentina) en cercanías al cauce del Río Negro (figura 1), dentro de un área ambiental compuesta por lagunas y meandros que se caracteriza por una fuerte fragmentación social dada por la cercanía de barrios de distintos estratos. En esta área existe un importante porcentaje de población de bajos ingresos que habitan en asentamientos informales, pero también hay barrios públicos de viviendas y barrios tradicionales de clase media, así como algunos barrios de clase media alta, con muy baja interacción entre todos ellos.

 

Figura 1. Localización del nuevo conjunto habitacional del barrio Don Bosco

Fuente: Elaboración propia en base a SUOPE.

 

Don Bosco es uno de los asentamientos informales del área, del cual un grupo de hogares debió ser relocalizado parcialmente dentro del mismo barrio a raíz de obras de drenaje y saneamiento que se están realizando en el área. Con este fin se está construyendo en cercanías un conjunto habitacional nuevo en el marco del Programa de Prevención de Inundaciones y Drenajes Urbanos (PIDU). Este Programa se encuentra realizando obras estructurales en el área para prevenir y mitigar el daño causado por inundaciones. El PIDU desarrolla medidas estructurales y no estructurales, las primeras relacionadas con el drenaje urbano y periurbano, las cuales han implicado el desplazamiento obligatorio de población para la construcción de las obras y dentro de las segundas, se está ejecutando un subprograma de vivienda que está construyendo el conjunto habitacional del barrio Don Bosco. Este subprograma tiene como objetivo servir de solución para el reasentamiento obligatorio de los hogares informales asentados en los terrenos necesarios para la construcción y operación de las obras estructurales y también para reasentar, en forma voluntaria, a los hogares asentados en zonas de riesgo hídrico dentro de la cuenca de las obras estructurales. Estas obras son realizadas con el financiamiento del Banco Mundial y el organismo provincial a cargo es la Sub Unidad de Obras y Programas Especiales (SUOPE) del gobierno de la Provincia del Chaco.

El plan habitacional prevé la construcción de 207 viviendas mínimas individuales para hogares de 4 o 5 integrantes ubicadas en lotes de 9x18 m, de las cuales 78 fueron asignadas a inicios del año 2013 y las restantes 129 se culminarán durante el 2014. Los prototipos de las unidades de vivienda fueron de uno, dos y tres dormitorios, de acuerdo a la composición familiar, determinada por el censo realizado oportunamente por el Programa. Cuentan con cocina-comedor, baño, lavadero y un hall exterior de acceso demarcado por una pérgola. El techo de cada vivienda tiene una sola pendiente para que las viviendas de uno y dos dormitorios puedan crecer hacia atrás hasta alcanzar el modelo de tres dormitorios (figura 2). Las viviendas fueron construidas de ladrillos a la vista, techos de chapa, carpinterías de madera y cuentan con los servicios básicos de agua potable, electricidad y desagües cloacales, las calles son de tierra, con desagües pluviales a cielo abierto y las veredas cuentan con una senda peatonal de 60 cm. Si bien el diseño de las viviendas admite el crecimiento cuantitativo de dormitorios, no previó cambios cualitativos respecto a la funcionalidad de las mismas.

 

Figura 2. Ampliación de números de dormitorios prevista para los prototipos de uno y dos dormitorios

Fuente: SUOPE.

 

El impacto de las actividades de sobrevivencia en las viviendas analizadas

En el barrio Don Bosco inaugurado parcialmente a inicio del 2013, son numerosas las familias que usan la vivienda para el desarrollo de actividades económicas de sobrevivencia superpuestas a las actividades de residencia, de las 78 viviendas asignadas en la primera etapa, en alrededor de 20 de ellas se registraron estas actividades. En las mismas, se desarrollan distintos tipos de actividades, entre ellas: crías y cuidado de animales de trabajo, talleres de diferentes servicios mecánicos, carpinterías, ferreterías, comercios de alimentos, ventas de frutas y verduras, modistas, peluquerías, rotisería25, etc., en general de carácter informales, es decir, no registradas, ni reguladas por el municipio, que generan diferentes grados de impactos en el uso residencial de las propias viviendas y de las viviendas vecinas:

- En el caso de las actividades de comercialización de productos alimenticios, las modificaciones introducidas por los moradores van desde el simple cambio de funciones de algún ambiente de las viviendas originales, que generalmente afectan al estar-comedor o también puede afectar a un dormitorio, hasta la ampliación de algunos de ellos o la construcción de un nuevo local para tal fin. En todos estos casos y generalmente por razones de seguridad o por falta de espacio, es habitual que los consumidores no ingresen a las viviendas, sino que sean atendidos desde el exterior a través de una ventana o una puerta. En algunos casos, como las ventas de frutas y verduras, suelen sacarse diariamente los cajones al frente de las viviendas para ser exhibidos en el exterior, en algunos casos colocados sobre exhibidores rudimentarios. Estas actividades en general afectan la comodidad o el confort del uso de la vivienda para la vida residencial y tienen bajo impacto en el uso residencial de las viviendas vecinas o de los espacios públicos del barrio, aunque en algunos casos pueden obstaculizar las sendas peatonales de las veredas (figura 3).

 

Figura 3. Imágenes ilustrativas de algunas actividades productivas realizadas en las viviendas

Fuente: Elaboración propia.

 

- En los casos del cuidado de animales de trabajo, como son los caballos, generalmente utilizados en carros de cargas, empleados para la recolección y reciclado de residuos urbanos, o para realizar servicios de fletes, o para trabajar en las ladrillerías artesanales ubicadas en la zona costera del río o simplemente para traslado, el ambiente utilizado es el exterior de la vivienda, generalmente el patio, al cual se le practica cerramientos con muros de ladrillos o con empalizadas precarias, en algunas ocasiones se construyen algún cobertizo o pequeño galpón precario anexo a la vivienda. Estas actividades en general tienen mayor impacto en el uso residencial de las propias viviendas y de las viviendas vecinas o también de los espacios públicos del barrio, por los malos olores que puede generar la acumulación de desechos animales o de residuos, en el patio de las viviendas o en el frente de las mismas (figura 3).

- En el caso de los talleres de servicios para el arreglo de motos y bicicletas o las carpinterías, generalmente se procede al techado precario de una parte o a veces de todo el patio de la vivienda. Estas actividades en general tienen también impacto en el uso residencial interior de la propia vivienda, así como en las viviendas vecinas y en los espacios públicos del barrio, por ruidos molestos, combustión de gases en el patio de las viviendas o porque obstaculizan las sendas peatonales de las veredas. En oportunidades el techado del patio disminuye la iluminación y ventilación natural de las viviendas y por ende afecta el confort del uso residencial de la vivienda.

A continuación se exponen cuatro casos diferentes para ilustrar más en detalle los análisis realizados:

 

Una rotisería

Se trata de una familia que desarrolló una rotisería en la nueva vivienda. Inmediatamente que ésta les fuera adjudicada, ellos la vieron como un medio para llevar a cabo su propio micro emprendimiento, a partir de dar continuidad, pero por cuenta propia, a una larga trayectoria familiar en el rubro, ya que el padre de familia había trabajado durante 30 años en distintos restaurantes de la ciudad, pero siempre en relación de dependencia. Este padre de familia recibe una pensión del Estado en carácter de soldado ex combatiente de la guerra de las Islas Malvinas (1982) y realiza esta actividad como un complemento de los ingresos formales del hogar.

Al principio las modificaciones fueron solo funcionales, iniciaron sus actividades con la venta de frutas y verduras en el espacio libre frente a la vivienda (destinado en el proyecto original a futuro garaje) y a la cocción de alimentos en el estar-cocina-comedor. Entre ambas actividades ocuparon casi la totalidad del único espacio social con el que cuenta la vivienda. A los pocos meses optaron por tener sólo la rotisería e introdujeron modificaciones constructivas para ampliar la vivienda mediante la construcción de un pequeño local en el hall de acceso (figura 4). Esto implicó dejar sin ventana una de las habitaciones de la vivienda, con la consecuencia de afectación de la ventilación e iluminación natural de ese dormitorio. Esta familia tiene la intención de seguir ampliando este local hasta la línea municipal, para disponer de más espacio para tal fin. De este modo lo explicó el padre de la familia:

 

Figura 4. Impacto de la rotisería en el uso residencial

Fuente: Elaboración propia.

 

"…Nosotros teníamos un pensamiento cuando veníamos a ver la vivienda, dijimos vamos a poner un local de comida y lo hicimos realidad…"

"…Antes hacíamos todo en el comedor, cocinábamos y vendíamos y teníamos la verdulería afuera, pero después ampliamos. Donde estaba la pérgola cerramos y pusimos la ventana. Siempre trabajé en restaurantes, 30 años, y ya me canse de trabajar para los patrones y dije un día voy a tener mi lugar de trabajo…"

"Querríamos ampliar un poquito porque vio que tengo archivaditas las cosas ahí, igual nos arreglamos pero es muy chico, me gustaría ampliar…"

 

Un comercio de alimentos

En este caso se trata de una familia que, desde antes que se le adjudicara la vivienda, ya tenía un local comercial de este tipo en su anterior y precario lugar de residencia. A este grupo familiar se le adjudicó una vivienda de tres dormitorios ubicado en un terreno de una esquina de manzana, de modo que pudieron ubicar el local en uno de los dormitorios que da hacia la calle lateral de la vivienda y solamente tuvieron que abrir una ventana para vincular ese dormitorio con la calle, también colocaron un toldo y construyeron algunos escalones para que los clientes pudiesen alcanzar el nivel de la ventana y estuviesen protegidos de la intemperie mientras realizan las compras (figura 5). Entre las mayores preocupaciones de esta familia se encuentra la necesidad de independizar las funciones laborales de las residenciales, debido que para abastecer de mercaderías el dormitorio debe pasar por el estar-comedor-cocina. Según la madre de familia:

 

Figura 5. Impacto del comercio de alimento en el uso residencial

Fuente: Elaboración propia.

 

"…Estamos usando una de las habitaciones, no tengo problemas, pasa que por ahora tengo que pasar todo por acá (living), quiero sacar la ventana esa y poner una puerta ahí en la esquina y entonces me manejo por la puerta con el negocio…"

"…No puedo hacerle más cambios porque no tengo donde, yo ahora tengo todos desarmados los cajones o sino quiero guardarlo acá (living) pero no puedo porque tengo la moto, pero no me queda lugar porque yo con el tiempo, quiero cerrar esto y llevar allá la cocina y dejar acá que sea living comedor…"

En este caso fue interesante observar la racionalidad dada al uso de la vivienda por la jefa del hogar y las ideas que tiene para independizar las funciones comercial y residencial en pos de un mayor confort en el uso de la vivienda, capitalizando la ventaja dada por la ubicación en esquina de la misma.

 

Un taller de motos y bicicletas

En este caso, se trata de una familia, cuyo jefe de hogar aprendió por sí mismo la habilidad de reparar motos y bicicletas. En los últimos años se dio un crecimiento acelerado del uso de motos porque muchos de los hogares de los sectores populares han accedido a ellas y las utilizan diariamente para trasladarse, por consiguiente, ha ido creciendo la aparición de lugares informales que brindan servicios de mantenimiento y arreglo de estos vehículos. En este caso, la principal modificación introducida consistió en el techado de una parte del patio, aunque para la actividad prácticamente se ocupó todo el patio. Así como también se diversificaron las funciones en el lavadero, utilizado como mesa de trabajo del taller, sin las debidas instalaciones para depurar combustibles. El padre de familia señaló:

"…Para trabajar usamos desde la entrada del costado hasta el fondo, estamos ampliando, techamos para guardar las motos…"

En este caso las partes más afectada del uso residencial de la vivienda han sido el patio y el lavadero y de continuar la ampliación también tendrá consecuencias en el confort interior, ya que podría afectar la iluminación y ventilación natural de la vivienda (figura 6).

 

Figura 6. Impacto del taller de motos y bicicletas en el uso residencial

Fuente: Elaboración propia.

 

Un quiosco

En este último caso se trata de una familia que tuvo que modificar parte de su trayectoria laboral. Previamente, cuando vivían de forma semirural en un valle de inundación de la zona, se dedicaban a la cría de caballos para acarreo de fletes y tenían un quiosco. Actualmente, debido a las restricciones que le puso el Programa para adjudicarles la vivienda, debieron abandonar el servicio de fletes, aunque continúan teniendo animales en otro sitio cercano, por el cual pagan un alquiler mensual y han abierto el quiosco dentro de la nueva vivienda, el cual fue ubicado en el estar-comedor. Por el momento no hicieron ninguna modificación de los espacios de la vivienda, por lo tanto, el desarrollo de las actividades residenciales se ve afectado por la reducción de este espacio y por la superposición de funciones que representa el quisco dentro del ambiente principal de la vivienda (figura 7). Así lo manifestó la madre de la familia:

 

Figura 7. Impacto del quiosco en el uso residencial

Fuente: Elaboración propia.

 

"...Ellos (los del Programa) nos habían dicho como que era otro ambiente… antes tenía animales y además el quiosco…"

"… No me puedo hallar todavía, el espacio es más chico, estamos pensando en ampliar hacia el frente, pero estamos juntando…"

 

Conclusiones

Como se desprende del análisis del caso del barrio Don Bosco, una parte considerable de los hogares de bajos recursos utiliza su lugar de vida no sólo como residencia, sino también para actividades económicas informales, que pueden ser vistas como productos de estrategias de sobrevivencia, en la medida que son realizadas para contribuir al conjunto de pequeños ingresos de cada unidad familiar. En este sentido, la disponibilidad de otros tipos de ingresos a cada hogar, que pueden ser formales, ya sea porque algunos de los integrantes de estas unidades domésticas disponen de un empleo público o privado formal de baja remuneración o algún tipo de ayuda social, no deben ser vistos solo como medios para solventar los gastos de la reproducción familiar, sino también como pequeños activos que permiten el desarrollo de actividades informales complementarias que incrementan los ingresos de cada hogar.

Lo mismo ocurre con las viviendas asignadas por el Estado. Las mismas, a pesar de ser mínimas, no sólo contribuyen a mejorar las condiciones habitacionales de hogares que anteriormente vivían en asentamientos informales muy precarios, sino que también constituyen una ayuda importante para el desarrollo de estas actividades. Aunque, en algunos casos, las características de las nuevas viviendas y las normas de accesibilidad a las mismas, les exigen cambios culturales a los que no siempre se adaptan con facilidad y deben abandonar o modificar actividades productivas que antes realizaban, con el consabido impacto económico que esto acarrea.

Acceder a una vivienda de estas características es para la mayoría de los hogares algo positivo en sus vidas y afirman sentirse satisfechos con la misma. Sin embargo, la realización superpuesta de las actividades económicas dentro de las viviendas, afecta de diferentes maneras el uso residencial de las mismas y sus condiciones de habitabilidad. La mayoría de estos hogares que realizan algún tipo de actividad informal, adaptan la vivienda a estos usos mediante la reasignación de espacios previstos originalmente para usos residenciales mediante remodelación o ampliación, en muchos casos precarias, de sus viviendas. En la mayor parte de los casos analizados, estos hogares ya realizaban con anterioridad estas actividades o tenían en mente concretarlas una vez que contarán con la nueva vivienda, es decir que ellas podrían haber sido previstas por el Programa.

En general los grupos familiares tienen ideas acerca de cómo querrían que sean los espacios de sus viviendas en cuanto a distribución, usos y dimensiones, para que se adecuen a sus necesidades y tienen planeado en el futuro concretar más modificaciones. Sin embargo, el mayor o menor grado de adaptación de las viviendas para realizar las actividades económicas, depende no sólo del tipo de actividad, sino también de la capacidad económica de los hogares y de sus propios conocimientos en la materia, ya que no cuentan con asesoramiento técnico público, ni tampoco recurren a consultas profesionales para hacerlo. En este sentido, las características de las modificaciones introducidas dependen en gran parte de las trayectorias de vida y los conocimientos que pudieron haber obtenido antes. Por esta razón, las modificaciones en muchos casos, resultan precarias y afectan las condiciones de habitabilidad de las nuevas viviendas. La mayor parte de los integrantes de las unidades familiares entrevistadas no perciben como un problema y naturalizan las mezclas de funciones de habitar y trabajar en un mismo espacio, porque han hecho esto siempre y no tienen experiencia previa para entender como esta superposición afecta la calidad de vida residencial.

La política habitacional orientada a estos sectores sociales debe asumir esta realidad para brindar soluciones más integrales y adecuadas a sus necesidades. Sin dudas que lo deseable es que el Estado continúe avanzando en políticas de creación de empleos formales, que cuenten con protección social y con niveles de ingresos adecuados para que estos sectores sociales no deban recurrir a actividades informales adicionales. Sin embargo, aunque el Estado continúe con políticas de formalización y mejoramiento del empleo, el problema, por su magnitud persistirá aún por mucho tiempo26 y por lo tanto, es necesario que la política habitacional asuma esta realidad para adecuar sus soluciones al problema.

La concepción sectorial de vivienda que promueve hoy la política habitacional no da respuestas al desarrollo de múltiples y cambiantes actividades de subsistencia. No es posible concebir a la vivienda de estos sectores sociales como un sistema cerrado acabado en sí mismo, exclusivamente para habitar, sino como un objeto en proceso de modificación constante por sus propios usuarios, a partir de sus situaciones productivas particulares.

Para llegar a una respuesta más adecuada se debería estudiar a fondo el conjunto de factores que inciden en la necesidad de estos hogares y no dar por supuesto que usarán la vivienda sólo para habitar. En particular, de aquellos hogares que esperan contar con una nueva vivienda para realizar prácticas económicas informales dentro de la misma. Para estos hogares, contar con un sitio para desarrollar actividades económicas que permitan la reproducción de sus vidas, es tan importante como lo son los espacios del habitar.

A la luz de este análisis, se pueden hacer algunas recomendaciones:

Al nivel de la política habitacional:

• Identificar y estudiar la problemática de la informalidad en diferentes contextos urbanos y territoriales, en particular el impacto que tienen las actividades económicas informales en las viviendas y el hábitat de los sectores de bajos ingresos.

• Propiciar ámbitos donde confluyan investigaciones académicas realizadas desde distintos campos disciplinarios y también prácticas experimentales, tendientes a rever el paradigma tradicional de resolución de la vivienda social y a asumir la multidimensionalidad del problema habitacional de los sectores de bajos ingresos.

Ambas recomendaciones podrían implementarse en el marco del Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación "Argentina Innovadora 2020", formulado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva en 2012, el cual contempla líneas de finamiento para hábitat social que promueven la articulación con sectores productivos y académicos.

Al nivel de los programas habitacionales:

• Generar programas integrales adecuados a este tipo de problemas, que además de resolver las necesidades habitacionales, contemple al conjunto de dimensiones que afectan el hábitat digno.

• Contemplar en estos programas la organización de espacios comunitarios barriales (mercados) para el desarrollo de estas actividades económicas, así como capacitación a quienes practican estas actividades con la finalidad de integrarlos progresivamente a la economía formal.

• Realizar seguimientos luego de asignadas las viviendas y asesoramientos permanentes para las modificaciones y reformas que emprenden los destinatarios.

Estas recomendaciones podrían implementarse diseñando a escala municipal intervenciones integrales a partir de planes de actuación urbana que articulen programas habitacionales, ambientales, urbanísticos y sociales y económicos productivos (economía social), implementados normalmente de manera independiente y de forma sectorial. Adicionalmente se recomienda que estos planes de actuación sean formulados metodológicamente desde el enfoque de la planificación estratégica y permitan la participación ciudadana.

Al nivel de los proyectos habitacionales:

• Incorporar criterios de flexibilidad en el diseño de las viviendas, de modo tal que las mismas contengan y permitan distintas distribuciones funcionales y áreas de trabajo que no interfieran en la vida privada de los hogares.

• Contemplar la participación de los destinatarios en la definición de las necesidades particulares de los hogares y la resolución de las viviendas.

• Incorporar una visión integral en la resolución de la vivienda, dejando de lado el paradigma sectorial que considera que la resolución de la necesidad habitacional se reduce exclusivamente a la provisión de una vivienda estandarizada y asumiendo que la vivienda es un sistema complejo que debe resolver una serie de otras actividades sumadas a la función básica de alojamiento, entendiendo en este contexto al hogar no solo como unidad de reproductiva sino también productiva.

Estas recomendaciones requieren cambiar la forma tradicional de diseño habitacional estandarizado y economicista que promueven la política habitacional y las empresas constructoras contratistas del Estado. Podrían implementarse mediante la articulación de la política habitacional con el campo académico, a través de la apertura de espacios de experimentaciones e innovaciones en el campo proyectual de la vivienda y el hábitat social.

 

Figura 8. Tabla síntesis de los casos analizados

Composición del hogar

Actividad productiva

Lugar asignado en la vivienda

Tipo de vivienda

Remodelación efectuada

Remodelación a realizar

Caso 1

Matrimonio adulto, 3 hijos

Rotisería

Hall de acceso externo

2 dormitorios entre medianeras

Cerramiento del hall con mampostería, apertura de vano al exterior y puerta para conexión con el estar-comedor

Ampliación del hall hasta la L.M.

Caso 2

Matrimonio joven, 1 hijo menor y 1 en gestación

quiosco

1 dormitorio

3 dormitorios en esquina

Toldo, escalones en vereda publica

Colocación de puerta de acceso

Caso 3

Matrimonio, joven, sin hijos.

Taller de motos y bicicletas

Paso exterior-patio

2 dormitorios entre medianeras

Levantamiento del muro divisorio de predio y cerramiento con tinglado

Delimitación del área a un sector del patio para poder seguir utilizándolo como tal

Caso 4

Matrimonio joven, 1 hijo menor

quiosco

Estar-comedor

2 dormitorios entre medianeras

No hay observaciones

No hay observaciones

Fuente: Elaboración propia en base al trabajo de campo.

 

Notas

1 Este trabajo es resultado del Plan de Trabajo de una beca de investigación denominado "Vivienda social y estrategias de sobrevivencia. Estudio de un caso en el AMGR", encuadrado en el proyecto "Cuantificación y tipificación de Áreas Urbanas Deficitarias Críticas para la intervención integral del hábitat social del Gran Resistencia". PI 12SC01 de la Universidad Nacional del Nordeste (2013-2016).

5 La economía informal incluye todas aquellas organizaciones económicas y de trabajo que se realizan al margen de las regulaciones del Estado y es una de las principales causas de la precariedad laboral y de la pobreza. Para una visión global de los debates sobre la definición, la teoría y las políticas sobre la economía informal consúltese la obra de Chen, 2012.

6 Coraggio, 2007, p. 163-194.

7 En determinados contextos geográficos, como los del norte argentino, en el que persisten procesos migratorios de pobres rurales hacia las periferias urbanas, se observan en los barrios carenciados, prácticas de economía popular más centrada en la reproducción básica de la vida, que en la obtención directa de beneficios monetarios.

8 Portes y Haller, 2004, p. 11.

9 Bertranou y Casanova, 2013, p. 29-30.

10Ibíd., p. 141-143.

11Jelin, Mercado y Wyczykier, 1998, p. 1.

12Cariola, 1992.

13Hintze, 1989, 2004, p. 3.

14Le Corbusier, 1986.

15Lefebvre, 1971.

16 Jacobs, 1973.

17Barreto y Alcalá, 2008.

18Barreto, 2012.

19Salas, 2007.

20 La ONU señala que para que una vivienda sea adecuada, debe reunir como mínimo los siguientes criterios: seguridad de la tenencia, disponibilidad de servicios, materiales, instalaciones e infraestructura, costo asequible, habitabilidad, accesibilidad, ubicación y adecuación cultural (ONU Hábitat, 2010).

21La Constitución Nacional Argentina, expresa en los artículos 14 y 14 bis, el "derecho a una vivienda digna" y la "facultad de usar y disponer de ella".

22Barreto, 2008.

23Para un mayor desarrollo del concepto de "hábitat digno" ver Barreto, 2010.

24En la primera instancia de observación se detectaron veinte hogares (de setenta y ocho) que realizaban actividades económicas en las viviendas y de ellos se seleccionaron con estos criterios cuatro para las entrevistas en profundidad.

25En Argentina la rotisería es un comercio que vende comidas para llevar, especialmente asados, quesos y fiambres.

26El gobierno acaba de sancionar una ley de promoción del empleo registrado que apunta a solucionar problemas de las microempresas para que sus trabajadores informales tengan protección social. Mediante esta ley se espera reducir el porcentaje actual de la informalidad laboral del 33% al 28% en dos años, mediante la regularización de cerca de 600.000 trabajadores informales.

 

Bibliografía

BARRETO, Miguel. La perspectiva integradora de los derechos. Actuar desde las disciplinas pensando desde la complejidad. En: Encuentro de la Red Universitaria Latinoamericana de Cátedras de Vivienda (13°, 2007, Valparaíso, Chile). Santiago, Chile, Instituto de la Vivienda de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile y Subsecretaria de Desarrollo Regional y Administrativo, Ministerio del Interior, Gobierno de Chile. 2008. ISBN 978-956-19-0608-2. pp. 69-76.

--- El concepto de "hábitat digno" como meta de una política integral de áreas urbanas deficitarias críticas, para la integración social desde los derechos humanos. [En línea]. Revista INVI. 25(69): 161-187, agosto 2010. ISSN 0718–1299. Disponible en: http://dx.doi.org/10.4067/S0718-83582010000200005 

--- Cambios y continuidades en la política de vivienda Argentina (2003-2007). Cuadernos de Vivienda y Urbanismo. 5(9): 12-30, enero 2012. ISSN 2027–2103.

BARRETO, Miguel y ALCALÁ, Laura. Cambios en las prestaciones urbano-ambientales de la política habitacional argentina. Reflexiones a partir de cuatro programas orientados a población en situación de pobreza del Gran Resistencia. En: Jornada Internacional de Vivienda Social (5°, 2007, Valparaíso, Chile). V Jornada Internacional de Vivienda Social: el derecho a la ciudad y a la vivienda: propuestas y desafíos en la realidad actual. Santiago, Chile, Instituto de la Vivienda de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile y Subsecretaria de Desarrollo Regional y Administrativo, Ministerio del Interior, Gobierno de Chile. 2008. ISBN 978-956-19-0589-4. pp. 51-63.

BERTRANOU, Fabio y CASANOVA, Luis. Informalidad laboral en Argentina: segmentos críticos y políticas para la formalización. [En línea]. Buenos Aires, OIT. 2013. [Fecha de consulta: 12 marzo 2014]. Disponible en: http://www.ilo.org/buenosaires/publicaciones/WCMS_234705/lang--es/index.htm.

CARIOLA, Cecilia. Sobrevivir en la pobreza: el fin de una ilusión. Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES). 1992. 233 p. ISBN 978-980-31-7015-8.

CHEN, Martha. La economía informal: definiciones, teorías y políticas. [En línea]. Cambridge, Estados Unidos, WIEGO. 2012. ISBN 978-92-95095-41-0. [Fecha de consulta: 10 marzo 2014]. Disponible en: http://wiego.org/sites/wiego.org/files/publications/files/Chen-Informal-Economy-Definitions-WIEGO-WP1-Espanol.pdf

CORAGGIO, José Luis. Una perspectiva alternativa para la economía social: de la economía popular a la economía del trabajo. En: CORAGGIO, José Luis, org. La economía social desde la periferia. Contribuciones latinoamericanas. Buenos Aires, Universidad Nacional de General Sarmiento, Editorial Altamira. 2007. p. 165-194. Colección lecturas sobre economía social. ISBN 978-987-9017-71-5.

HINTZE, Susana. Capital social y estrategias de supervivencia. Reflexiones sobre el "capital social de los pobres". En: DANANI, Claudia, comp. Política social y economía social: debates fundamentales. Buenos Aires, Argentina, Altamira. 2004. p. 87-116. Colección de Lecturas sobre Economía Social. ISBN 978-987-90-1733-1.

--- Estrategias alimentarias de sobrevivencia. Un estudio de caso en el Gran Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina, Centro Editor de América Latina. 1989. 184 p., vol. 2. ISBN 978-950-25-1540-3

JACOBS, Jane. Muerte y vida de las grandes ciudades. Madrid, Península.1973.

JELIN, Elizabeth; MERCADO, Matilde y WYCZYKIER, Gabriela. El trabajo a domicilio en argentina: informe final de investigación. [En línea]. OIT. Octubre, 1998. [Fecha de consulta: 13 marzo 2014]. Disponible en: http://www.ilo.org/employment/Whatwedo/Publications/WCMS_123600/lang--es/index.htm.

LE CORBUSIER. Principios de urbanismo. Barcelona, Planeta-De Agostini. 1986. 151 p. Obras Maestras del Pensamiento Contemporáneo. ISBN 84-395-0137-4.

LEFEBVRE, Henry. De lo rural a lo urbano. Barcelona, Península. 1971. 268 p. Historia/Ciencia/Sociedad 79.

ONU Hábitat. El derecho a una vivienda adecuada. Folletos informativos sobre los derechos humanos. (21 Rev. 1), 2010. ISSN 1014-5567.

PORTES, Alejandro y HALLER, William. La economía informal. [En línea]. Santiago, CEPAL. 2004. Serie Políticas Sociales 100 [Fecha de consulta: 17 marzo 2014]. Disponible en: http://www.eclac.cl/publicaciones/xml/5/20845/sps100_lcl2218.pdf.

SALAS, Julián. Tugurización y necesidades de habitabilidad básica, rémoras a la cohesión social en Latinoamérica. Pensamiento Iberoamericano. (1): 207-230, 2007. ISSN 0212-0208.

 


Fecha de recepción: 05-06-2014

Fecha de aceptación: 20-01-2015