doi 10.4067/S0718-83582014000200008

 

La obra de Julio Machicao, el valor de una síntesis arquitectónica. La “Casa del Escritor”, sede de la Sociedad de Escritores de Chile SECH1

The Work of Julio Machicao, the value of an architectural synthesis. “Casa del Escritor”, home of the Society of Chilean Writers, SECH1

 

Patricio Basáez Y.2, Alicia Campos G.3

2 Chile. Arquitecto Universidad de Chile. Profesor asociado Instituto de Historia y Patrimonio Facultad de Arquitectura y Urbanismo Universidad de Chile.

3 Chile. Arquitecta Universidad de Chile, académica Departamento de Arquitectura Facultad de Arquitectura y Urbanismo Universidad de Chile.


Resumen

La “Casa del Escritor” se ubica, para el desarrollo de sus actividades, en una vivienda construida en 1927, diseñada por el arquitecto Julio Machicao Fuentes; declarada Monumento Histórico el año 2008 mediante fondos del Consejo de la Cultura chilena.
Sin duda el inmueble constituye, tanto por la concepción de las fachadas como por su configuración espacial, una expresión de la modernización social y arquitectónica de principios del siglo XX en Chile; y da cuenta de un debate entre la presencia de influencias foráneas y el desarrollo de un sentido nacionalista en las artes contribuyente a tal proceso.


Abstract

All activities of SECH are handled at “Casa del Escritor”, built in 1927 to the design by architect Julio Machicao Fuentes. In 2008, this building was designated by the Chilean Council of Culture as part of Historical Monuments.
There is no doubt that the facades and the spatial configuration of this building are an expression of the social and architectural modernization that took place in the early twentieth century. Such characteristics reveal a debate on the presence of foreign influences and the development of a nationalistic sentiment in support of arts.


 

La búsqueda de nuevos referentes formales

Si bien internacionalmente, la arquitectura del siglo XIX estuvo fuertemente influenciada por el neoclasicismo, que fue difundido principalmente por la Academia Francesa, y encontrándose las expresiones artísticas y arquitectónicas de gran parte de Sudamérica inmersa en este influjo; durante las primeras décadas del siglo XX, una especie de agotamiento de los principios neoclásicos y eclécticos generó la pérdida de vigencia de estas corrientes estéticas, iniciándose la búsqueda de expresiones nuevas, que abandonaran definitivamente la carga historicista, sobre todo en el aspecto formal y funcional. Se trataba de adecuar, al compás de la revolución industrial el proceso de diseño, ya fuera este arquitectónico o de las llamadas “artes aplicadas”. Se buscaba un lenguaje que representara los avances científicos y técnicos de su época y valorara, adecuadamente, la mano de obra especializada, los nuevos materiales y las nuevas técnicas de producción y constructivas, en el campo de la arquitectura; acorde a un repertorio de nuevos programas y actividades que reflejaban la vida moderna de la sociedad industrializada.

Atravesando fronteras continentales, el problema se trasladó desde Europa a Latinoamérica. Mientras surgieron las llamadas Escuelas Europeas y la Escuela de Chicago –en Estados Unidos– en España se produjo un movimiento artístico de reencuentro con sus propias raíces culturales conocido como Regionalismo el cual, concretado en la Exposición Iberoamericana de Sevilla del año 19294, tuvo cierto influjo en centro y Sudamérica.

Las respuestas en América, resultaron ser distintas. En este sentido, cabe recordar lo expuesto por Pierre Francastel en su Sociología del Arte5 donde explica que cada sociedad construye su espacio plástico mediante la superposición de diversos factores contextuales, siendo el estado técnico, un componente gravitante para la obtención de cierto grado de singularidad en su producción estética. En Chile el fenómeno se produjo inicialmente en el campo literario y en pintura; el Grupo de los Diez, la Colonia Tolstoyana y la Generación del Trece fueron exponentes de esta corriente proveniente de principios del siglo XX.

 

Vista exterior del edificio Sede de Sociedad de Escritores de Chile SECH; Casa del Escritor. Almirante Simpson Nº 7, Comuna de Providencia.

Fuente: Autores.

 

Un momento referencial en la inflexión dada por el abandono del lenguaje academicista hacia una búsqueda de nuevos referentes estéticos, se produjo a partir de 1927, cuando el gobierno chileno emprendió una enorme modernización estatal, incluyendo la educación pública. Se pretendía incrementar el desarrollo industrial mediante el fortalecimiento del vínculo entre arte e industria. En ese mismo año se dio inicio una reforma de la Academia de Bellas Artes dirigida por el pintor Carlos Isamitt que consignó el fin de la enseñanza del academicismo y la apertura hacia expresiones locales concurridas por el desarrollo de las artes aplicadas. Si bien este proceso quedó inconcluso, terminando con el abrupto cierre de la Academia de Bellas Artes en 1928 y la posterior entrega de la enseñanza del arte a la Universidad de Chile en 1929; es reflejo de la voluntad institucional que promovía un sentido nacionalista, en lo formal y productivo, a través de las artes.

Este tipo de iniciativas refleja las conclusiones del IV Congreso Panamericano de Arquitectos celebrado en la ciudad de Rio de Janeiro, Brasil. En las Conclusiones de los Temas Oficiales del Congreso, el Tema I, se refiere a “Regionalismo e internacionalismo de la arquitectura contemporánea. La orientación espiritual de la arquitectura en América”. El punto A de este primer Tema indica en forma textual

“A.- Que se indique a los poderes públicos, la necesidad de crear una cátedra de Arte Decorativa en los cursos de Arquitectura, especialmente destinada al aprovechamiento y estilización de los elementos de la flora y la fauna nacional, de manera que puedan concurrir a la individualización de las expresiones arquitectónicas.

B.- Indicar a los poderes públicos la necesidad de incrementar el estudio y la práctica de la Arquitectura de carácter nacional, de modo que puedan tornarse aptas para cumplir con sus finalidades sociales modernas.

C.- Que la arquitectura de las escuelas públicas sea inspirada en el sentimiento de tradicionalismo ornamental regional.

D.- Que se formule un voto para que sean creadas en los cursos de Arquitectura, cátedras para el estudio del arte nacional, lo que tendrá por objeto coordinar las tendencias y la evolución del arte en cada país.

E.- Que por otra parte no existe incompatibilidad entre el regionalismo o el tradicionalismo con el espíritu moderno, toda vez que es posible obtener una expresión plástica nacional dentro de las normas y prácticas de orientación común que programas y materias análogas nos imponen.”6

 

Detalle de estucos ornamentales en vivienda ubicada en calle Simpson Nº 32, del mismo arquitecto Julio Machicao.

Fuente: Autores.

 

La conclusión de este Congreso, celebrado en el año 1930, no hace más que oficializar el espíritu nacionalista que imperaba en toda América Latina y que se retrasa, en tres años, a la construcción de la obra del arquitecto Machicao aquí presentada. Sin embargo, éste no es un caso aislado, otros arquitectos propusieron, en aquella época, obras que aluden a este mismo sentimiento, incorporando al vocabulario formal empleado, parte de nuestra flora, fauna o símbolos que nos son propios culturalmente. Es el caso de Ricardo González Cortés o Juan Martínez Gutiérrez con el Pabellón Chileno en la Exposición Iberoamericana de Sevilla del año 1929.

 

Detalle ornamento gráfico

Publicado en Revista Zigzag Nº34, 1905.

 

Por otro lado, la idea de generar obras integrales en lo formal, que no sólo contuvieran elementos propios de la arquitectura, sino provenientes de otras áreas del diseño, cobró fuerza en este período. Resulta sorprendente, a nuestro juicio, la aparición de referencias propias del diseño gráfico, ornamentando obras de algunos arquitectos chilenos construidas en el mismo periodo.

En este contexto arquitectónico fueron diseñadas y construidas varias residencias unifamiliares ubicadas en la calle Almirante Simpson, que respondían al concepto de vivienda urbana, con las consideraciones de vistas al entorno inmediato, relación con la calle a través de balcones y terrazas, un tratamiento formal diferenciado de las fachadas según las distintas orientaciones y la inclusión del garaje, tipo cochera. Aunque todavía se mantiene el ideal de la vivienda de fachada continua, sin antejardín, tipología característica del sector poniente de la ciudad de Santiago, la dimensión del predio en relación a la ocupación de suelo casi en un 90%, anuncia un sentido de densificación propia de la metrópolis.

El partido arquitectónico corresponde, en gran medida, a una vivienda moderna. La funcionalidad establece la ubicación y relación de los distintos recintos, con un área pública y social en el primer piso, reservando el segundo nivel como área más íntima y familiar donde se ubican los dormitorios y baños. Sin embargo varias consideraciones de diseño denotan la persistencia de criterios sociales aún conservadores.

La materialidad, resuelta con albañilería de ladrillo reforzada de excelente ejecución y de una alta calidad de los materiales de construcción empleados, ha permitido que estas obras se mantengan, hasta la actualidad, en perfecto estado de conservación, resultando ser testimonios plenamente vigentes de la vivienda urbana de las primeras décadas del siglo XX.

 

La Casa del Escritor, Almirante Simpson n.º 7, comuna de Providencia.

Desde la perspectiva urbana, esta vivienda se emplaza en uno de los sectores que surgieron de la modernización de la ciudad de Santiago planificada por Benjamín Vicuña Mackenna. Como implementación al Camino de Cintura, la Chacra de propiedad de la familia Cifuentes ubicada en el sector sur, cercano a la actual Plaza Italia; fue dividida a finales del siglo XIX dando origen al loteo de predios en el que la Casa del Escritor se sitúa. Con posterioridad al trazado de Avenida Oriente –hoy Avenida Vicuña Mackenna-, se lotearon los sectores a ambos costados, creándose, entre otras, a la calle Almirante Simpson que posee un escaso desarrollo por unir solamente la actual Avenida Vicuña Mackenna con la calle Ramón Carnicer.

En el primer piso de la vivienda, correspondiente al área pública, es posible observar la importancia que se le atribuía a la vida social en aquella época, reflejada en la diversidad de espacios destinados a recibidores, salas, estar, más la diferenciación de sub espacios destinados uno, a la música y el otro, para fumadores. Un gran vacío central articula estos espacios públicos haciendo referencia, contradictoriamente, a un esquema espacial decimonónico propio de las residencias palaciegas. En el segundo piso se encuentra el área privada de la vivienda, conformada por dormitorios y baños. La diferenciación entre los recintos destinados a la familia y al personal de servicios, da cuenta asimismo de la persistencia de consideraciones conservadoras presentes en la sociedad de la época.

Exteriormente, en las fachadas se conjugan armónicamente elementos provenientes principalmente de los estilos neo-gótico y Art Decó. Dentro del primer estilo podemos reconocer arcos conopiales, escudos heráldicos, vitrales y figuras zoomorfas a manera de gárgolas medievales. Sin embargo, estas figuras aparecen adaptadas al imaginario de una fauna local, en el caso de esta vivienda representan parcialmente una cabra. Asimismo en las viviendas contiguas y vecinas es posible observar la presencia de motivos animales y florales

Esta referencia al neo-gótico, se combina con recursos formales propios del Art Decó como los ochavos en los ángulos superiores de las puertas y ventanas, acartelamientos y ornamentaciones lineales que acentúan el sentido vertical, conformada por trazos rectos y zigzagueantes.

Esta alusión a la arquitectura gótica, se emparenta muy bien con la voluntad de reconocer y potenciar el valor de una mano de obra especializada y local; propia de la estrategia modernizadora del periodo. En este mismo sentido es posible observar en las fachadas del edificio un recurso ornamental en sobre relieve del estuco que dado el uso de la geometría, es de una franca inspiración en el diseño gráfico, aludiendo a este ya mencionado aspecto propio de la modernidad arquitectónica incipiente de la época, que es la de unificación de artes aplicadas.

La calidad de los materiales empleados como mármoles, el tipo de maderas y los diseños con que fueron concebidos los pisos de cada recinto, el nivel de las terminaciones de los muros y sus estucos, el uso de molduras, los vitrales de sus ventanas, el diseño de herrerías y rejas de protección, entre otros ornamentos y detalles, reflejan el interés por complementar la obra arquitectónica con el trabajo de las artes aplicadas a través de la prolijidad y oficio de la mano de obra instruida.

En lo referente al lenguaje arquitectónico al interior de la vivienda, si bien no es posible encontrar elementos figurativos locales, probablemente el sentido nacionalista se expresa no en lo simbólico, sino más bien en la ya explicada dimensión técnica dada por la calidad del oficio de las terminaciones presente en diversas partidas de la obra, como por ejemplo, el trabajo de los revestimientos interiores de muros, de los pisos, de mampostería, de la aplicación de madera tanto en pisos como en balcones, de la conformación de ventanas por medio de vitrales, entre otros.

 

Valores de la obra

Indudablemente el inmueble de “La Casa del Escritor” posee un valor social que se puede reconocer principalmente en la configuración del programa arquitectónico que sustenta la manera de vivir de la familia y de relacionarse con la sociedad. Por otra parte, las terminaciones y elementos ornamentales, exponen, tanto los valores con que la familia se identifica, como los que el arquitecto pretendía materializar a través de su obra construida; en ello también se refleja la condición de síntesis formal del edificio.

Asimismo esta vivienda presenta un valor histórico al ser la Sede de la Sociedad de Escritores de Chile, SECH. A esta Sociedad pertenecen escritores de distintos géneros. Muchos de los más destacados escritores nacionales han formado parte de la SECH. Algunos han obtenido el Premio Nacional de Literatura, y dos de sus socios obtuvieron, en vida, el Premio Nobel de Literatura: Gabriela Mistral y Pablo Neruda. Este gremio, ha contribuido a través de su trabajo de difusión, a la construcción de una mirada crítica de la sociedad mediante la diversificación de los aportes culturales que de el provienen.

Igualmente esta obra posee valores arquitectónicos propiamente tales que, según el arquitecto José Villagrán7, se podrían sintetizar en los siguientes aspectos:

- Valor Utilitario. Este edificio cumple sin ninguna dificultad las funciones actualmente requeridas aun habiendo variado su programa arquitectónico original, pasando de vivienda, a ser sede de una institución. Su actual función no ha demandado mayores modificaciones salvo mobiliario apropiado, lo cual no ha causado daño serio al edificio.

- Valor Factológico (la lógica de hacer).Por el estado de conservación en que se encuentra la ex vivienda, es posible comprender el programa arquitectónico que dio origen al proyecto, su forma completamente concordante con los materiales con los que fue ejecutada, albañilería de ladrillo, fierro y vidrio; cuya factura está asociada a una valoración de la mano de obra en lo referente a las artes aplicadas, desde donde se puede entender una condescendencia con la voluntad modernizadora estatal explicada previamente.

- Valor Estético. Como hemos mencionado anteriormente, concerniente a la síntesis formal dada por la superposición de referentes foráneos y locales más la separación definitiva del ideario formal existente que constituía el lenguaje academicista.

- Valor Urbano o de Conjunto. La vivienda posee este valor tanto por su ubicación, cerca del corazón de la ciudad de Santiago y por sus condiciones formales que hacen que esta vivienda forme parte de un conjunto de unidades de características homogéneas dadas por la volumetría, escala, en sus materiales, en las técnicas constructivas empleadas, etc.

 

Una incipiente tendencia arquitectónica

Finalizado el análisis valórico del edificio Sede de la Sociedad de Escritores de Chile y con el fin de poner esta ex vivienda en el contexto general de la obra del arquitecto Julio Machicao, es preciso referirse al conjunto de sus edificaciones ubicadas en esta misma calle, construidas en el mismo período. De este análisis podemos asegurar que nos encontramos frente a una “tendencia arquitectónica” que no se trata de solo un caso aislado. Aquí la originalidad no radica en plantear un lenguaje formal nuevo sino que, en la capacidad de síntesis de sus autores, donde sus referentes superan una condición de elementos arquitectónicos provenientes de épocas históricas diversas, introduciendo figuras y símbolos de nuestra propia cultura, elementos provenientes de otrora, nuevas disciplinas como del diseño gráfico y la valoración de una factura especializada.

Por otra parte, esta corriente arquitectónica comprende tanto un nuevo concepto formal integrado a un primer modernismo –dada la importancia funcional del proyecto, los sistemas constructivos y materialidad empleados– y asimismo cierta singularidad, que en un amplio sentido, le atribuye un valor regional o por lo menos local. En el sector de calle Almirante Simpson se concentran a lo menos cuatro obras del arquitecto de similar tratamiento formal.

A los casos indicados podemos sumar, como hemos mencionado anteriormente, algunas de las obras de Ricardo González Cortes, específicamente el edificio de la Caja del Seguro Obrero, actual Ministerio del Trabajo y el edificio de la Caja de Crédito Hipotecario; el pabellón de la Exposición Iberoamericana de Sevilla del arquitecto Juan Martínez, del año 1929, como también obras de Luciano Kulczewski García, Eduardo Cóstabal Z., Alberto Álamos R. y Humberto Bravo, entre otros.

Pocos son los ejemplos de este período histórico que tienen el reconocimiento oficial de patrimonio arquitectónico en la ciudad de Santiago y consideramos de cierta urgencia proteger aquellos edificios similares al aquí estudiado. Cada vez, con más frecuencia, se derriba, en el centro y pericentro de la ciudad de Santiago, una cantidad importante de obras provenientes de esa época aun poseyendo un carácter patrimonial indiscutible. Lamentablemente, es frecuente que lo valioso derribado dé paso a nuevas construcciones que, en muchos casos, son de dudosa calidad arquitectónica y más bien corresponden a elementos comercialmente atractivos.

En lo referente a las viviendas comentadas, algunas ya han sido intervenidas, a nuestro juicio de manera inadecuada, restando cierto valor al conjunto. A pesar de lo anterior, aún se encuentran inmuebles que permanecen en buen estado de conservación y que han manteniendo su uso original, lo que a nuestro juicio, hace que estas viviendas conformen todavía un conjunto perfectamente unitario, meritorio a la gestión para que sean definitivamente protegidas por Ley.

 

Notas

1 Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, FONDART Proyecto de Investigación n.º 66361.

4A la que fueron convocados los países sudamericanos que habían sido colonia de España, con objeto de reconstruir un nuevo vinculo acorde a las nuevas condiciones de las nuevas repúblicas.

5Francastel, 1993, capítulos 1 y 2.

6Asociación de Arquitectos de Chile, 1930, p. 551.

7Villagrán, 1989, p. 287-395.

 

Bibliografía

ASOCIACIÓN de Arquitectos de Chile. Revista de arquitectura y arte decorativo. Santiago, s.n. 1930. 582 p.

BASÁEZ, Patricio y CAMPOS, Alicia. Expediente declaratoria de monumento histórico del edificio Sede Sociedad de Escritores de Chile, Casa del Escritor. Proyecto FONDART n.° 66361. 2008. 72 p. (Sin publicar)

FRANCASTEL, Pierre. Sociología del arte. Madrid, Alianza. 1993. ISBN 84-206-1568-4

REVISTA Zigzag. (34): s/p, 1905.

VILLAGRÁN, José. Teoría de la arquitectura. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Dirección de Publicaciones. 1989. 530 p.

 


Fecha de recepción: 25.06.13
Fecha de aceptación: 05.05.14