doi 10.4067/S0718-83582012000300002

 

Normas, sentido de comunidad y colectivismo comunal en un contexto de edificios en altura1

 

Yung Yau2

2Profesor asociado, Department of Public and Social Administration City, University of Hong Kong, Región Administrativa Especial de Hong Kong, República Popular China.


Resumen

La disposición de los residentes a intervenir es un determinante crucial en lo que respecta a la habitabilidad de sus barrios. En ciudades que cuentan con edificios en altura, los acuerdos de propiedad de la mayoría de las viviendas privadas requieren del colectivismo entre vecinos respecto a una gran cantidad de temas comunales. El influyente teorema de Mancur Olson sobre el parasitismo sugiere que una acción colectiva no puede ser iniciada o sostenida si esta no prueba ser beneficiosa para cada una de las personas involucradas. Sin embargo, gran parte de los residentes de barrios en altura están activamente involucrados en acciones colectivas; este fenómeno requiere de una explicación frente a la desviación que ocurre en relación a la predicción teórica. Con el objetivo de comprender por qué algunas personas están dispuestas a participar y otras no, este estudio analiza los resultados de una encuesta estructurada, realizada a residentes de viviendas privadas en Hong Kong. Si bien el modelo de interés colectivo sirve como un punto de partida teórico para este estudio sobre participación de residentes en asuntos vecinales, el foco de este análisis está puesto en la importancia de las normas y el sentido de comunidad dentro del colectivismo comunal. Dada la recurrente producción de bienes públicos para un barrio (limpieza y seguridad pública), se espera que los residentes participen en repetidos "juegos de acción colectiva". De acuerdo a algunos teóricos, las normas sociales juegan un papel importante en la definición del comportamiento colectivo de las personas, especialmente en estos juegos de repetición. Los resultados del análisis muestran que, además de los frecuentemente citados costos y beneficios selectivos, las normas sociales y el sentido de comunidad son importantes determinantes de colectivismo comunal en viviendas de gran altura en Hong Kong. Los resultados de esta investigación proporcionan políticas trascendentales e implicaciones prácticas sobre vivienda y gestión comunal para un importante número de ciudades que cuenten con edificios en altura.

PALABRAS CLAVE: ACCIÓN COLECTIVA; MODELO DE INTERÉS COLECTIVO; GOBIERNO COMUNAL; SENTIDO DE COMUNIDAD; NORMAS SOCIALES.


 

Introducción

Un correcto mantenimiento de la vivienda es propicio para lograr, de muchas maneras, la sustentabilidad urbana en todas las ciudades del mundo. En primer lugar, se retrasa la demolición de viviendas ya que una reparación oportuna y mantención periódica incrementan la vida económica de estas construcciones3. Además, protege la vida y seguridad de sus ocupantes al garantizar la habitabilidad del entorno residencia4 y ayuda a preservar el valor activo de las propiedades5. A pesar de su importancia, el apropiado mantenimiento de la vivienda no es automático. La mala administración y el deterioro son problemas comunes que afectan a las viviendas privadas6,7,8. Estos problemas son particularmente serios en las viviendas plurifamiliares (VP), en donde todos los dueños de viviendas son responsables de la administración de espacios comunes9,10. Para efectos de este estudio, las VP son espacios residenciales que cuentan con elementos de copropiedad, como por ejemplo edificios, condominios, viviendas cooperativas y urbanizaciones de interés común.

Para una correcta mantención de VP se necesita de la participación activa de los residentes, sin embargo, el manejo de los espacios comunes es, en esencia, un típico ejemplo de acción colectiva. Existe una gran cantidad de trabajos sobre la participación vecinal en el manejo de viviendas11,12,13,14, no obstante, la mayoría de estos estudios están enfocados en las razones o beneficios de la participación vecinal en procesos de gestión o administración. Solamente una pequeña cantidad de análisis ha intentado abordar la toma de decisiones de los residentes desde el punto de vista de la participación. Dada su naturaleza de generar acción colectiva, el manejo de VP es propenso a sufrir del problema del parasitismo. Si bien algunas teorías sobre economía sugieren que individuos racionales evitarán contribuir con el suministro de bienes colectivos, es cierto que no todos los residentes desconocerán su participación en asuntos vecinales. Por lo tanto, resulta interesante estudiar el cálculo racional de residentes de VP en altura en relación a su participación en temas de gestión de viviendas e identificar los determinantes de su comportamiento de participación. Se presta especial atención a los efectos provocados por dos factores sociales, a saber, normas y sentido de comunidad. Algunos estudios sugieren que las normas sociales pueden explicar el comportamiento de participación de habitantes de este tipo de viviendas 15,16. Por su parte, se ha identificado que el sentido de comunidad actú a como catalizador al llevar a los residentes a participar en actividades vecinales 17. Empero, las consecuencias de estos dos factores en la gestión de viviendas en un contexto de edificios de gran altura aún necesitan ser exploradas.

Hong Kong sirve como laboratorio para este estudio gracias a la popularidad de sus edificios residenciales de gran altura. Más aun, la participación en la gestión de viviendas en esta ciudad es virtualmente voluntaria, debido a la ausencia de leyes que exijan la creación obligatoria de asociaciones de vecinos. A pesar de que sólo una ciudad es analizada, los resultados de esta investigación ofrecen algunas ideas sobre participación vecinal que pueden ser utilizadas en otros lugares que presenten un creciente número de viviendas en régimen de copropiedad o urbanizaciones de interés común, particularmente en ciudades que cuentan con una considerable cantidad de edificaciones de gran altura en Asia (Shanghái, Singapur y Tokio) y América Latina (Buenos Aires y Sao Paulo).

En primer lugar, esta investigación analiza el dilema de la acción colectiva en el manejo de VP y sus respectivas soluciones. Luego, se ofrece una perspectiva sobre la administración de viviendas privadas en Hong Kong. A continuación, se presenta el desarrollo del marco analítico de este estudio seguido por la metodología de investigación. Asimismo, se realiza una descripción de los datos y resultados del análisis. Luego se discuten las implicaciones de los resultados de esta contribución. Por último, se presenta la conclusión de este estudio junto con una agenda para futuras investigaciones.

 

Cálculo racional sobre participación vecinal en el manejo de VP

A diferencia de las viviendas unifamiliares, las VP en altura son difíciles de administrar debido a que abarcan tanto las esferas públicas como privadas. Dentro de la esfera privada, cada dueño de vivienda cuenta con el derecho exclusivo a utilizar y ocupar su propio espacio. Por su parte, la esfera pública incorpora las áreas comunes de las VP, tales como halls, pasillos de acceso, escaleras, ascensores, conductos de servicio y bombas de agua. Todo propietario que habite una VP es copropietario de estos elementos comunes y en conjunto debe administrar, mantener y asumir las responsabilidades que conlleva esa misión. En otras palabras, los copropietarios son social, legal y financieramente interdependientes en relación al uso, manejo y mantención de las áreas e instalaciones comunes dentro de un complejo de VP18. Si bien en la mayoría de los casos la administración financiera de las VP puede quedar en manos de un administrador profesional, la participación vecinal sigue siendo necesaria 19, 20, 21. A veces se dan casos donde un administrador con facultades para ocuparse de las propiedades de los residentes actúa para obtener beneficios personales 22. Frente a este escenario, los residentes tienen que hacer valer sus derechos y obtener sus propios beneficios. Con el propósito de crear y mantener condiciones de habitabilidad adecuadas para el presente y para el futuro, los habitantes de VP deben involucrarse activa y directamente en sus respectivas comunidades.

 

El dilema del colectivismo dentro de la participación en la gestión de viviendas

Las acciones colectivas en el manejo de VP están descritas como el suministro voluntario de bienes públicos23. A pesar de los beneficios tangibles e intangibles derivados de un correcto manejo de viviendas (un entorno más limpio y seguro, bajos índices de delincuencia y alto valor activo), la participación (o disposición a participar) de cada residente se ve con frecuencia afectada por factores financieros y de tiempo 24. Esto se debe a que el involucramiento en la gestión de viviendas requiere de mucho trabajo. Las acciones colectivas generalmente necesitan tiempo, sin embargo, esta unidad es finita y el aporte en tiempo no puede ser físicamente removido de cada individuo (la participación de un individuo consume el tiempo de esta persona y no el de otra)25. De este modo, existe un límite relacionado al tiempo que una persona destina a actividades colectivas. Así se explica por qué esta unidad es generalmente considerada como el último recurso de una acción colectiva.

De hecho, la teoría de elección racional ofrece una explicación más amplia sobre no participación; esta teoría propone que los beneficios obtenidos por los vecinos del efecto marginal de su esfuerzo participativo para producir bienes públicos son superados por los costos de su participación26, 27. Si las personas comprenden que los beneficios resultantes de su involucramiento no son suficientes para cubrir costos asociados (tiempo), no tiene sentido para ellos malgastar su tiempo en actividades relacionadas a la gestión de viviendas. En otras palabras, la no toma de acciones, o la no participación, se convierte en una elección racional si el beneficio personal que se obtiene al involucrarse en alguna acción es menor al costo personal resultante de ese esfuerzo.

Sin embargo, debido a las características de los conceptos de "no exclusión", "no competencia" y "provisión conjunta" de bienes públicos, la acción colectiva siempre se enfrenta al problema del parasitismo 28,29, 30. Gran parte de los resultados de una correcta administración de VP se traducen en bienes públicos. Por ejemplo, resulta prácticamente imposible que un residente de un edificio de departamentos impida que sus vecinos disfruten de áreas comunes limpias e higiénicas. El dilema de la acción colectiva predice que un individuo racional que busca maximizar utilidades o bienes mostrará una tendencia a obtener beneficios de los esfuerzos de sus vecinos, mientras que a su vez, otros vecinos se comportarán de la misma forma. Todos los vecinos actuarán de manera oportunista y no existirá cooperación entre ellos. Al final, no se generarán bienes públicos 31, 32,33.

Uno de los enfoques para iniciar acciones colectivas es el uso de incentivos selectivos, el cual corresponde al beneficio que una persona obtiene por el único hecho de ser parte de estas acciones, independientemente si logra proporcionar algún tipo de bien público34. En el caso del manejo de VP, los incentivos selectivos pueden tomar varias formas, como por ejemplo incentivos (honorarios para aquellas personas que participan colectivamente) o castigos (sanciones sociales en contra de aquellas personas que no participan colectivamente). Empero, los incentivos selectivos distan mucho de ser la solución al dilema de la acción colectiva, ya que su único resultado es una cooperación marginal o un tipo de cooperación inestable de corto plazo35, 36. Por su parte, Olson ofrece una visión demasiado pesimista sobre la espontaneidad de las acciones colectivas debido a su suposición de que los individuos racionales tienden a calificar su propio aporte al suministro de bienes públicos como insignificante. De hecho, la participación de individuos racionales en acciones colectivas está generalmente determinada por un interés colectivo, el cual es una combinación de demandas individuales por bienes públicos y percepciones de eficacia individual y grupal en la entrega colectiva de estos bienes 37, 38. Visto de otra manera, además de los costos y beneficios personales, las percepciones sobre cómo una persona y un grupo influencian los resultados a nivel colectivo también son de importancia dentro del proceso de toma de decisiones.

 

Normas y acciones colectivas

Además de ser explicadas por la teoría de elección racional, las acciones colectivas también son definidas por teorías pertenecientes a la sociología, como por ejemplo el modelo de conformidad normativa. Bajo este esquema, los individuos están motivados a contribuir a la generación de bienes colectivos debido a obligaciones morales o normas sociales39. Las normas sociales son estándares de comportamiento basados tanto en creencias ampliamente difundidas sobre cómo una persona debe actuar ante una situación determinada, así como en formas de operar que no están ligadas a la obtención de un resultado determinado40. Estas convenciones son adquiridas ya sea mediante el aprendizaje social, imitación o presiones de conformidad que están en contra de todo tipo de desviación. De estas normas sociales, existen dos que están vinculadas a las acciones colectivas, estas son la "norma de justicia" y el "kantianismo cotidiano" 41. La primera motiva al individuo a participar debido a la gran cantidad de personas involucradas. La segunda, por su parte, no toma en cuenta las acciones de otros individuos. Una persona decide participar si considera que la cooperación universal, y no la deserción universal, es mejor para todos.

El cumplimiento de las normas kantianas está basado en la creencia de los miembros de una agrupación determinada, la cual dicta que tales normas son indispensables para el correcto funcionamiento del grupo, más allá de la coacción o el cálculo instrumental de costos y beneficios. De esta manera, las personas ajustan su comportamiento a estas normas, las cuales están internalizadas como correctas y apropiadas en vez de ser aceptadas por temor a recibir algún tipo de castigo por no obedecerlas42, 43. Por su parte, la norma de justicia juega un rol más importante en los "juegos de repetición" y se basa mayormente en sanciones sociales (culpa y exclusión) como medio para garantizar cooperación. De hecho, gran parte de los temas de gestión en VP presentan características de juegos de repetición. Por ejemplo, las personas pueden escoger si asisten o no a eventos periódicos como reuniones vecinales y jornadas de limpieza. Así, las normas sociales asoman como elementos fundamentales en el cálculo de participación vecinal. Cuando estas normas son integradas en un proceso racional de toma de decisiones, los individuos optarán por participar ya que su ausencia se verá traducida en algún tipo de castigo en futuros eventos44. Asimismo, las personas son sancionadas o socialmente rechazadas si no cumplen sus deberes de residentes responsables, como por ejemplo no participar activamente en el manejo de su vivienda.

Si bien las explicaciones en términos de normas sociales son frecuentemente vistas como una alternativa cultural o estructural a modelos racionales, estas no escapan del análisis costo-beneficio45, 46. Por ejemplo, una persona puede dejar de actuar moralmente si el costo de aquella acción es excesivamente alto. Además, una persona puede actuar siguiendo alguna norma si esta acción concede beneficios a otras personas, incluso a costa de sí mismo. De lo anterior mencionado, no se observan incongruencias en la incorporación de normas sociales dentro de urbanizaciones de interés común.

 

Sentido de comunidad y acciones colectivas

Independiente de la conformidad ante normas sociales, las acciones colectivas tienden a ocurrir cuando miembros de un grupo determinado se encuentran geográficamente cerca unos de otros, existen bajos índices de deserción y se comparten intereses comunes47, 48. En VP, un número importante de vecinos vive a poca distancia entre sí dentro de un espacio reducido, de modo que las probabilidades de encuentro son considerablemente altas49. Asimismo, un ambiente seguro, limpio y agradable tiende a ser un objetivo compartido por todos los habitantes de un complejo determinado. A este respecto, se forma una comunidad entre residentes que comparten intereses e identificación comunes; de este modo, el comunitarismo puede ser una fuerza motriz para la participación vecinal en actividades de gestión de viviendas. El sentido de comunidad, que esencialmente es "un sentimiento donde los miembros se importan los unos a los otros y al grupo; y una fe compartida donde las necesidades de los miembros serán atendidas mediante el compromiso de estar juntos"50, puede facilitar al grupo poder trabajar en equipo51. En este aspecto, se ha identificado un vínculo entre el sentido de comunidad y la eficacia del grupo vecinal52. También existen evidencias sobre el efecto catalizador ejercido por el sentido de comunidad a la hora de estimular acciones voluntarias colectivas tales como el fomento de la participación dentro de un conjunto residencial53,54.

 

Visión general sobre el manejo de VP en Hong Kong

En Hong Kong, prácticamente todas las VP están regidas por el modelo de copropiedad. Bajo este sistema, los dueños de cada una de las viviendas son propietarios en conjunto de todo el complejo residencial55, 56. Visto de otra manera, en vez de "ser dueños" de sus propias viviendas, cada propietario posee una parte del conjunto residencial, incluyendo el terreno sobre el que fue construido el complejo. El título de propiedad otorga a sus dueños derechos exclusivos a ocupar y utilizar sus espacios. Al mismo tiempo, las responsabilidades derivadas de la administración de áreas comunes (halls, pasillos de acceso, escaleras, ascensores y conductos de servicios) son compartidas por todos los copropietarios. En la mayoría de estos casos, el manejo y control de espacios comunes están regidos por una cláusula de mutuo acuerdo (CMA), el cual es un convenio que compromete a todos los copropietarios de un conjunto residencial determinado57, 58. En caso de accidentes o lesiones que ocurran en los espacios comunes de uno de estos complejos, todos los copropietarios son solidariamente responsables.

De esta manera, la administración de espacios comunes dentro de un complejo residencial requiere del consentimiento y cooperación de todos los copropietarios. Desgraciadamente, la negociación y coordinación entre todos los involucrados exige una gran cantidad de recursos. Como una forma de facilitar el manejo diario de la vivienda, los copropietarios pueden designar a un administrador para dirigir todo el conjunto residencial a nombre de ellos. Además de la nominación de un administrador, los copropietarios pueden formar una corporación de propietarios (CP). Esta CP es una entidad independiente encargada de actuar legalmente en representación de todos los copropietarios de un complejo residencial. Respaldado por la CMA y por la Ordenanza de Administración de Edificios, la CP ayuda a copropietarios a administrar los espacios comunes dentro de sus conjuntos residenciales, resguardar sus intereses y resolver disputas entre vecinos. Esta entidad también está facultada para hacer cumplir los acuerdos alcanzados en las reuniones vecinales. Más importante todavía, la CP tiene el poder de designar, poner término y monitorear la labor del administrador.

Sin embargo, en Hong Kong la participación vecinal en la gestión de viviendas es de carácter voluntario. Dicho de otra forma, los residentes pueden escoger si participan o no en estas actividades. Algunas investigaciones previas sugieren que en Hong Kong los dueños de viviendas privadas no participan activamente en estas actividades59, 60. Lo que es peor, 7.000 de 40.000 edificios privados no cuentan con administrador o algún tipo de asociación de vecinos61.

 

Marco analítico sobre colectivismo en el manejo de VP en Hong Kong

Visión general sobre el modelo de interés colectivo

Para analizar la participación vecinal en el manejo de VP en altura, se realizó un estudio empírico centrado en departamentos privados de Hong Kong, mediante la utilización del modelo de interés colectivo (MIC), el cual fue desarrollado basado en la lógica de Mancur Olson sobre acción colectiva62. Este modelo fue escogido debido a que abarca costos y beneficios a nivel personal e interés colectivo. El MIC es un modelo de cálculo racional en relación a la provisión de bienes públicos frente a la presencia de parasitismo63. Asimismo, el MIC cuenta con la ventaja de poseer una verificación empírica de alto nivel. Incluso, el MIC incorpora dentro del modelo empírico factores tales como la conformidad ante normas sociales y el sentido de comunidad, los cuales son el centro de esta investigación. Teóricamente, el MIC plantea que individuos racionales escogen participar en acciones colectivas cuando el valor estimado de su participación es mayor al valor estimado de su ausencia64. El valor estimado de una acción colectiva es calculado por individuo racional de acuerdo a los siguientes factores:

(1) valores percibidos de bienes públicos derivados de una acción colectiva exitosa (V);

(2) incremento de la probabilidad de éxito si el individuo participa (pi);

(3) probabilidad de éxito de la acción de un grupo (pg);

(4) costo selectivo de la participación de un individuo (C); y

(5) beneficio selectivo de la participación de un individuo (B).

Matemáticamente,

EV (Participación) = (V×pg×pi ) – C + B (Ecuación 1)

El MIC sugiere que la decisión racional de un individuo sobre su participación en una acción colectiva depende de incentivos selectivos (beneficios selectivos menos costos selectivos) y una serie de variables de interés colectivo65. Estas variables incluyen el valor percibido de bienes públicos, auto eficacia y la eficacia colectiva del grupo al suministrar bienes públicos. Se entiende por auto eficacia la habilidad de comprender y lograr una participación efectiva e influir en la obtención de resultados a nivel colectivo. Por su parte, eficacia colectiva hace referencia a la convicción de un grupo de lograr exitosamente los resultados colectivos esperados. La incorporación de estas variables de interés colectivo dentro del MIC sugiere que la participación de un solo individuo significa un incremento marginal en las posibilidades de obtener un bien público; de este modo, la unidad grupal es necesaria para lograr el éxito. Esta premisa es la base de la lógica de los polizones en el MIC, el cual indica que el valor estimado de una acción colectiva está condicionado por el comportamiento del resto de los miembros del grupo. Es por esto que el MIC ha sido ampliamente utilizado para explicar distintos tipos de colectivismo, como por ejemplo actividades políticas66, 67 y activismo medioambiental68, 69, 70.

 

Especificación del modelo y definiciones de variables para efectos del estudio empírico

El MIC es una herramienta nueva dentro de la investigación en el ámbito de la vivienda. Existen pocos estudios donde se ha empleado este modelo para entregar una explicación empírica sobre el comportamiento de residentes en relación a su participación en la gestión de viviendas71, 72. Esta investigación prueba la aplicabilidad del MIC al colectivismo dentro del manejo de viviendas mediante el uso de mínimos cuadrados ordinarios (MCO). A pesar de su estructura multiplicativa, el MIC se transforma en una especificación aditiva lineal simple (la variable dependiente de primer grado es utilizada como función de la suma de todas las variables independientes de primer grado). (Ver Ecuación 1). Esta conversión está bien respaldada, ya que otras formas funcionales como la especificación logarítmica doble (logaritmo de variable dependiente utilizado como función de la suma de logaritmos de todas las variables independientes) no superan las cualidades empíricas de la especificación aditiva lineal73. Además, los resultados de un análisis basado en especificaciones logarítmicas dobles son sensibles a las escalas de medición y al re-escalamiento. En este sentido, el MIC de la Ecuación 1 es adaptado a:

EV (Participación) = V+pg+pi–C+B (Ecuación 2)

Para agilizar la recolección de datos, las variables de la Ecuación 2 son descompuestas o transformadas en factores prácticos (ver tabla 1). La teoría de elección racional sugiere que un individuo racional participará en actividades de gestión de viviendas si el valor estimado de su participación resulta ser positivo y el nivel de participación aumenta de acuerdo a este valor. Dado que EV (Participación) no es una unidad de fácil observación, el nivel de participación es adoptado como la variable dependiente del análisis. Se utiliza una escala de cinco puntos (5= muy a menudo; 4= a menudo; 3= a veces; 2= pocas veces; y 1= nunca) para medir el nivel de participación vecinal en cuatro tipos de actividades administrativas, estas son, a) asistencia a reuniones vecinales; b) expresar opiniones en reuniones vecinales; c) votar en reuniones vecinales; y d) organizar actividades vecinales. El nivel de participación promedio, PART, es utilizado como la media aritmética de los puntos obtenidos en estas cuatro categorías.

 

Tabla 1: Factores prácticos del análisis empírico.

Variable Modelo de Interés Colectivo (MIC)

Variable del modelo práctico

Valor estimado de la participación (EV)

Nivel de participación (PART)

Valor percibido de los bienes colectivos (V)

Nivel de descontento (DISC)

Eficacia del grupo (pg)

Reciprocidad estimada (EXRE)

Sentido de comunidad (SOC)

Eficacia personal (pi)

Influencia sobre el resultado final (INFL)

Costos selectivos (C)

Género (MALE)

Edad (AGE)

Nivel de escolaridad (EDU)

Ingresos personales (INC)

Beneficios selectivos (B)

Enraizamiento residencial (RATT)

Membresía dentro de un comité (MEM)

Normas de justicia (NOF)

Kantianismo cotidiano (KAN)

 

El valor de un bien colectivo percibido de acuerdo a un residente, V, es indirectamente medido con su grado de descontento en relación a seis aspectos incluidos en los resultados de la gestión de viviendas, a saber, higiene ambiental, protección contra incendios, resguardo estructural, mantenimiento de servicios, seguridad y control de molestias. Los niveles de descontento son evaluados mediante el uso de una escala de cinco puntos (1= totalmente satisfecho y 5= totalmente descontento). El valor DISC es calculado por el promedio de los seis puntos relacionados al descontento (Alfa de Cronbach = 0,792). Debido a que un mejor estándar de gestión de viviendas es un bien colectivo, las personas que se encuentran afectadas por la situación en la que viven otorgarán más valor percibido a los bienes colectivos. Así, los niveles de participación y descontento se aprecian positivamente correlacionados.

La eficacia del grupo, Pg, definido como la probabilidad de éxito de un grupo de residentes a la hora de suministrar bienes colectivos, está medido por dos factores. El primero es la reciprocidad estimada, EXRE. Esta unidad está determinada mediante el uso de una escala de tipo Likert de cinco puntos (1= totalmente en desacuerdo y 5= totalmente de acuerdo) sobre el enunciado "otros miembros de su conjunto residencial participan en la gestión de viviendas tal como usted lo hace". El segundo factor es el sentido de comunidad, SOC. Para cuantificar este factor, nuevamente se utiliza la escala de Likert sobre los enunciados "mis vecinos y yo buscamos lo mismo dentro de este conjunto residencial", "puedo reconocer a gran parte de los vecinos de mi conjunto residencial", "me siento cómodo en mi conjunto residencial", "si existe un problema en mi conjunto residencial, los vecinos pueden resolverlo", y "por lo general, existen buenas relaciones entre los vecinos de mi conjunto residencial" (donde 1= totalmente en desacuerdo y 5= totalmente de acuerdo). Estos cinco enunciados fueron adoptados a partir del Índice de Sentido de Comunidad74; el promedio obtenido de la puntuación de cada pregunta determinará el valor de SOC (Alfa de Cronbach = 0,892). Teniendo en cuenta el colectivismo presente en la gestión de viviendas, un individuo puede percibir que no podrán obtenerse bienes colectivos frente a la ausencia de opiniones y acciones conjuntas entre todos o gran parte de los vecinos. De esta manera, se puede decir que los vecinos con mayores niveles de reciprocidad estimada y sentido de comunidad son más participativos en actividades de manejo de viviendas.

La auto eficacia, Pi, es una unidad determinada por la influencia personal percibida sobre el resultado final en la gestión de viviendas, INFL. Este último valor hace referencia a la convicción de un individuo de que su participación en actividades de manejo de viviendas incrementarán las posibilidades del grupo de suministrar bienes colectivos. La medida en la que un residente considera que su participación en este tipo de actividades marcará una diferencia con respecto a la calidad de su lugar de residencia es calculada mediante el uso de la escala Likert (1= totalmente en desacuerdo y 5= totalmente de acuerdo). Se estima que vecinos que cuenten con una mayor percepción sobre su influencia personal en el resultado final en la administración de viviendas tendrán una mayor participación en temas de gestión a nivel vecinal.

Si bien el tiempo es generalmente considerado como el costo final dentro de la participación personal en una acción colectiva75, la habilidad de un individuo de pagar el costo selectivo de participación, C, también está determinada por la disponibilidad de dinero, conocimiento y habilidades necesarias para una participación efectiva76. De esta manera, C, está determinado por cuatro variables demográficas incluidas en el modelo práctico. La unidad MALE es la variable ficticia, equivalente a 1 para varones y 0 en caso contrario. El valor AGE es una escala dividida en seis categorías para representar la edad de los residentes que fueron parte de la muestra (1= 18-24 años; 2= 25-34 años; 3= 35-44 años; 4= 45-54 años; 5= 55-64 años; 6= 65 años o más). El valor EDU corresponde a una escala dividida en seis categorías que indica el nivel de escolaridad alcanzado por los encuestados (1= enseñanza primaria o inferior; 2= enseñanza secundaria inferior; 3= enseñanza secundaria superior; 4= estudiante de enseñanza superior; 5= formación profesional superior; 6= grado universitario o superior). Por último, el valor INC está determinado por seis categorías que indican el ingreso mensual promedio de los encuestados (1= menos de HK$10.000; 2= entre HK$10.000 y HK$14.999; 3= entre HK$15.000 y HK$19.999; 4= entre HK$20.000 y HK$24.999; 5= entre HK$25.000 y HK$29.999; 6= HK$30.000 o más)77.

Se utilizaron cuatro variables para calcular los beneficios selectivos, B. La primera variable es el enraizamiento residencial, RATT, el cual hace referencia al vínculo afectivo que los individuos establecen con su barrio; es en estos lugares donde los encuestados muestran intenciones de permanecer y donde se sienten cómodos y seguros78. El enraizamiento residencial es el sentimiento de orgullo hacia el vecindario y la identificación con sus aspectos físicos79. Este sentimiento se ve beneficiado por los encuentros diarios entre los residentes con su entorno y vecinos80. En este sentido, los individuos expresan y refuerzan su sentimiento de enraizamiento a través del involucramiento en asuntos vecinales. En general, la participación en estas actividades se incrementa cuando las personas tienen un vínculo con sus barrios y se sienten identificados con ellos81. Para efectos de la medición del enraizamiento residencial, se utilizó la escala Likert (1= totalmente en desacuerdo y 5= totalmente de acuerdo) sobre el enunciado "usted siente orgullo de vivir en su conjunto residencial". El segundo elemento de beneficios selectivos es la membresía dentro de un comité, MEM, el cual es una variable ficticia equivalente a 1 para miembros de una asociación vecinal y 0 en caso contrario. Por lo general, la gente busca y obtiene beneficios de identidades sociales positivas asociadas a sus grupos82. Asimismo, una persona puede forjar y expresar su identidad como miembro del comité de una asociación vecinal a través de la participación activa en la gestión de viviendas. De esta manera, se estima que los niveles de participación aumentan cuando un individuo siente un fuerte apego a su barrio y es miembro del comité de una asociación vecinal dentro de su conjunto residencial.

A continuación se presentan dos variables pertenecientes a la esfera de las normas, estas son la norma de justicia, NOF, y el kantianismo cotidiano, KAN. Como se ha discutido anteriormente, la no adaptación a ciertas convenciones puede acarrear sanciones sociales (rechazo social). Esto significa que la conformidad a las normas se traduce en beneficios selectivos para los involucrados. Para evaluar estas dos variables se utilizó la escala Likert (1= totalmente en desacuerdo y 5= totalmente de acuerdo) sobre los enunciados: "¿Está de acuerdo en participar en actividades de gestión de viviendas si sus vecinos son parte activa de estas?" y "¿está de acuerdo en que la participación en actividades de gestión de viviendas debe ser una obligación que cada vecino debe cumplir?" Se estima que la presencia de residentes en estas actividades sería mayor si la participación incorporase las normas de justicia y el kantianismo cotidiano.

Para facilitar la interpretación de resultados, todas las mediciones no dicotómicas, incluyendo las variables dependientes, están re-escaladas linealmente a un rango continuo [0,1] previo a la estimación modelizada.

 

Datos analizados: fuentes y descripciones

La información analizada fue recogida de una encuesta estructurada auto-gestionada llevada a cabo en Hong Kong, entre los meses de mayo y agosto de 2011. El objetivo de este sondeo fue obtener los datos necesarios para poder realizar un estudio empírico. Asimismo, antes de su lanzamiento, esta encuesta fue probada y mejorada de acuerdo a comentarios entregados por evaluadores. A pesar de los altos costos que implicó el proceso de recolección de datos, la opción de realizar entrevistas personales auto-gestionadas y el uso de un cuestionario previamente elaborado logró maximizar el número de encuestados. Además, se explicaron los términos o conceptos contenidos en el cuestionario en caso de no ser entendidos por los entrevistados. Así se logró comprender de una mejor manera las preguntas que estaban siendo planteadas a los encuestados.

Las áreas urbanas de Shatin y Taipo, localizadas en Hong Kong, fueron escogidas para llevar a cabo la encuesta. Estos distritos son relativamente nuevos, ambos datan de la década de los ’70 y fueron seleccionados por dos razones. La primera de ellas es que estos barrios poseen una distribución relativamente homogénea en términos de edad, ingresos familiares y escolaridad83. Esto contribuyó a reducir sesgos en el proceso de selección de muestras. La segunda razón es que, tal como lo indica el censo 2006, los habitantes de estos barrios muestran altos niveles de movilidad84. Dado que el sentido de comunidad depende de la estabilidad residencial, la selección de estos distritos como áreas de estudio facilita el muestreo de los encuestados en relación a los distintos niveles contenidos dentro del sentido de comunidad.

Emplazados en ambos distritos, un total de 64 complejos residenciales particulares en altura, regidos por un sistema de copropiedad, fueron estudiados al azar. Estos conjuntos poseen al menos diez pisos y varían desde edificios independientes y complejos residenciales compuestos construidos sobre plantas comerciales hasta urbanizaciones residenciales de gran escala. Además de presentar diferencias en lo que refiere al entorno físico, estos complejos varían en términos de antigüedad y modalidades de gestión, ofreciendo así una muestra diversificada para ser analizada. Las figuras 1 y 2 muestran dos de los conjuntos residenciales analizados. Novecientas viviendas fueron escogidas al azar dentro de estos 64 complejos residenciales. Sobre tres intentos para poder acceder a los residentes de estas unidades seleccionadas, un total de 417 personas (46,3%) fueron exitosamente entrevistadas.

Las Tablas 2 y 3 ofrecen el resumen de las características demográficas de los encuestados y su patrón de respuesta media. En términos generales, las personas de sexo masculino predominaron la encuesta, representando el 71,5% del total de encuestados. Asimismo, se registró un alto nivel de escolaridad entre las personas que fueron parte de esta muestra; en este apartado, el 65% de los entrevistados se ubicó como mínimo en el nivel de enseñanza superior. De acuerdo a la Tabla 3, gran parte de las variables poseen una media de 0,4 y 0,6 después del re-escalamiento. Por su parte, el nivel de descontento, DISC, muestra el menor grado de desviación estándar entre todas las variables. Finalmente, el 4% de los encuestados declaró ser miembro del comité de una asociación vecinal.

 

Resultados del análisis explicativo

La Tabla 4 ofrece un resumen de los resultados obtenidos del análisis basado en MCO. El R-cuadrado ajustado es de 0,57, cifra comparable con resultados de otros estudios empíricos que utilizan el MIC. Los frutos de este análisis confirman una serie de aspectos relativos al MIC. Así, todas las variables de interés colectivo muestran una importante y positiva correlación con los niveles de participación vecinal (5%), demostrando que el descontento, reciprocidad estimada, percepción del sentido de comunidad e influencia personal son aspectos a considerar dentro del cálculo racional centrado en un individuo promedio. Sobre el impacto ejercido por características demográficas, se sugiere que elementos como el género, la edad y el nivel de ingreso están correlacionados con las tasas de participación; sin embargo, se observó que individuos con altos índices de escolaridad demostraron ser más participativos. Por su parte, todas las variables de beneficio selectivo muestran una importante y significativa relación con los niveles de participación vecinal (de al menos un 10%). Entre las doce variables, el sentido de comunidad posee el valor más alto de coeficiente estimado en términos absolutos (0,2019), seguido por la membresía dentro de un comité (0,1864) y el nivel de descontento (0,1411).

 

Figura 1: New Town Plaza, Shatin.

 

Figura 2: Tai Po Centre, Taipo.

 

Tabla 2: Características demográficas de los encuestados.

Característica

Conteo (n = 417)

Porcentaje (%)*

Género

Masculino

298

71.5

Femenino

119

28.5

Edad

18-24 años

20

4.8

25-34 años

38

9.1

35-44 años

121

29.0

45-54 años

144

34.5

55-64 años

74

17.7

65 años o más

20

4.8

Nivel de escolaridad

Enseñanza primaria o inferior

9

2.2

Enseñanza secundaria inferior

30

7.2

Enseñanza secundaria superior

99

23.7

Estudiante de enseñanza superior

49

11.8

Formación profesional superior

95

22.8

Grado universitario o superior

135

32.4

Ingreso mensual

HK$9.999 o inferior

27

6.5

Entre HK$10.000 – HK$19.999

81

19.4

Entre HK$20.000 – HK$29.999

146

35.0

Entre HK$30.000 – HK$39.999

108

25.9

Entre HK$40.000 – HK$49.999

33

7.9

HK$50.000 o superior

22

5.3

Nota: * Algunas cifras no se pueden sumar exactamente debido al redondeo

 

Tabla 3: Patrón de respuesta media de los encuestados antes y después del re-escalamiento.

Variable

Rango

Antes del re-escalamiento

Después del re-escalamiento

Media

&sigma

Media

σ

PART

1=nunca <> 5= muy a menudo

3.02

0.68

0.51

0.17

DISC

1=totalmente satisfecho <> 5=totalmente descontento

3.16

0.48

0.54

0.12

EXRE

1=totalmente en desacuerdo <> 5=totalmente de acuerdo

3.04

0.94

0.51

0.23

SOC

1=totalmente en desacuerdo <> 5=totalmente de acuerdo

3.36

0.89

0.59

0.22

INFL

1=totalmente en desacuerdo <> 5=totalmente de acuerdo

3.16

1.00

0.54

0.25

MALE

0=femenino; 1=masculino

0.71

0.45

0.71

0.45

AGE

1=18-24 años <> 6=55 años o más

3.66

1.16

0.53

0.23

EDU

1=enseñanza primaria o inferior <> 6=grado universitario o superior

4.43

1.44

0.69

0.29

INC

1=HK$9.999 o inferior <> 6=HK$30.000 o superior

3.25

1.20

0.45

0.24

RATT

1=totalmente en desacuerdo <> 5=totalmente de acuerdo

3.01

0.86

0.50

0.22

MEM

0=no; 1=sí

0.04

0.20

0.04

0.20

NOF

1=totalmente en desacuerdo <> 5=totalmente de acuerdo

3.15

0.98

0.54

0.24

KAN

1=totalmente en desacuerdo <> 5=totalmente de acuerdo

3.34

0.83

0.59

0.21

 

Discusiones e implicaciones sobre los resultados de la investigación

La Tabla 4 muestra que el nivel de ingreso no juega un papel de importancia a la hora de determinar las tasas de participación. Este resultado es contradictorio en comparación con otras evidencias empíricas que sugieren que la participación en acciones colectivas aumenta de acuerdo al nivel de ingreso de los involucrados85. Una de las posibles explicaciones de esta desviación es que si bien las personas que perciben altos ingresos pueden contar con más recursos para participar en actividades colectivas, estas aprecian el costo en términos de tiempo. En este sentido, los beneficios percibidos respecto a la participación se ven afectados por este tipo de costo; así, la participación se convierte en una opción poco favorable para personas adineradas.

 

Tabla 4: Resultados estimados del análisis MCO.

Variable

Coeficiente

Error estándar

t-estadístico

Valor-p

Constante

0.0398

0.0433

0.9187

0.3588

Variables de interés colectivo

DISC

0.1411

0.0563

2.5070

0.0126

EXRE

0.0790

0.0316

2.5021

0.0127

SOC

0.2019

0.0426

4.7390

0.0000

INFL

0.0936

0.0426

2.1941

0.0288

Variables de costos selectivos

MALE

–0.0081

0.0128

–0.6339

0.5265

AGE

0.0380

0.0299

1.2702

0.2048

EDU

0.0703

0.0246

2.8530

0.0046

INC

–0.0041

0.0278

–0.1477

0.8826

Variables de beneficios selectivos

RATT

0.0660

0.0350

1.8848

0.0602

MEM

0.1864

0.0504

3.6980

0.0002

NOF

0.0771

0.0432

1.7830

0.0753

KAN

0.0643

0.0318

2.0214

0.0439

Variable dependiente:

PART

Número de observaciones:

417

R-cuadrado:

0.5821

R-cuadrado ajustado:

0.5697

Criterio de información Akaike:

–1.5246

Durbin-Watson estadístico:

1.8296

F-estadístico:

46.8945

p(F-estadístico):

0.0000

 

Sobre las variables de interés colectivo, los individuos se muestran más participativos cuando aumenta su nivel de descontento hacia los resultados en la gestión de viviendas; el resto de las variables permanece constante. Este hallazgo coincide con un estudio previo, el cual dice que los habitantes de viviendas privadas en Hong Kong adoptan un enfoque reactivo frente al colectivismo dentro de la administración de viviendas86. En esta línea, los involucrados tienden a permanecer alejados de este tipo de actividades, a menos que la prolongación de los problemas que los afectan los obligue a participar. En otras palabras, existe una gran brecha entre las expectativas y la condición que estén enfrentando los vecinos en cuestión, al punto que los beneficios colectivos obtenidos de una correcta gestión de viviendas deben ser lo suficientemente atractivos como para que los involucrados decidan participar activamente. Sin embargo, al margen del nivel de descontento, la percepción sobre la auto eficacia también juega un papel importante en la toma de decisiones relacionadas a la participación. Incluso cuando los beneficios colectivos derivados de la gestión de viviendas son vistos como positivos, los residentes involucrados se pueden mostrar reacios a participar si sienten que son incapaces de ejercer influencia sobre los resultados a nivel colectivo. No obstante, los coeficientes estimados de la Tabla 4 sugieren que el nivel de descontento posee una importancia relativa mayor que la auto eficacia a la hora de predecir el comportamiento de participación. De este modo, una persona que se considere con bajos niveles de auto eficacia aun se mostrará dispuesta a participar si su descontento hacia los resultados derivados de la gestión de viviendas se mantiene alto.

Por su parte, la relación positiva entre el nivel de participación y la reciprocidad estimada sugiere un sentimiento basado en la creencia que sus vecinos obtendrán recíprocamente más beneficios que costos de sus intervenciones. Asimismo, el nivel de participación se ve potenciado por el sentido de comunidad, así, residentes que tienen esta cualidad más desarrollada muestran más participación en asuntos de manejo de viviendas. Los resultados del análisis señalan que la percepción sobre eficacia colectiva de "grupos de residentes" influye en las decisiones de individuos en relación a su participación en la gestión de viviendas. Estos resultados también confirman las conclusiones de investigaciones previas, las cuales indican que la eficacia colectiva de un grupo condiciona las expectativas de sus miembros y determina su participación (o no participación) en asuntos vecinales 87. En la práctica, la participación vecinal es esencial dentro de la gestión de viviendas por muchos aspectos. Por ejemplo, se necesita de la aprobación de la mayoría de los copropietarios para formar una asociación vecinal, poner término al contrato de un administrador o elaborar un plan de mejoramiento para un edificio.

De acuerdo al análisis de resultados, la percepción que una persona tenga sobre su propia influencia determinará su participación en el manejo de viviendas. Mientras más eficaz se sienta un individuo, mayores son las probabilidades que esta persona participe activamente en este tipo de gestión. Sin embargo, los esfuerzos personales de un residente no son suficientes para fundamentar el concepto de colectivismo, de modo que el involucramiento de otros vecinos es considerado un factor valioso respecto a la decisión de participar de una persona. Más importante todavía, si un grupo de residentes no está unido o no conforma una unidad cohesionada, resultará difícil para ellos el poder actuar colectivamente y trabajar con miras a un mismo objetivo. La participación es imposible si un individuo cree que su grupo no puede operar efectivamente para lograr mejoras en el manejo de su VP. Este enfoque está respaldado por evidencia empírica, la cual indica que el coeficiente correspondiente al sentido de comunidad posee el valor más alto entre todas las variables de interés colectivo (ver Tabla 4). Se infiere entonces que, además de la percepción sobre auto eficacia, el cálculo de participación también depende en gran medida de la percepción que un individuo tenga sobre sus vecinos. Una persona no se sentirá motivada a ser parte de la gestión de viviendas si esta cree que sus vecinos obtienen provecho del trabajo de otros. Esto se trata de un tema de confianza entre todos. En algunos casos, si sólo un individuo, y no el resto de sus vecinos, decide participar, este probablemente perderá la confianza en lo que respecta al involucramiento de sus vecinos en futuras discusiones sobre gestión de viviendas. A menos que el valor global de los bienes colectivos sea lo suficientemente grande como para motivar la participación de un individuo en el manejo de VP, esta persona mostrará una tendencia a no participar en las próximas reuniones sobre temas de administración.

En esta línea, un enfoque basado en la construcción de lazos comunitarios, siguiendo la ideología del comunitarismo, resultaría beneficioso para promover la participación vecinal en la gestión de viviendas88. Distintos tipos de actividades sociales (paseos, fiestas de la primavera y celebraciones navideñas) pueden ser organizadas para crear un sentido de comunidad o un clima de buena vecindad en un contexto de VP. Asimismo, la organización de fiestas de bienvenida o programas de acogida pueden facilitar la integración de nuevos vecinos dentro de una comunidad residencial. Todas estas actividades permitirían a los vecinos conocerse más entre ellos y desarrollar una serie de valores a nivel de comunidad. Si bien se necesitan recursos para hacer efectivas estas actividades de construcción de lazos comunitarios, el gobierno podría considerar el ofrecimiento de apoyo y subsidios o actuar como organizador de estos eventos de manera proactiva. Así, además de la inversión a nivel comunitario, el uso de enfoques positivos y no destructivos (mediación) para resolver disputas entre vecinos asoma como una posible alternativa. Esto se debe a que en Hong Kong, gran parte de las disputas vecinales no son resueltas a tiempo y de manera amistosa; como consecuencia, estas rencillas resultan en demandas que destruyen las relaciones entre vecinos y afectan seriamente el sentido de comunidad y la confianza mutua.

Por su parte, las normas sociales también demostraron ser importantes a la hora de determinar la participación vecinal, aunque sus efectos no obtuvieron la relevancia de las variables de interés colectivo derivadas de las conclusiones empíricas. El establecimiento de normas de responsabilidad y justicia se traduce en mayores niveles de participación en la gestión de VP. Entonces, si se pretende promover la participación a nivel vecinal, convendría desarrollar estos dos tipos de normas sociales entre las personas involucradas. Sin embargo, en conjuntos residenciales donde la participación vecinal es poco frecuente, las normas de responsabilidad son más fáciles de elaborar que las normas de justicia. Esto se debe a que la segunda de estas convenciones involucra normas de no cooperación entre vecinos si la mayoría de ellos no contribuye con el desarrollo de bienes colectivos dentro del manejo de VP. La participación recíproca es posible solamente si la mayoría de los residentes forman parte de las actividades de gestión. En este aspecto, es necesario el fomento de la educación cívica para promover el desarrollo del kantianismo cotidiano. Además, gobiernos locales y académicos podrían entregar más información sobre los beneficios económicos de una correcta gestión de viviendas. De acuerdo a las conclusiones empíricas, es probable que las personas decidan no participar debido a la subestimación de los bienes colectivos derivados de esta gestión. Un mejor manejo de viviendas puede generar beneficios económicos (mayor valor de arriendo y una reducción en la indisponibilidad de servicios) y reducir pérdidas económicas asociadas a problemas dentro de un edificio (costos médicos e indemnizaciones a víctimas de accidentes en áreas comunes y pérdidas materiales causadas por robos). Una vez que los residentes visualicen los verdaderos valores de los resultados de la gestión de viviendas, se sentirán motivados a dedicar sus esfuerzos a la administración de sus conjuntos residenciales.

El entusiasmo generado por los incentivos relacionados a la participación en asuntos de gestión de viviendas resulta evidente a la luz de los resultados del análisis. Personas que muestran un mayor enraizamiento con su lugar de residencia mostraron mayores niveles de participación. Además, el hecho de pertenecer al comité de una asociación vecinal es un potente generador de participación. Al mismo tiempo, las conclusiones empíricas sugieren que las normas determinan, en cierta medida, la participación a nivel vecinal. Este estudio demuestra que las decisiones respecto a la participación son sensibles a las normas de justicia y al kantianismo cotidiano. En este sentido, la reciprocidad facilita la cooperación entre vecinos en lo que refiere al manejo de viviendas. Además, el establecimiento de normas de responsabilidad entre vecinos ayuda a crear un ambiente más participativo.

Por último, este estudio prueba que, además del alto valor percibido que pueda tener un potencial bien colectivo y las altas posibilidades de éxito en el suministro de este, el valor estimado de participación también se ve favorecido por el incremento en los beneficios selectivos del involucramiento en actividades de gestión. Medidas institucionales como incentivos o castigos pueden ser implementados para alterar los beneficios selectivos de participación. Por ejemplo, algunos individuos pueden verse motivados a participar en la gestión de viviendas si se les ofrecen incentivos. En este aspecto, los incentivos cubren los costos en términos de tiempo de los miembros del comité de una asociación vecinal. Por consiguiente, más personas estarán dispuestas a participar en el manejo de viviendas.

Sin embargo, este estudio empírico no está exento de debilidades. Por ejemplo, gran parte de las variables del modelo exploratorio no pueden ser observadas o medidas de forma directa. El valor percibido de un bien colectivo y el sentido de comunidad son medidas de percepción que estuvieron basadas en factores operacionales. Como resultado, la calidad de la investigación depende del grado en que estos indicadores reflejen efectivamente estas percepciones. Si bien la validez del contenido es importante, los indicadores, utilizados en forma de pregunta, no pueden ser complejos. Estos tienen que ser fáciles de comprender, con el fin de lograr la misma interpretación de cada pregunta. Se necesita entonces alcanzar un balance entre estos dos objetivos.

 

Conclusión

Dentro de las VP, la copropiedad de espacios comunes necesita del colectivismo entre vecinos para lograr una efectiva administración de viviendas. Debido a la característica de bien público de este tipo de gestión, algunos individuos tienden a aprovecharse del trabajo de otros. Sin embargo, no todas las VP de Hong Kong carecen de sistemas de administración. Esto lleva a la famosa paradoja sobre acción colectiva: ¿Por qué tanta gente participa en la gestión de viviendas si el supuesto de racionalidad individual sugiere lo contrario? En este contexto, este estudio utiliza el MIC para analizar el comportamiento de participación de las personas respecto al manejo de conjuntos residenciales en altura regidos por un sistema de copropiedad en Hong Kong. Los resultados del análisis confirman la importancia del MIC como marco explicativo sobre participación vecinal en la gestión de viviendas. Los residentes que están descontentos con los resultados derivados del manejo de viviendas, creen que pueden ejercer influencia sobre los resultados a nivel colectivo, sienten altos niveles de sentido de comunidad y reciprocidad entre copropietarios, cuentan con una identidad residencial positiva y que son parte del comité de una asociación vecinal muestran una mayor tendencia a participar en el manejo de viviendas. Aquellas personas con mayores niveles de escolaridad y que poseen mejores habilidades cívicas para absorber costos selectivos probaron ser más participativas. Además, las normas son un elemento que, en cierta medida, determina la participación vecinal en la gestión de viviendas.

Si bien las conclusiones de esta investigación presentan un escenario complejo para los responsables de políticas que buscan involucrar a personas dentro de actividades de administración, también ofrecen ideas sobre gestión sustentable de viviendas que pueden ser utilizadas en otras ciudades en altura. En general, la participación a nivel vecinal puede ser promovida mediante el incremento de beneficios selectivos de participación o intereses colectivos. Asimismo, los resultados de este análisis indican que el colectivismo dentro del manejo de VP requiere de un fuerte sentido de comunidad y reciprocidad. De acuerdo a la premisa del MIC, si un individuo se considera incapaz de ejercer influencia sobre resultados colectivos o siente que no existirá cooperación efectiva entre vecinos, incluso si los beneficios colectivos obtenidos de una correcta administración de vivienda son altos, la contribución de esta persona será prácticamente nula. Más aun, la no discusión de los resultados derivados del manejo de viviendas significa que seguirán existiendo personas que se aprovechen del trabajo de otras. Este dogma sobre parasitismo podría llevar a un punto muerto respecto al mantenimiento de edificios en una ciudad. En este contexto, el gobierno debería educar a las personas sobre su función dentro de la gestión de viviendas.

A pesar de ser difícil de cuantificar, la contribución de este estudio es de gran importancia. Además de confirmar la utilidad del clásico MIC en relación al colectivismo dentro del manejo de VP en altura, esta investigación enriquece el ya mencionado modelo a través de la adición de elementos como el sentido de comunidad y las normas sociales. En esta línea, el factor que podría explicar las dificultades respecto a la falta de cooperación en VP es la esfera contenida en este tipo de viviendas, donde personas "no escogidas" deben interactuar con otras y donde el comportamiento de un grupo ejerce influencia sobre otro89. En vista de ello, el fomento de la eficacia colectiva mediante el reforzamiento de vínculos sociales entre vecinos asoma como un elemento que puede ser utilizado para promover la participación en la gestión de viviendas. Por su parte, las probabilidades de que un grupo de vecinos dentro de un conjunto residencial comparta valores similares sobre el manejo de viviendas son mayores cuando ellos abrazan los sentidos de comunidad y confianza mutua. Como resultado, cada vecino esperará un mayor grado de reciprocidad del otro y se formará una relación cercana de trabajo destinada a convertir el lugar de residencia en un espacio agradable donde poder vivir. Por lo tanto, el establecimiento de alianzas de largo plazo entre vecinos es clave para promover la participación a nivel vecinal en la gestión de viviendas. Para este efecto, los gobiernos locales o asociaciones de residentes, entre otras entidades, deberían ofrecer más apoyo o subsidios para organizar reuniones sociales y actividades, con el fin de acercar a los vecinos. Igualmente, mecanismos como la mediación deberían ponerse en práctica para resolver, de manera amistosa y no destructiva, disputas o conflictos entre residentes.

Este estudio empírico sirve como punto de partida para futuros análisis sobre participación vecinal en la gestión de VP. Esta investigación se centra en una ciudad que cuenta con edificios en altura (Hong Kong), de modo que los resultados presentados son sensibles a cambios culturales e institucionales. Por ejemplo, a pesar de compartir el mismo idioma, Hong Kong, Taipéi y Shanghái, tres ciudades en altura en la Gran China, ofrecen un interesante contraste respecto a sus sistemas sociales, económicos y políticos. Estas ciudades ocupan distintos lugares en el contexto de la economía de mercado. Hong Kong es la más libre de las tres, Shanghái es la más controlada y Taipéi ocupa un lugar intermedio entre las dos. En otro ámbito, Hong Kong y Taipéi cuentan con una sociedad civil más activa en comparación con la de Shanghái. Sin embargo, el individualismo predomina en Hong Kong, mientras que Shanghái y Taipéi muestran un fuerte sentido comunitario. Por lo tanto, el grado de colectivismo en el manejo de VP podría variar en estas ciudades. Por otra parte, a diferencia de sus contrapartes asiáticas, las ciudades latinoamericanas en altura presentan una mayor variedad étnica. Esta gran diversidad puede mediar la relación entre el sentido de comunidad y el colectivismo en la gestión de VP. A este respecto, es necesario llevar a cabo un estudio comparativo transcultural.

 

Notas

1El trabajo presentado en este artículo fue íntegramente financiado por una beca entregada por la City University of Hong Kong (Proyecto N° 7008073 http://roweb.cityu.edu.hk/2010-2011/project/7008073P.htm) Una versión anterior de esta investigación fue presentada en la 6th Australasian Housing Researcher’s Conference, llevada a cabo en Australia en febrero de 2012. El autor desea dar las gracias a los encargados del evento por sus valiosos comentarios y sugerencias durante el desarrollo de este artículo.

3 Yau, 2010.

4 Yau and Ho, 2009.

5 Wilhelmsson, 2008.

6 Rauh, Chew and Garfinkel, 2002.

7 Reschovsky and Newman, 1991.

8 Yau, 2010.

9 Bailey and Robertson, 1997.

10 Lujanen, 2010.

11 Leung, 2005.

12 Monti, 1989.

13 Peterman, 1996.

14 Somerville and Steele 1995.

15 Bengtsson, 2001.

16 Adriaanse, 2011.

17 Chavis and Wandersman, 1990.

18 Bailey and Robertson, 1997.

19 Kajiura, 1994.

20 Wang, 2010.

21 Yip, 2010.

22 Walters y Kent, 2000.

23 Chamberlin, 1976.

24 Kangwa and Olubodun, 2003.

25 Oliver and Marwell, 1992.

26 Homans, 1961.

27 Olson, 1965.

28 Brunner, 1998.

29 Buchanan and Tullock, 1962.

30 Olson, 1965.

31Hovi, Foss, 1995.

32Lai, Chan, 2004.

33Walters and Kent, 2000.

34Olson,1965.

35Bengtsson, 1998.

36Oliver, 1980.

37Lubell, 2002.

38Yau, 2011a.

39Elster, 1989.

40Ellickson, 2001.

41Elster, 1989.

42 Knobe, 1990.

43 Parsons, 1967.

44 Bengtsson, 1998.

45 Elster, 1989.

46 Yau, 2011b.

47 Chwe, 1999.

48 Elster, 1978.

49 Adriaanse, 2011.

50 McMillan y Chavis, 1986, p. 29.

51 Ahlbrandt y Cunningham, 1979.

52 Long y Perkins, 2003.

53 Chavis y Wandersman, 1990.

54 Perkins, Florin, Rich, Wandersman y Chavis, 1990.

55 Nield, 1990.

56 Hastings, Wong y Walters, 2006.

57 Loo, 1991.

58 Lee, 2005.

59 Yau, 2010a.

60 Yau, 2010b.

61 Home Affairs Department, 2010.

62 Olson, 1965.

63 Finkel, Muller y Opp, 1989.

64 Lubell, Zahran y Vedlitz, 2007.

65 Finkel y Muller, 1998.

66 Ibíd.

67 Finkel, Muller y Opp, 1989.

68 Lubell, 2002.

69 Lubell, Vedlitz, Zahran y Alston, 2006.

70 Lubell, Zahran y Vedlitz, 2007.

71 Yau, 2011a.

72 Yau, 2011b.

73 Lubell, Zahran and Vedlitz, 2007.

74 Perkins, Florin, Rich, Wandersman, Chavis, 1990.

75 Oliver y Marwell, 1992.

76 Brady, Verba y Schlozman, 1995.

77 HK$ 1 = US$ 0,1290.

78 Hidalgo y Hernández, 2001.

79 Massey, 1991.

80 Brown, Perkins y Brown, 2003.

81 Dekker, 2007.

82 Tajfel y Turner, 1979.

83 Census and Statistics Department, 2007.

84 Ibíd.

85 Liu, Wang, Shishime, Fujitsuka, 2010.

86 Yau, 2010a.

87 Weible, 2008.

88 Yau, 2010b.

89 Silverman and Barton, 1994.

 

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Fecha de recepción: 16.03.12

Fecha de aceptación: 24.09.12