doi 10.4067/S0718-83582011000100002

 

Vivienda social y segregación espacial en la Ciudad de Pucón, Chile: entre el enclaustramiento y la integración con el hábitat turístico1

 

Hugo Marcelo Zunino2; Rodrigo Hidalgo Dattwyler3; Esteban Marquardt Zapata4

2 Chile. Ph.D in Geography and Regional Development, The University of Arizona; Geógrafo Pontificia Universidad Católica de Chile. Académico Universidad de La Frontera, Departamento de Ciencias Sociales.

3 Chile. Doctor en geografía humana de la Universidad de Barcelona, geógrafo de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Académico del Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

4 Chile. Licenciado en Educación, profesor de estado en Historia y Geografía de la Universidad de La Frontera.


Resumen

Este trabajo explora las particularidades que adquiere la segregación espacial de la vivienda social en la Ciudad de Pucón, un balneario de elite localizado en el sur de Chile. Una encuesta aplicada al 18% de las familias residentes en el mayor conjunto de vivienda social construido por el Estado en los últimos años mostró altos niveles de satisfacción residencial, movimientos pendulares frecuentes, y una valoración positiva del entorno natural. Los problemas más agudos que enfrentan los residentes son el desempleo durante la época invernal y la ausencia de equipamiento comunitario. Se observó que los vecinos de dicho conjunto no se involucran en los procedimientos formales de participación ciudadana. Sin embargo, las entrevistas conducidas con los dirigentes vecinales permitieron colegir que las organizaciones sociales existentes son capaces de representar al gobierno local los problemas que enfrenta la comunidad y presionar por soluciones. Estos antecedentes sugieren que la construcción de complejos de vivienda social en la cercanía de ciudades y pueblos con vocación turística constituye una opción para redefinir los criterios básicos de localización de viviendas sociales, siempre que tres condiciones sean cumplidas: fuentes laborales estables, organizaciones comunitarias fuertes y facilidad de desplazamiento hacia el epicentro de la vida citadina.

PALABRAS CLAVE: SEGREGACIÓN; VIVIENDA SOCIAL; MOVILIDAD; POLÍTICA SOCIAL.


 

Pucón: una ciudad cosmopolita y segregada

La Ciudad de Pucón emplazada en la IX Región de La Araucanía, Chile, constituye un asentamiento turístico y residencial con características únicas. Existen marcadas diferencias entre la época estival y la época invernal, tal como se verifica en la mayor parte de los lugares turísticos del sur de Chile. Durante la época estival la actividad turística domina el quehacer citadino y se expresa mediante tres modalidades no-excluyentes: (a) turismo masivo bajo la modalidad “sol y playa”, (b) turismo de “intereses especiales” y (c) turismo de elite centrado en enclaves de recreación y ocio que ofrecen un estándar de servicios similar al encontrado en los centros turísticos más reconocidos a nivel mundial. La actividad turística estival copa la oferta hotelera y crea problemas en la planta urbana, siendo lo más evidente la congestión, la desordenada venta de “paquetes turísticos” y el comercio ambulante. Asimismo, ni al observador menos atento pasa desapercibido el carácter cosmopolita que adquiere el centro de la ciudad, pues en los numerosos cafés y boutiques se entremezclan distintos idiomas y costumbres, dando vida a un ambiente eclético en donde los establecimientos comerciales y otros espacios urbanos frecuentados por los visitantes se convierten en lugares para ser vistos, lugares de exposición. Durante el día, en el epicentro de la actividad turística, la serena vigilancia de una policía impecablemente uniformada brinda una sensación de seguridad y relajo. En horas de la noche, la ciudad adquiere un ritmo juvenil y desenfrenado. La vigilancia –pública y privada– mantiene bajo control a los jóvenes y son poco frecuentes los altercados con la policía. Así, Pucón constituye una ciudad-fachada, especialmente fabricada para los turistas.

En la época invernal la actividad y la población disminuyen considerablemente, pero la ciudad no pierde su carácter cosmopolita. En efecto, la disminución del ritmo de vida se ve compensada, en parte, por la creciente migración de un contingente poblacional de diversas nacionalidades compuesto de artistas, familias e individuos que buscan parajes naturales para vivir en conexión con la naturaleza o, en algunos casos, buscan un lugar que haga posible replantear su existencia terrenal y desarrollar estilos de vida nuevos y/o alternativos.5 Estos nuevos vecinos logran mantener una actividad comercial continua durante el año y una incipiente dinámica cultural que se desarrolla en cafés, centros de eventos y residencias particulares. A diferencia de lo que sucede en Pucón durante la época estival, en el invierno la vida social y cultural se desarrolla en forma silenciosa y a aquél que visita el lugar por primera vez o por cortos periodos le resulta difícil comprender los léxicos locales6.

A la par con el incremento de la actividad turística y residencial, los negocios inmobiliarios para usos de primera o segunda residencia se han materializado con fuerza en la comuna. Dicha oferta incluye terrenos para la “construcción por encargo” y unidades terminadas. En la primera modalidad, operan una amplia gama de empresas constructoras, desde aquellas que ofrecen “casas semi-industrializadas” destinadas a familias de poder adquisitivo medio o medio-alto hasta empresas sumamente especializadas en el diseño y construcción de residencias exclusivas de alto valor arquitectónico y monetario. La oferta de unidades terminadas incluye, principalmente, departamentos en la planta urbana y viviendas en condominio en el área rural. Muchas de las empresas son las mismas que llevan adelante grandes emprendimientos en el Área Metropolitana de Santiago, como Fernández Wood con el lujoso proyecto “La Península”, el cual ofrece exclusivos servicios y equipamientos como canchas de golf y tenis, senderos para trekking, playas privadas, spa, complejo deportivo-recreacional y colegio. Todas estas modalidades residenciales están abiertas para los migrantes que han hecho, en los últimos años, de Pucón su hogar.

Así, por una parte, nos encontramos frente a un paraje idílico donde conviven turistas de elite, una pequeña pero influyente elite intelectual-financiera, migrantes en búsqueda de nuevos estilos de vida y artistas alternativos; por otro lado, en la periferia urbana, alejados del epicentro de la actividad turística, encontramos una serie de complejos de vivienda social segregados y que exhiben carencias materiales evidentes. Si bien el municipio apuesta por convertir a la ciudad en un lugar privilegiado en cuanto a la dotación de infraestructura, equipamiento y composición socio-económica, no puede eludir los problemas sociales que afectan a la población pobre de la comuna que habita en el área rural o en la periferia de la ciudad, en condición de allegados.

La Figura 1 muestra los doce conjuntos de vivienda social edificados entre los años 1972 y 2006 y es indicativo de la tendencia de ubicación periférica que ocupan estos conjuntos.

 

Figura 1. Localización de las viviendas sociales construidas en Pucón, 1972-2006

Fuente: Elaboración propia en base a información obtenida de la Ilustre Municipalidad de Pucón, 2006 y Dirección de Obras Municipales, 2010.

 

Aprovechando los menores precios y disponibilidad de suelo vacante, estos conjuntos representan la forma en que el Estado chileno tradicionalmente ha intentado dar solución a la escasez de residencias de los sectores populares del país, contribuyendo a la acumulación de pobres en determinados lugares de la ciudad y generando una imagen de áreas de exclusión y desigualdad. La vivienda social es todo un símbolo de las ciudades chilenas. Las figuras 1 y 2 muestran que los conjuntos residenciales construidos por el Estado en la comuna se ubican desde la década de 1980 en los límites del casco urbano consolidado. Siguen y en ocasiones conducen el crecimiento de la ciudad y acumulan a la demanda no solvente de vivienda a la cual el Estado debe dar solución. Pero, a diferencia de lo que ocurre en la grandes ciudades, si estos espacios son equipados y servidos adecuadamente en términos de cobertura y servicios, podrían aportar de manera directa al desarrollo de los ejes esenciales que sostienen la vida comunitaria y la producción económica del espacio.

 

Figura 2. Expansión urbana en la ciudad de Pucón, 1983-2007

Fuente: Elaboración propia en base a información contenida en la Ilustre Municipalidad de Pucón, 2006.

 

En consecuencia, pese a sus particularidades, la ciudad-balneario lacustre de Pucón no queda al margen de la dinámica espacial y residencial que caracteriza a las ciudades chilenas: departamentos en altura o viviendas en condominio para aquellos que pueden optar a la oferta generada por el mercado y viviendas sociales destinadas a la demanda no solvente. En este contexto, el trabajo que presentamos plantea algunas interrogantes que pretende resolver y que son trascedentes para entender cómo se están llevando a cabo las dinámicas sociales y espaciales que son propias de Pucón en la actualidad y que dicen relación con: ¿Cómo se relacionan funcionalmente los habitantes de los complejos de vivienda social con el casco central consolidado? ¿Se sienten satisfechos de residir en el lugar? ¿Perciben la cercanía relativa con los sectores acomodados como una ventaja o una desventaja? Estas son las preguntas que guiaron la investigación.

La particularidad de este trabajo radica en que gran parte de la literatura chilena sobre segregación residencial y efectos territoriales de la política de vivienda se ha centrado en las repercusiones socio-espaciales de los conjuntos localizados en los arrabales de las grandes metrópolis y en la conformación de guetos urbanos7, que desembocan, cuando se edifican en la periferia rural, en la denominada “precariópolis estatal”8. Asimismo, este trabajo presta debida atención al contexto en el cual se desarrolla la dinámica residencial; razón por la cual este trabajo más que proponer soluciones generales replicables en diversas situaciones, apunta a sugerir nuevos lineamientos para asentamientos menores marcados por la actividad turística. Este campo de investigación permanece inexplorado y los resultados obtenidos ofrecen directrices sobre cómo reorientar la política de vivienda social en pueblos y ciudades chilenas que

han visto incrementar su contingente poblacional como consecuencia del aumento de la actividad turística y migración. Tal es el caso de ciudades chilenas como San Pedro de Atacama, Villarrica, Frutillar y Puerto Varas, entre otras9. Para enfatizar: el argumento subyacente en esta investigación es que se debe prestar debida atención al contexto socio-espacial, cultural y económico para que las intervenciones en materia de vivienda social sean eficientes en términos de una mejor calidad de vida para los sectores más pobres.

En este contexto, tomamos como caso de estudio el conjunto de vivienda social “Cordillera Alto”, construido entre los años 2001 y 2003 y situado en los límites de la zona urbana, alejado del epicentro de la actividad turística, oculto para el turista estacional (figura 1). Este complejo residencial puede considerarse una “heterotopía”10, un espacio que escapa a lo perceptible y que resulta “extraño” al contexto urbano circundante. Su construcción fue inducida tanto por factores políticos como por las necesidades de la población rural de la comuna de acceder a modos de vida más modernos y superar, en parte, las condiciones de vida de sus lugares de origen.

Cordillera Alto se inserta dentro del “Programa de Vivienda Progresiva”, el cual apunta a entregar una unidad habitacional básica, no una vivienda terminada. Bajo dicho programa, el estado entrega una vivienda con estándares mínimos de habitabilidad (baño, cocina y un dormitorio). El diseño permite que este hábitat residencial sea posteriormente intervenido para ampliar y separar los distintos espacios. La población Cordillera Alto se localiza en el límite sur poniente del área urbana de Pucón, este conjunto de viviendas representa casi un 30% de las casi mil viviendas sociales construidas en la historia de Pucón (Tabla 1).

 

Tabla 1. Poblaciones de vivienda social construidas en la comuna de Pucón, 1972-2006

Población

Año de recepción

Número de viviendas

Porcentaje

Brasil

1972

41

3,84

El Convento

1979

18

1,68

Maitanhue

1988

40

3,74

Jardines del Claro

1990

40

3,74

Prudencio Mora

1992

80

7,48

Mallolafquén

1992

80

7,48

Cordillera Bajo

1996

168

15,72

Los Robles

1996

33

3,09

Bomberos de Chile

2000

140

13,10

Los Arrayanes

2001

78

7,30

Cordillera Alto

2003

291

27,22

Entre Ríos

2006

60

5,61

Total

1069

100,00

Fuente: Dirección de Obras Municipales, 2009.

 

El programa de vivienda progresiva de la población Cordillera Alto contempló residencias con una superficie aproximada de 28 m2 e incluyó en su diseño baño, cocina y estar-comedor. Las etapas siguientes fueron proyectadas para la ampliación de los dormitorios de la residencia. La edificación de este complejo se materializó vía una iniciativa conjunta entre el Ministerio de Vivienda y Urbanismo y la Ilustre Municipalidad de Pucón. La organización de la comunidad en los Comités de Vivienda fue fundamental para llevar a cabo la iniciativa, a cada familia se le exigió un ahorro previo de 250.000 pesos chilenos (U$ 510). Aproximadamente el 50% de los beneficiados provienen del área rural de la Comuna de Pucón11.

El resto del trabajo se organiza como sigue. En el siguiente aparatado explicaremos la metodología utilizada y su finalidad. En el tercer apartado examinaremos recientes aportes de la literatura sobre los efectos sociales y espaciales de la segregación residencial y enfatizaremos en la noción de satisfacción residencial, la cual tiene larga tradición en los estudios habitacionales desde la mitad del Siglo XX. En el cuarto apartado analizaremos los resultados de las encuestas y entrevistas aplicadas. Tomando debida consideración al particular contexto de la Ciudad de Pucón, en la sección final examinaremos los factores que son críticos para intervenir eficazmente en materia de vivienda social en asentamientos menores con una vocación turística marcada.

 

Metodología

Para conocer el grado de integración de los pobladores del complejo de vivienda social Cordillera Alto con el resto de la ciudad y su satisfacción con la vivienda y el entorno, en junio de 2010 se realizó una encuesta dirigida a los jefes de hogar de dicho conjunto de viviendas. La muestra abarcó al 18.5% de las familias residentes en el lugar (291 familias). La encuesta, en lo medular, consideró aspectos como: (a) nivel educacional, (b) oficio, (c) integrantes del grupo familiar, (d) satisfacción con la vivienda y el barrio y (e) movilidad diaria de los pobladores para satisfacer sus necesidades básicas (por ejemplo: empleo, alimento y educación).

Un punto central de la encuesta fue examinar el grado de satisfacción residencial. Para ello se utilizó una escala del 1 al 10, siendo 10 el valor de máxima satisfacción. Esta forma de estimar la satisfacción residencial se conoce como “Escala de Cantril”12. A pesar que esta técnica ha sido blanco de variadas críticas relacionadas, por ejemplo, con la subjetividad con que los informantes responden las interrogantes planteadas13; a nuestro entender permite capturar la percepción espontánea de un contingente poblacional relativamente homogéneo. Tomando en cuenta dicha limitación, esta escala ha sido utilizada en Chile por Figueroa y Larraín (1989) e Hidalgo y Zunino (1992) para evaluar la satisfacción en sectores centrales de la ciudad de Santiago, obteniéndose resultados coherentes con los supuestos iniciales planteados por los investigadores. Así, si bien la Escala de Cantril no constituye un indicador sofisticado, tiene la virtud de acceder a una visión general sobre las condiciones de vida que enfrenta una población que comparte similares características sociales y culturales, y mantiene un discurso y un entendimiento del mundo similar.

La encuesta fue tabulada en una matriz de doble entrada. Se trabajó con indicadores estadísticos simples para interpretar la muestra. Para validar las inferencias de los investigadores y para explicar situaciones no contempladas, las respuestas fueron cotejadas con la visión de 5 dirigentes vecinales vía entrevistas dirigidas a examinar y discutir los resultados derivados de la encuesta. Las entrevistas y la encuesta aplicada constituyen la forma en que generamos la evidencia que sustenta nuestros resultados. Ambos métodos se complementan en el sentido que las entrevistas fueron aplicadas a-posteriori de la tabulación e interpretación inicial de la muestra y fueron dirigidas –ex profeso– a aspectos en los cuales no se tenía claridad sobre cómo interpretar los resultados de la encuesta o se contraponían a las preconcepciones de los investigadores.

Así, este trabajo combina un instrumento de tipo cuantitativo (encuesta) apoyado por una aproximación cualitativa-interpretativa. Cabe precisar que esta investigación no pretende alcanzar un conocimiento científico desinteresado, como un enfoque tradicional positivista aspiraría a alcanzar. Estamos conscientes que no podemos escapar de nuestra subjetividad al analizar una realidad socialmente construida en base a una evidencia externa; no por ello renunciamos a alcanzar conclusiones válidas, en el sentido que sin ser generalizables (replicables en distintos escenarios) son aplicables en el contexto en que estamos trabajando y potencialmente extrapolables a situaciones similares.

 

Efectos socio-territoriales de la segregación residencial en Chile

Entenderemos la segregación residencial como la tendencia a la organización del espacio en zonas de fuerte homogeneidad social interna y de fuerte disparidad social, que implica para los individuos una desigual distribución de las oportunidades y beneficios que ofrece la sociedad contemporánea14. La segregación residencial ha sido asociada a fenómenos socio-territoriales negativos, como la formación de enclaves de pobreza, delincuencia y falta de oportunidades.

En Chile, los estudios sobre segregación han centrado, en su mayor parte, la atención analítica en Santiago, capital de Chile. Para De Mattos (1999, 2002, 2010), los procesos de reestructuración y globalización han provocado la persistencia de una estructura social metropolitana polarizada y segregada, en la que se ha acentuado la tendencia a que los pobres vivan junto a los pobres y los ricos junto a los ricos. Estas transformaciones pueden ser interpretadas como la culminación de ciertas tendencias y fenómenos inherentes al proceso de construcción urbana capitalista. En los últimos años, uno de los efectos de la liberalización económica y desregulación fue despejar el camino para la afirmación de una lógica estrictamente capitalista en la producción y la reproducción metropolitana. Para el mismo autor (2010), la apertura económica iniciada a mediados de los 1970s desplazó gradualmente a las propuestas del urbanismo y la planificación urbana normativa y racionalista, consolidando la lógica estrictamente capitalista en el desarrollo metropolitano que en Chile adquirió hegemonía indisputable a partir del inicio de la década de los 1980s.

Diversos estudios desarrollados en Chile, entre los que se puede citar a Brain et al. (2007), Brain y Sabatini (2006) y Rodríguez y Sugranyes (2004, 2005), muestran no tan sólo que la segregación social ha aumentado en los últimos 30 años por vía de la construcción de extensos barrios de viviendas sociales para los más pobres ubicados en la periferia de las ciudades chilenas, sino que también enfatizan la formación de extensos guetos urbanos caracterizados por ausencia de equipamientos cercanos al lugar de residencia, lo cual impide que los residentes satisfagan las necesidades complementarias a la habitación. Para estos investigadores, esta situación está incrementando la intensidad y el grado de desesperanza de la población beneficiaria de la política de vivienda, cuyos integrantes enfrentan diversas patologías sociales como crímenes, tráfico de drogas, deserción escolar e inseguridad, entre otras. En similar línea argumentativa, Arriagada (2000) enfatiza que aquellos individuos excluidos socialmente tienden a reproducir la pobreza, cayendo en un círculo vicioso en que la pobreza genera más pobreza. Si a ello agregamos que la localización otorga ventajas comparativas en el entendido que si los más necesitados viven en lugares bien servidos y equipados, su calidad de vida mejora y en contrapartida cuando esta situación acontece en espacios cada vez más distantes de los beneficios de la centralidad, estamos frente a lo que se ha denominado como la “precariópolis estatal”, definida por los precarios servicios de urbanización como, agua potable y luz eléctrica. “En estos lugares, la población habita en residencias con tamaños cuyo promedio no supera los 45 m2 edificados, con ausencia del resto de clases sociales, equipamientos y algunos servicios básicos y no básicos, como colegios, centros de salud, áreas de esparcimiento y centros de comercio, entre otros”15.

La situación expuesta refleja lo que ocurre en las grandes ciudades del país y corresponden a constataciones observadas principalmente en la ciudad de Santiago de Chile. En la última década se han intensificado los esfuerzos para estudiar la segregación residencial en ciudades chilenas intermedias, generalmente capitales regionales o provinciales. Tal es el caso de las investigaciones conducidas por Azócar et al. (2008), Díaz (2005), Garín et al. (2009), Toledo et al. (2000), entre otras de singular valor. Estos estudios tienden a replicar la forma de abordar el tema de la segregación residencial en las grandes áreas metropolitanas, arribando a similares conclusiones. Tal es el caso de las políticas de viviendas, que son consignadas como uno de los principales inductores de la segregación residencial.

Es en este contexto en el cual nos interesa reducir la escala de análisis desde la metropolitana, regional o provincial a la escala de “ciudad menor” (una ciudad que puede estar entre los 15.000 y 30.000 habitantes). Nos interesa examinar la particularidad o especificidad geográfica más que alcanzar grandes generalizaciones, dadas las características sociales, económicas, demográficas y culturales de la ciudad-balneario de Pucón. Con una población de 21.107 habitantes en el año 2002 (INE, 2002), este caso nos ofrece una oportunidad para estudiar lo singular, lo diferente, lo no-explorado. Reconocemos en toda su magnitud la incidencia de los factores estructurales presentes, una de cuyas manifestaciones es la política de vivienda social impulsada por el Estado y que tiene consecuencias socio-territoriales en distintas escalas geográficas. Pucón no es una excepción y aceptamos desde ya que la liberalización económica, en general, y del mercado del suelo, en particular, son los factores que explican la configuración territorial. La localización de la población “Cordillera Alto” en la periferia urbana, cerca de los usos no deseados como los micro-basurales, por ejemplo, y alejada del epicentro de la actividad turística y cultural, constituye un factor que reduce el valor del suelo y hace rentable el negocio de la vivienda social. Más aun, la condición de Pucón como balneario de elite, refuerza la operatoria discriminante del mercado, tanto así que la población “Alto Cordillera” no es parte de la ciudad, en el sentido de la continuidad y conectividad geográfica. Una pregunta que surge es si dicha población está emplazada en estricto rigor en un área periférica o bien constituye un núcleo urbano encerrado o enclaustrado. Las fotos 1 y 2 muestran el acceso de la población “Cordillera Alto” y expresan su precariedad, esto es, un camino con carpeta sin cobertura pavimentada, que impide una accesibilidad peatonal adecuada, sobre todo en los meses de invierno.

 

Fotos 1 y 2: Vía de acceso y viviendas de la población "Cordillera Alto"

Fuente: Colección de los autores, abril de 2009.

 

En estas condiciones objetivas, la noción de satisfacción residencial es compleja y difícil de trabajar cuantitativamente. Por una parte, la idea de “satisfacción” evoca un sinnúmero de variables que dependen de las convicciones, apreciaciones e incluso emociones del sujeto. Por otra parte, no se puede negar una dimensión concreta relacionada con variables como las condiciones de habitabilidad, seguridad del entorno y con una adecuada dotación de la infraestructura y equipamiento urbano. Para De la Puente et al. (1990), la satisfacción se vincula con un sentimiento de agrado o desagrado que experimenta una persona frente a alguna situación e implica componentes cognitivos, emocionales y tendencias de acción. En similar línea argumentativa, Rojo et al. (2001) relacionan, correctamente a nuestro juicio, la satisfacción residencial con la noción de calidad de vida, concepto que también contiene una dimensión subjetiva y una objetiva. Para estos autores, la residencia es el símbolo de la calidad de vida material e inmaterial pues constituye el lugar en donde se satisfacen las necesidades más inmediatas, teniendo efectos sobre la salud mental y física. Consistente con lo anterior, para Amérigo (1995) la satisfacción residencial es un indicador social de carácter subjetivo que captura la relación de conformidad del sujeto con su entorno más inmediato: la vivienda y el barrio. Aparte de las condiciones materiales, las variables que determinan la satisfacción residencial giran en torno a las aspiraciones que desea cumplir el sujeto y que están condicionadas por el grupo social al que pertenece y que se transforman a lo largo de su ciclo vital. Para el caso de los sectores de bajos ingresos, la satisfacción residencial está más vinculada con las relaciones que mantienen con el barrio y no tanto por la calidad de la residencia: un entorno agradable, relaciones sociales estables y un medio natural privilegiado pueden convertirse en atributos más importantes que los aspectos físicos de la vivienda.

La residencia define cómo el individuo se relaciona con su entorno y compone el núcleo donde se desarrollan las amistades, las relaciones íntimas, y se cultiva el ocio. Asimismo, las características de la residencia y del entorno que ésta ocupa constituyen un factor estratégico para desarrollar vínculos comunitarios y relaciones de reciprocidad que ayudan a conformar lo que Putnam (1983) denominó capital social. Este es un elemento estratégico para la acción colectiva y para la defensa de los interesas comunes. La satisfacción residencial, entonces, resulta de un balance entre las necesidades objetivas y subjetivas de la población y la evaluación personal del grado en que esas necesidades son satisfechas. Así, en la literatura especializada no existe acuerdo sobre las variables que pueden ser utilizadas para estimar la satisfacción residencial. Con todo, diversos autores recalcan la relevancia de aspectos relacionados con la localización de la vivienda y las posibilidades que les ofrece el entorno para satisfacer sus necesidades más inmediatas16. Si bien resulta infructuoso tratar de escapar de la subjetividad del informante para estimar el grado de satisfacción, se pueden utilizar técnicas estandarizadas para interpretar los niveles de satisfacción residencial. Tal como se señala en la sección anterior, en esta investigación utilizamos la Escala de Cantril para estimar esta dimensión, en conjunto con una serie de variables que explican los niveles de satisfacción encontrados. Reconociendo el carácter necesariamente limitado de este indicador, para interpretar los niveles de satisfacción se condujeron unas 5 entrevistas con informantes claves de la comunidad; esto es, individuos con reconocimiento colectivo y con la capacidad para hablar en nombre de los vecinos ante las autoridades locales.

En lo que resta del artículo nos centraremos en entender cómo vive esta población, cómo se relaciona con el medio, cuál es su nivel de satisfacción residencial. En un primer análisis los investigadores esperaban encontrar variados efectos negativos asociados con la localización del conjunto residencial Cordillera Alto, lo cual se vería reflejado en bajos niveles de satisfacción residencial, drogadicción, inseguridad, resentimiento, entre otros, cuestiones que detallaremos a continuación.

 

La Población Cordillera Alto desde la perspectiva del poblador

Descripción de la muestra

La Población Cordillera Alto consiste en un complejo de 291 viviendas sociales construidas entre los años 2001 y 2003, que albergan a igual número de familias. Durante la aplicación de la encuesta no se detectaron viviendas desocupadas, lo cual reafirma el carácter residencial del complejo. La muestra consideró a 54 jefes de hogar, lo que representa al 18.5% del total. En promedio cada grupo familiar está constituido por 3.9 personas, por lo que la muestra consideró al 4.8% del total estimado de población residente (1135 personas), incluyendo a los menores de edad. Si se excluyen a los menores de edad, se estima que se encuestó entre el 8% y 10% de la población, lo cual avala la representatividad de la muestra. El lugar de origen de las personas se distribuye homogéneamente entre familias provenientes del sector rural de la comuna, familias allegadas provenientes del casco consolidado de Pucón y familias provenientes de comunas cercanas, especialmente de Currarehue y Temuco.

En cuanto al nivel educacional, el 33% declaró que había completado su educación media, mientras que el 26% sólo había completado su educación básica. Un 7% contaba con educación técnica. Los oficios más practicados por los pobladores son carpintero, albañil, gásfiter y modistas (34%). En una primera aproximación, nos encontramos con una población de bajos recursos que practican actividades ligadas al sector servicios menores. Un factor que llamó la atención es que más del 37% de la muestra utiliza su vivienda como taller o cuentan con las herramientas y el espacio para practicar sus oficios. Este elemento sugiere que la vivienda aparte de constituir el lugar donde sus experiencias vitales se desarrollan, constituye para muchos de los residentes su lugar de trabajo, lo cual reafirma el rol esencial que juega la residencia y el barrio como ámbito para articular la vida diaria y variable central en el grado de satisfacción que cada individuo experimenta. El resto de la muestra (63%) ejerce oficios asalariados, predominando los conductores de taxis colectivos y empleados en servicios públicos. Éstos deben trasladarse diariamente a su lugar de trabajo ubicado en el casco consolidado de Pucón.

 

Satisfacción Residencial

Para indagar los niveles de satisfacción, la encuesta consultó a los pobladores a través de una escala del 1 al 10 (Escala de Cantril) sobre el grado de bienestar respecto a la vivienda y, en segundo lugar, el barrio/entorno. Antes de aplicar la encuesta se estimó como criterio que los valores iguales o superiores a 6 significarían una percepción favorable, menores o iguales a 4 una percepción desfavorable, y entre 4 y 6 una situación intermedia.

Con respecto a la satisfacción por la residencia, la muestra arrojó un promedio de 6,46, indicador que sugiere una tendencia positiva de percepción sobre la calidad de la vivienda y su función para cumplir con las necesidades vitales. Esta situación se puede explicar por la presencia de un número significativo de trabajadores manuales (obreros, pintores, albañiles) que tienen las condiciones para mejorar la calidad de la vivienda (recordemos que se trata de un Plan de Vivienda Progresiva). Esta inferencia se reafirma con las expresiones de los representantes vecinales, todos los cuales manifestaron que las viviendas entregadas a principios de la década del noventa no eran apropiadas por su pequeño tamaño, especialmente para las familias numerosas. Sin embargo, los pobladores manifestaron que tuvieron la capacidad de mejorar las viviendas de acuerdo a sus necesidades, ya fuese por iniciativa propia o vía ayuda municipal. Expresaron, también, que la construcción de la población les significó un arduo trabajo, lo cual indica que adquirieron un alto compromiso con la mejora de su hábitat. Estos antecedentes nos indican que los pobladores fueron capaces de auto-organizarse y construir las bases para crear un capital social importante y estratégico que les reportó claros beneficios.

En cuanto a la satisfacción respecto al entorno, la muestra alcanzó un promedio de 7,66, indicador que sorprende y sugiere que existe una alta aprobación respecto al medio social y natural que los rodea. Esto se explicaría, en un contexto general, por el agrado de vivir en un entorno privilegiado en cuanto a lo prístino de la naturaleza circundante y a la cercanía que tienen con el centro de la Ciudad de Pucón, enclave turístico con estándares altos para el caso chileno. Las entrevistas permiten corroborar esta inferencia. Para los representantes de la comunidad, el grado de satisfacción es producto de dos situaciones. En primer lugar, en forma consistente con la mejora en las viviendas que los pobladores fueron capaces de realizar, se efectuaron adelantos en el entorno inmediato construyéndose plazas, canchas de fútbol y aceras. En segundo lugar, los dirigentes vecinales mencionan la trascendencia de la relación amena que existe entre los vecinos. Afirman que la mayoría de los vecinos se conoce y se han constituido redes de cooperación y ayuda mutua. Estos elementos apuntan, nuevamente, a la importancia de los vínculos de asociatividad y confianza que la comunidad ha logrado construir a lo largo del tiempo, los cuales pueden englobarse al alero de lo que Putnam (1983) denomina capital social.

Por tanto, el capital social acumulado constituye un factor para explicar los altos índices de satisfacción residencial encontrados. En efecto, la participación en organizaciones es bastante alta (aproximadamente un 30% de la muestra), declaran integrar en forma activa alguna asociación comunitaria; cifra alta considerando las limitantes estructurales existentes en Chile para una activa participación ciudadana17. Los informantes enfatizaron que un amplio número de residentes de la población han formado redes de solidaridad y participación en asuntos que le competen a su bienestar colectivo. El fortalecimiento paulatino de la organización de los ciudadanos se debe al hecho que el periodo de aprobación y construcción del proyecto tardó 9 años, tiempo durante el cual el contacto directo con funcionarios municipales permitió el que los potenciales beneficiarios se conociesen y aprendieran la cultura de la participación ciudadana. De esta forma, la organización vecinal fue asumida e internalizada como una responsabilidad para lograr el éxito de la iniciativa. El método de organización seguido actualmente es la realización de asambleas comunales en las cuales la directiva asume un rol de coordinación, información y canalización de las propuestas surgidas de la asamblea, a su vez que la asamblea tiene la facultad para aprobar o desaprobar las propuestas originadas desde la directiva. Las asambleas se realizan con una frecuencia de 3 meses dependiendo de la urgencia de los contenidos en tabla; la asistencia regular es de 30 personas, cifra relativamente baja considerando el número de familias de la población (291). Esto debe ser mirado con atención debido a que, por un lado, es necesario seguir avanzando en aumentar los niveles de participación tanto por parte de la población residente como de los gestores públicos, y, por otro lado, valorar la opinión de los habitantes que intervienen en las convocatorias y sus posibles logros para el bienestar del conjunto de residentes, lo cual puede convertirse en un efecto demostrativo para modificar las pautas de comportamiento en lo que respecta a la participación ciudadana.

En tercer lugar, y concordante con nuestra primera inferencia, los dirigentes vecinales destacan lo positivo que resulta residir en una ciudad-balneario y que los atributos funcionales de la ciudad tienden a aminorar las carencias materiales o los problemas que discutiremos en la siguiente sub-sección. Se colige que los pobladores no se sienten atrapados en un gueto, sino se consideran parte integrante de la ciudad de Pucón. Esto se reafirma considerando que más de la mitad de la población (59%) se desplaza rutinariamente al centro de la ciudad, ya sea por razones laborales, para comprar enseres básicos o utilizar las áreas verdes localizadas en el centro de la ciudad.

 

Situaciones-Problemas

En base a una escala del 1 al 10 (10 representando un problema gravísimo) se procedió a evaluar los problemas que enfrenta la comunidad en relación a un listado de 15 variables. El principal problema, con una ponderación de 7,29, fue la falta de equipamiento comunitario; la población cuenta sólo con un pequeño parque de juegos en un evidente estado de deterioro y una sala cuna que también se utiliza para otros fines (por ejemplo, como bodega y para asambleas vecinales). Los informantes plantearon que las necesidades más urgentes dicen relación con la construcción de una multicancha bien equipada que permita que los infantes del barrio no tengan que jugar en la calle. Otra situación-problema es el excesivo gasto en locomoción que los pobladores efectúan para trasladarse al centro de la Ciudad de Pucón. Según los dirigentes poblacionales, el promedio que cada persona gasta es de más de 20.000 pesos mensuales. Este gasto no está determinado tanto por el costo del pasaje (350 pesos en taxi colectivo) como por la cantidad de veces que los residentes de Cordillera Alto deben trasladarse al centro de la ciudad. Así, la muestra arrojó que el 90% de los pobladores compra los artículos de primera necesidad preferentemente en el centro. Asociado a lo anterior, más del 50% de los encuestados declara que sus amistades y familiares más cercanos residen en el centro, aumentando la necesidad de trasladarse diariamente. También les resulta urgente la construcción de una sede social que permita la realización de las asambleas de los pobladores. Otro aspecto que recibió una calificación promedio alta (5,8) fue la ausencia de comercio en las cercanías. Los establecimientos existentes en la población ofrecen una limitada variedad de productos, sólo dirigidos a proporcionar artículos de primera necesidad.

Asimismo, el 41% de los pobladores considera que es una desventaja residir cerca de sectores de altos ingreso; en tanto que para la mayoría (44%) le es indiferente. Tan sólo el 22% lo considera una ventaja. Esta indiferencia se asocia con el alto desempleo que se registra entre los pobladores, el cual se estima en un 35%. Los dirigentes locales entrevistados manifestaron que para la mayoría de los empleos generados por la industria turística requieren haber completado la enseñanza media y contar con estudios técnicos, lo que constituye una clara desventaja para los pobladores en un mercado laboral altamente competitivo. Para los mismos informantes, sólo las personas que se dedican al comercio minorista se ven favorecidas por la llegada de turistas, especialmente durante la época estival.

Finalmente, llamó la atención la negativa percepción que tienen los vecinos en cuanto a la efectividad de los vínculos con la municipalidad. Más del 75% de la población encuestada declara que no ha sido consultada respecto al desarrollo de su barrio ni respecto a la formulación de los instrumentos de planificación territorial. Similar porcentaje señala que considera insuficiente la preocupación de la municipalidad por los vecinos y por el barrio. Es necesario matizar esta apreciación. Los informantes de la junta de vecinos plantearon que si bien no existe interés en participar en la elaboración de instrumentos formales de planificación, sí hay interés por acercarse a la municipalidad para solucionar problemas puntuales. Resaltan que para tener “voz y voto” la iniciativa debe partir de la propia comunidad, asumiendo cabalmente el rol protagónico que les cabe en materia de desarrollo comunitario. Estos líderes perciben que la presencia de la municipalidad en terreno es baja. Para comunicarse con el municipio y plantear sus demandas, los dirigentes envían oficios en forma regular, los que generalmente tienen una respuesta en un plazo prudente. Cuando la respuesta no es satisfactoria, se insiste con un petitorio modificado. Nunca ha sido necesaria una medida de presión. Declaran que las veces que no han sido consideradas sus peticiones es producto del funcionamiento burocrático propio de la Municipalidad y de errores en la distribución de la correspondencia. Son también tajantes en declarar que durante el periodo de la Alcaldesa en ejercicio, las relaciones han mejorado de manera considerable.

Nos encontramos, pues, ante una situación en que existe una muy baja participación en las instancias formales de discusión de los instrumentos de planificación territorial que afectan los niveles más generales (léase planes reguladores o planes de desarrollo comunal), pero sí existe presencia y la suficiente capacidad para incidir en algunas acciones puntuales del gobierno local. Así, a pesar que se reconocen los esfuerzos desplegados por la autoridad local durante los últimos años para mejorar las condiciones de habitabilidad, estas iniciativas se consideran aún insuficientes. Estos antecedentes nos indican que es necesario ampliar y consolidar los canales de participación, establecer instancias formales que aborden situaciones que directamente afectan a la comunidad, y reforzar la interacción cara a cara entre los dirigentes poblacionales y el gobierno local.

 

Consideraciones Finales

El caso estudiado arrojó resultados útiles para informar las políticas de vivienda social en el contexto de una ciudad balneario de tamaño pequeño. La evidencia levantada demuestra que no todas las intervenciones del Estado en materia de vivienda social son percibidas de forma negativa y que su resultado finalmente está dado por variables tan relevantes como el entorno donde se materializan y por el grado de compromiso de los beneficiarios con los planes de mejoramiento urbano-residencial. En efecto, bajo ciertas circunstancias, la segregación socio-espacial en un asentamiento menor con vocación turística puede no ser negativa o impulsora de sentimientos adversos respecto al lugar de residencia, como lo han sugerido una gama de investigaciones que han tomado como caso de estudio ciudades grandes o intermedias. A pesar que la situación de segregación socio-espacial en la Ciudad de Pucón es más marcada que en las grandes metrópolis y ciudades intermedias, los altos niveles de satisfacción residencial encontrados están relacionados directamente con dos variables principales: alta valoración del entorno (natural y construido) y la existencia de importantes niveles de capital social.

En relación a la primera variable, un entorno atractivo y que evoque belleza constituye una cualidad que puede ser encontrada en distintos asentamientos menores con vocación turística, en la medida que los residentes tengan la posibilidad de experimentar un contacto inmediato con el medio no-urbano que los rodea y utilizar los sectores mejor equipados de la ciudad. En las grandes aglomeraciones los residentes de los complejos de vivienda social permanecen, en muchas ocasiones, enclaustrados dentro de sus barriadas con escasas posibilidades de contactarse con el resto de la ciudad, en general, y con el ambiente natural o rural, en particular. Así, mientras en las ciudades que superan cierto umbral la calidad de las viviendas son de primera importancia para sus residentes dado lo limitado del contacto con lo externo y el largo tiempo que permanecen en ellas; en asentamientos menores la vivienda representa el lugar que media entre el entorno y la individualidad, razón por la cual la calidad de la vivienda pasa a ser compensada, en parte, por los atributos del entorno. En efecto, para los habitantes de la Población Alto Cordillera de Pucón, la exuberante naturaleza y los adecuados niveles de equipamiento e infraestructura que posee el casco consolidado de Pucón son variables que vienen a compensar, en parte importante, la calidad de la vivienda.

Este último punto nos lleva a la relevancia del capital social que la comunidad ostenta. A juicio de los vecinos, la posibilidad de obtener una vivienda propia en Pucón hizo que los residentes adquiriesen un fuerte compromiso con el bario y entre ellos. Esto se tradujo en una acción colectiva eficaz que contó con autoridades locales dispuestas a atender las demandas de la comunidad, aunque sin la intensidad y frecuencia demandadas por los pobladores. Estos elementos ayudaron a generar un fuerte sentido de arraigo al lugar y los vecinos optaron por conformar instancias de discusión para mantener la buena convivencia y mejorar su lugar de residencia. Los vínculos de asociatividad se ven también reforzados por la complementariedad de los oficios que practican los pobladores, los cuales permiten el trabajo mancomunado y la mejora de su entorno inmediato.

En base a estas consideraciones, se puede colegir que la radicación de pobladores en ciudades menores con vocación turística puede ser una vía para reorientar la política social en materia de vivienda. No obstante, como este trabajo muestra, existen algunos problemas que es necesario tomar en consideración. Primero, la base económica local debe contar con la necesaria fortaleza para generar empleo sostenible a lo largo del año, a una distancia razonable del lugar de residencia. Las oportunidades laborales son importantes en los enclaves turísticos, presentando una oferta de empleos significativa en el sector terciario. La clave es mantener la actividad turística relativamente constante a lo largo del año y eso pasa no sólo por los operadores de la actividad sino que también por los gestores del sector público. Segundo, la construcción y mantención del capital social constituye un factor fundamental que las autoridades locales deben ayudar a cultivar. Dado el contingente poblacional involucrado, esto es más factible en asentamientos menores que posean gobiernos locales dinámicos con la voluntad política de involucrarse cara a cara con los pobladores. Tercero, la movilidad de los habitantes de los conjuntos de vivienda social periféricos es un asunto primordial que debe ser atendido por las autoridades, en el entendido que puede ser un problema crítico de su integración social y urbana. La segregación tiene una clara dimensión objetiva (separación entre los sectores sociales), pero los efectos negativos pueden ser atenuados con una buena conectividad y medios de transporte utilizables a un precio razonable. De esta forma la segregación objetiva pasa a relativizarse mediante la facilidad de movimiento que se le ofrece al sujeto. Este es un punto que los residentes en la Población Cordillera consideran crítico y un problema a superar.

Considerando que los pobladores de Alto Cordillera poseen claros vínculos funcionales con la Ciudad de Pucón, que se expresan en una alta movilidad entre el lugar de residencia y el centro de la ciudad con el propósito de acceder a sus lugares de trabajo, a una oferta de bienes y servicios diversificados, o para utilizar el equipamiento comunitario existente; distamos mucho de estar en presencia de un “gueto urbano”, a la usanza de los encontrados en las grandes ciudades. Esto no quiere decir, en ningún caso, que la situación sea de integración total. Insistimos que la deficiente conectividad y los altos costos de transporte son los problemas apremiantes para la población.

Si bien concordamos con el ideal de una ciudad equitativa y socialmente justa, afirmamos que la segregación no es sinónimo de sentimiento adverso frente a la localización de la vivienda; siempre que se considere la triada trabajo, capital social y movilidad. Para que esto sea posible se requiere de real participación ciudadana, la que en Chile se ha visto mermada por el imperio de la tecnocracia y el debilitamiento de la sociedad civil. Si bien el caso de Pucón puede considerarse un excepcionalismo geográfico, la construcción de complejos de vivienda social en ciudades y territorios con vocación turística constituye una oportunidad para mejorar la calidad de vida de los sectores pobres.

 

Notas

1 Este trabajo es un resultado parcial del proyecto FONDECYT 1100588 Desarrollo inmobiliario-turístico en área Villarrica-Pucón, entre los años 1992 y 2010: efectos socio-espaciales y el establecimiento de las relaciones de poder.
5 En la literatura tradicional a este migrante se le denomina "migrante de amenidad", que es definido como el individuo que migra en función de las amenidades naturales y culturales en el lugar de destino; estos migrantes son por lo general gente con estudios secundarios completos, en muchos casos con estudios universitarios, y de buena situación económica que les permite residir en lugares en los cuales las ofertas laborales son escasas (Otero, 2006; González et al., 2009).
6 Las consecuencias territoriales y culturales de la migración de amenidad en la Ciudad de Pucón han sido analizadas en Zunino e Hidalgo, 2010 e Hidalgo y Zunino, 2011.
7 Brain y Sabatini, 2006; Brain et al., 2007; Rodríguez y Sugranyes, 2004; Rodríguez y Sugranyes, 2005.
8 Hidalgo, 2007.
9 Los autores están trabajando actualmente en examinar detalladamente las consecuencias socio-espaciales de la política de vivienda social aplicadas en distintas ciudades-balnearios localizadas en diversas regiones de Chile. Los primeros resultados se esperan para el año 2012.
10 El término "heteropía" fue acuñado por Michel Foucault (1986) para referirse a un espacio singular que, estando débilmente relacionado con el territorio circundante, permanece en un estado y situación no-hegemónica y ajena al contexto espacial circundante. Ejemplos incluyen cárceles, hospitales y centros ceremoniales.
11 En base a datos contenidos en el registro de la Dirección de Obras Municipales, 2010.
12 Cantril, 1965.
13 Ver Díez y Torregrosa, 1967.
14 Castells, 1996; Linares y Lan, 2007.
15 Hidalgo, 2007, p. 72.
16 Ver Hidalgo y Zunino, 1992; Figueroa y Larraín, 1989, Toro et al., 2003.
17 Ver Zunino, 2006; Zunino e Hidalgo, 2009.

 

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Fecha de recepción: 08.09.10
Fecha de aceptación: 21.03.11