Revista invi Nº 48, Diciembre 2003, Volumen 18 : 76 a 90
César Castellano Caldera
Tomás Pérez Valecillos
El espacio público y su espacio comunitario son esenciales para mejorar la calidad de vida y constituye uno de los elementos urbanos indispensables para lograr la consolidación del barrio y su integración a la ciudad. Esto significa crear superficies y espacios que proporcionen a los individuos oportunidades de intercambio, lugares de descanso y recreación, permitiendo el desarrollo, acondicionamiento y percepción del ambiente, lo cual depende, en gran medida, de la organización y la capacidad desplegada por una comunidad. En este sentido, los Estados y otras instituciones deberán establecer y facilitar mecanismos instrumentos y medios que permitan prever, disponer o reservar áreas cuyo potencial
como futuro espacio público este acorde a las preferencias y necesidades sentida por la mayoría de los habitantes, construyendo así, a crear una estructura urbana acorde al proceso de crecimiento y desarrollo de estos asentamientos, hacia la futura rehabilitación del espacio barrio.
Palabras claves: estructurar lo urbano, rehabilitación del espacio barrio.
The public space and its common space are essential to improve the quality of life and one of the indispensable urban elements constitutes to achieve the consolidation of the neighborhood and its integration to the city. This means to create surfaces and spaces that provide to the individuals exchange opportunities, places of rest and recreation,
allowing the development, a condition and perception of the atmosphere, that which depends, in great measure, of the organization and capacity deploy by a community.
In this sense, the states and other institutions will settle down and to facilitate mechanisms, instruments I means that allow to foresee, to prepare or to reserve areas whose potential as future space public this chord to the preferences and necessities felt by most of the inhabitants contributing this way, to create a structure urban chord with the process of growth and development of these establishments, toward the future rehabilitation on the space neighborhood.
Keywords: To structure the urban, neighbourhoodspace rehabilitation.
I. UN FENÓMENO COMÚN A LOS PAÍSES EN DESARROLLO
El fenómeno de los denominados "barrios populares" en Venezuela, incluye tanto al barrio resultante de invasiones masivas y ocupaciones progresivas, como a las denominadas urbanizaciones piratas (parcelamientos clandestinos), ya que a través de éstos se da un acceso al suelo en medio de un urbanismo precario. Bajo dichos procesos informales, desencadenados contundentemente en los principales centros urbanos donde se concentró el incremento poblacional desde mediados del siglo XX, gran parte de la población se agrupa aferrándose a la idea de consolidar la posesión de la tierra, auto construir su vivienda y esperar obtener reconocimiento e intervención por parte del Estado, el cual estando o no en capacidad, deberá invertir un
mayor costo al intentar suministrar servicios básicos o al menos maquillar la imagen de sus calzadas, aceras y en el mejor de los casos, proporcionarles servicios de equipamientos complementarios al uso residencial. Datos ofrecidos por Villanueva y Baldó (1997: 155) indican una realidad nacional cuya dimensión asciende a 2.800 unidades de zonas de barrios, ocupando más de
140.000 hectáreas donde habitan más de 11.000.000 millones de personas, lo cual tiene estrecha relación con la masa de población que se encuentra en niveles de pobreza, alcanzando 60% de los 23 millones de habitantes, cuyo 45% se ubica en nivel de pobreza crítica (cuadro 1).
II. RECONOCIMIENTO DE LO IRREVERSIBLE
El interés nacional por los barrios auto producidos como obra aprovechable, aparece hacia 1980 cuando "la atención preferente se concentra en la labor de acondicionamiento de barrios y viviendas inadecuadas, lo cual constituye un reconocimiento oficial a la existencia no reversible de una considerable extensión territorial ocupada por asentamientos irregulares a los cuales debe darse una solución in situ", INAVI - Ministerio de Desarrollo Urbano (1996: 11). Las manifestaciones y problemas urbanísticos en asentamientos urbanos precarios, han sido reiteradamente planteados, pero al momento de diseñar o ejecutar programas de rehabilitación y consolidación de barrios, las acciones nacionales, que en su inicio plantearon la erradicación, se han limitado por lo general, a la dotación de "servicios de infraestructura, asfaltado y construcción de aceras" bajo las intervenciones denominadas "maquillaje", sin prever las posibles medidas y acciones que, a corto o largo plazo, permitan una mejor estructuración y organización de estas áreas.
Enfocado bajo una visión simplificada y muchas veces generalizada, el hábitat popular constituye una compleja realidad que atiende a diversas manifestaciones, comúnmente atribuidas con carácter de exclusividad al estado deficitario de estas áreas, estado que se convierte en su principal referencia. Características tales como la ilegalidad en la tenencia de la tierra, deficiencia de servicios básicos, degradación ambiental y social, deterioro e inestabilidad de la vivienda, entre otras, muestran una visión que siendo cierta sólo ha contribuido a formar una imagen estereotipada del espacio barrio, la cual se distingue más por su precariedad y su segregación, tanto social como espacialmente, antes que por aquellos procesos, valores, esfuerzos y mecanismos que pueden ofrecernos una visión menos negativa, propiciando caminos o vías para su plena incorporación urbana.
La presencia de este hábitat implica, tanto una crisis del ordenamiento jurídico urbanístico al margen del cual se construyen extensas partes de la ciudad, como también al hecho de enfrentar lo que se ha constituido como una práctica, común y mayoritaria, de crear asentamientos incapaces de ofrecer niveles adecuados de bienestar a la mayoría de sus habitantes, traduciéndose en un problema del espacio urbano, a una escala mayor que la del espacio barrio.
Considerando que la estructuración de la ciudad no se concibe de forma aislada, es necesario entender la manera en la cual se generan y consolidan los asentamientos urbanos precarios, para comprender nuestra propia realidad urbana. En el caso de Maracaibo, estas áreas forman parte innegable y considerable de su historia y del tejido, constituyendo un fenómeno cuya magnitud merece atención, no sólo por tratarse de un proceso ilegal, sino por la necesidad de enfrentar un problema de calidad de vida, en sectores donde la ausencia de planificación y la carencia de conocimientos y recursos, han contribuido a distorsionar el crecimiento y funcionamiento urbano, abarcando más del 50% de la población y del territorio municipal. Las etapas del crecimiento cronológico de asentamientos urbanos no controlados en Maracaibo, indican el inicio de ocupaciones directas
de tierras desde 1935, práctica mantenida hasta 1956, haciéndose intensa y dominante a partir de 1957 cuando, junto a otras formas de apropiación del suelo urbano, viene a constituirse en el medio más frecuente para la creación acelerada de dichos asentamientos, cuya fuerza cobra mayor presencia al rebasar dos veces los límites urbanos establecidos, abarcando extensas áreas periféricas en los períodos comprendidos desde 1957 hasta la actualidad, interviniendo en ello elementos y variables desencadenantes de dicho proceso informal.
Tal proceso de acceso al suelo ha sido llevado a cabo a través de dos modalidades señaladas por Echeverría (1995: 27), encontrándose la "invasión masiva" como una forma colectiva de apropiación territorial en un mismo momento, tal vez días o incluso noches. Mientras la "ocupación progresiva" consiste en un proceso lento y progresivo de ocupación, donde los habitantes de un barrio van sumándose al grupo que originó la apropiación del suelo. Ambas modalidades propician y desencadenan el intercambio de bienes inmobiliarios, desatando todo un espectro de vías mercantiles para obtener una vivienda o acceder al suelo colonizado.
Observando los distintos períodos, se evidencia un comportamiento de crecimiento no controlado de la ciudad, pero debe diferenciarse que parte de los asentamientos surgidos hasta 1956 conforman hoy sectores parcialmente consolidados, acompañados de barrios precarios intersticiales, mientras que los ubicados hacia la periferia aún presentan mayores deficiencias.
Aunque sea difícil separar lo consolidado de lo precario, pues ambas ciudades conviven, se enfrentan y se interpenetran constantemente, las áreas no controladas superan en número y cantidad a las áreas formales o planificadas, constituyendo un claro reflejo de enormes desequilibrios no resueltos en los planos económico, político y social, que aquejan a las sociedades que habitan en ciudades de países en desarrollo: Nuestras sociedades.
LOCALIZACIÓN:
Maracaibo se ubica hacia la parte Nor occidental de Venezuela, limitada al extremo este por el Lago que lleva su nombre. Tiene una distancia aproximada de 750 km. de la Capital.
SUPERFICIE: 567 Km2
POBLACIÓN: 1.461.013 hab. (Censo 1990) ESTIMADA: 1.718.812 hab. (Conzuplan 1998) DENSIDAD: 2,63 hab./has.
* POBLACIÓN EN BARRIOS: 64,24%
* SUPERFICIE DE ASENTAMIENTOS NO CONTROLADOS: 11.886.56 hectáreas
* SUPERFICIE FUERA DEL PERÍMETRO URBANO: 500 hectáreas
Fuente: A partir de Baldó, J., OCEI. *Tercer Inventario Nacional de barrios, FUNDACOMÚN, 1993 - IFA, LUZ.
Datos correspondientes al área metropolitana del Estado Zulia, divididos administrativamente durante la década pasada en los Municipios Maracaibo al norte y San Francisco al Sur.
III. EL PODER MUNICIPAL FRENTE A LAS DEMANDAS POPULARES
Parte de las políticas adoptadas ante dicha realidad por el gobierno estatal, claramente indicadas por Lovera (1995: 98), muestran cómo las iniciativas de los habitantes de barrios han terminado siendo institucionalizadas mediante las siguientes vías:
-Reconocimiento del pago de bienechurías como práctica con rango de ley, al momento de reubicar o desalojar habitantes.
-Aceptación del registro notariado de ventas de bienechurías.
-Elaboración de ambiciosos y amplios programas y proyectos para el mejoramiento de barrios existentes, no siempre ejecutados ni concluidos.
Adicionalmente, el bajo nivel de inversión en cuanto al déficit habitacional, unido a la falta de claras políticas de planeamiento y gestión territoriales, producen desordenadas intervenciones a nivel espacial que -apoyadas por épocas electorales o bajo clientelismos políticos- sostienen las condiciones de la dimensión del hábitat precario. Ubicados en este proceso de acceso y producción informal, e intentando mejorar y regular su dimensión, el gobierno del Estado Zulia a través de varios departamento y secciones que integran la Alcaldía de Maracaibo, ha emprendido una serie de medidas internas para ejecutar acciones externas frente a dicho fenómeno urbano. El Departamento de Instrumentación de esa Institución, señaló la reestructuración que viene realizándose desde la década pasada, en relación a:
-Actualización de procesos y adquisición de equipos y nuevas tecnologías.
-Vinculación y manejo de información compartida entre los departamentos de Instrumentación, Atención social y Catastro.
-Registro permanente en lo concerniente a: Nuevas invasiones u ocupaciones territoriales; Levantamiento según sistema de coordenadas;
Documentación planimétrica a escalas de ciudad (1:20.000), parroquias (1: 5.000) y barrios (escala variable); asignación de nomenclaturas comunes a todos los departamentos; así como Registro de usos y ubicación de parcelas e inmuebles.
Como parte de las acciones para intentar la temprana estructuración y organización de estas áreas, el equipo que conforma el Departamento de Instrumentación se encarga de:
-Conformar y coordinar equipos multidisciplinarios.
-Facilitar y mantener canales de intercambio y flujo de información, tanto internos como externos a la institución.
-Decidir, ejecutar y/u orientar sobre las medidas de ordenamiento y mejoramiento físico espacial, en coordinación con acciones de índole social. Algunas medidas consisten en: a) redefinición o culminación del trazado vial existente, b) redefinición del tejido inicial (parcelas y/o inmuebles) en lo relativo a reparcelar, recuadrar, redimensionar, entre otras.
-Diseñar proyectos de servicios edificados o equipamientos demandados.
-Verificar legalidad en tenencia de la tierra, acometiendo medidas jurídicas de compra, venta, expropiación, indemnización y sesión de tierras y/o inmuebles, según el caso.
- Señalar delimitación de áreas informales y planificadas, partiendo de los ámbitos espaciales determinados a nivel nacional en tres circuitos.
- Prestar asesoramiento comunitario para orientar a las familias y asociaciones vecinales en el logro de sus aspiraciones.
En resumen, continúan buscándose caminos y vías de solución, derivadas del avance alcanzado por una visión integral y global de este acelerado e irrefrenable acontecimiento urbano. Sin embargo nuestra práctica, como en muchas otras latitudes, muestra intervenciones "puntuales o circunstanciales", dirigidas a la "remodelación o reacomodo" sin afectar sustancialmente la estructura de ocupación existente.
En general, se mantiene un trazado espontáneo deficiente y una gran desproporción entre la cantidad de área destinada al uso privado residencial y aquellas requeridas para la ubicación y desarrollo de áreas públicas, equipamientos y espacios comunitarios, alcanzándose suministrar en la medida de lo posible, la red de infraestructuras o dotaciones aisladas, cuyo mantenimiento no suele estar previsto.
IV. NECESIDAD DE ESPACIOS COMUNITARIOS... RECURSO CLAVE EN LA ESTRUCTURACIÓN URBANA
Una vez comprendido que en los barrios están presentes procesos informales de apropiación, agrupación social y producción de espacios tanto públicos como privados (figura 1), se han estudiado aquellas categorías o clases de espacios complementarios al uso residencial, encontrándose espacios comunitarios que surgen y son creados según necesidades e intereses de diversos actores, quienes no sólo consideraron importante acceder a una vivienda o un trozo de tierra, sino también al entorno que debe formar parte de ésta.
Investigaciones que venimos desarrollando desde 1995 bajo una visión lo más objetiva posible, permitieron determinar: tipologías, usos, características, necesidades y etapas de surgimiento de este tipo de espacios, encontrando que su creación se encuentra "favorecida o impedida" por situaciones condicionantes que intervienen en distintas etapas de formación del espacio barrio, concluyéndose que éstos pueden surgir, desaparecer o evolucionar al ser destinados, creados, ignorados, disputados, mantenidos, destruidos o controlados mediante la intervención de diversos actores. (cuadro 2)
Antes de considerarse reglas o patrones universales, estas condicionantes sólo pueden verse como situaciones derivadas de prácticas pertenecientes a una determinada estructura social y espacial, cuya comprensión contribuirá a conocer y enfrentar un problema de urbanización informal, instalado y alojado en la ciudad, el cual se afianzó durante el siglo XX y tiende a mantenerse en el futuro. Investigaciones realizadas en desarrollos habitacionales construidos para sectores desfavorecidos, indican que desarrollar proyectos residenciales, programas de rehabilitación y consolidación de barrios sin considerar las necesidades y preferencias de los individuos, incide notablemente en la destrucción, deterioro, falta de uso e identidad y abandono de los espacios comunes que les son suministrados (Bhatt, 1995; Giglia, 1995; Matas & Rivero, 1988; Rapoport, 1978; Reimers, 1995 entre otros).
Los espacios comunitarios estudiados con profundidad en cuatro asentamientos urbanos precarios de la Parroquia Idelfonso Vásquez, así como aquellos detectados en los trabajos de investigación desarrollados dentro de la asignatura Espacio Público, constituyen espacios resultantes de iniciativas particulares antes que colectivas, ya que surgieron por iniciativas e intereses de las redes sociales establecidas en el seno de esas comunidades. Tales iniciativas pueden ir consolidándose y formar decisiones colectivas, en la medida que estos espacios logren impregnarse de un conjunto de acciones que le otorguen y refuercen sus propios valores, significados, morfología, usos y demás elementos que intentan romper con actividades y situaciones espaciales monótonas, bien sea creando acentos, distrayendo, orientando o simplemente diferenciándolos del resto al convertirse en una variedad de lugares reconocidos como suyos por la mayoría de los habitantes.
El término "comunitario" comprende así una serie de espacios de propiedad privada o pública, de uso colectivo y complementario, que se encargan de prestar diversos servicios y posibilitar el intercambio y la relación social en áreas tanto "edificadas" como "no cubiertas" al interior del barrio, en las cuales se desarrollan actividades imposibles de llevar a cabo dentro de la vivienda.
En este sentido, desde el inicio de un asentamiento no controlado o durante su formación, se debería contribuir a crear una estructura físico espacial cónsona con el proceso de crecimiento y desarrollo de éstas áreas, creándose caminos hacia la futura rehabilitación o consolidación del espacio barrio, utilizando el espacio comunitario como otro recurso paralelo al mejoramiento y dotación de viviendas y servicios de infraestructura, lo cual ha sido la tradicional manera cuantitativa de "solucionar" el problema del hábitat popular.
VI. POSIBLES VÍAS DE SOLUCIÓN AL FENÓMENO
Tradicionalmente, el tratamiento para estos asentamientos se ha realizado aplicando Programas urbanísticos que se reducían inicialmente a un listado de obras y al uso de herramientas de control pasivas, obsoletas y frecuentemente violadas, tal es el caso de las ordenanzas de zonificación, ya que indistintamente de su aplicación, se ha generado un conjunto desarticulado de aglomeraciones de edificaciones y de personas, que crecen por agregación en lugar de estructuración y por tanto, con grandes fallas de funcionamiento y grandes carencias, en lugar de un ordenamiento y desarrollo urbano. Ante esta situación fue elaborado el "Plan sectorial de incorporación a la estructura urbana de las zonas de los barrios del área Metropolitana de Caracas y de la Región Capital (Sector Panamericana y los Teques)" (Plano 1), encargado en 1993 por el Ministerio de Desarrollo Urbano (MINDUR), concluyéndose en 1994 por un grupo de técnicos e investigadores de diversas áreas. Desde la elaboración de este Primer Plan Sectorial, dicha metodología ha sido aplicada en distintas regiones de la nación, incorporándole nuevas variables y durante el año 2002 fue desarrollada en la parte noroeste de la ciudad de Maracaibo, para una extensa zona de barrios que conforman el proyecto denominado Unidad de Planificación Física Maracaibo Norte (UPF-2), la cual supera las 4.000 has de superficie, constituyendo la Unidad de Planificación física más extensa del país.
Dicha metodología, según sus realizadores, determina los Programas de Actuaciones Urbanísticas (PAU) necesarios para el mejoramiento estructural y la habilitación física de las zonas de barrios, planificando y programando las obras e inversiones necesarias para la adecuada incorporación de los barrios a la ciudad en pro de superar sus carencias en cuanto a los niveles requeridos de urbanización, estableciendo labores y acciones concretas para un área metropolitana de 4.600 hectáreas de terreno ocupado por estas zonas, cuya inversión para 1997 ascendía a 1.800 millones de dólares estadounidenses, durante un período de 15 años (cuadro 3).
Considerando la necesidad de abordar soluciones integrales donde también sea contemplado el entorno de la vivienda, se destacan experiencias y estudios realizados a nivel nacional, en el medio académico y/o profesional, los cuales proponen posibles caminos hacia el mejoramiento de dichos sectores populares, adoptando iniciativas y acciones bajo alianzas de distintos actores.
El Consejo Nacional de la Vivienda (CONAVI), presenta el Subprograma II: Habilitación física de los barrios, perteneciente al Programa Nacional Hábitat Urbano 1999–2004, donde se plantea un objetivo que persigue proyectar y construir las obras de infraestructura y equipamientos comunales necesarios para la dotación interna y la integración plena de las zonas de desarrollo no controlados con el resto de la ciudad, como parte de un conjunto de acciones que debe contar con la participación activa de la comunidad. Para alcanzar tales propósitos se establecieron tres niveles de intervención:
-Nivel Macro: Planes Sectoriales de Habilitación Física que comprendan la totalidad de los asentamientos precarios de una ciudad.
-Nivel Intermedio: Planes específicos para una gran zona urbana conformada por conjuntos de barrios.
-Nivel local: Proyectos de Urbanización requeridos para cada Unidad de Diseño Urbano (UDU.)
Con relación a la escala de intervención local, CONAVI. plantea que en cada UDU se debe:
- Proyectar y construir:
a) Obras de infraestructura vial y de servicios.
b) Suficientes equipamientos comunales, condición reconocida como elemento fundamental de nuestras investigaciones, para lograr la estructuración de éstas zonas, ocupando un rol primordial en la elaboración de estos planes, los cuales inicialmente se limitaban al diagnóstico cuantitativo en lo referente a los requerimientos de viviendas y servicios de infraestructura, en el mejor de los casos.
c) Viviendas de sustitución para las afectadas por riesgos y obras de habilitación física a ejecutar.
-Asignar créditos para mejoramiento, ampliación de viviendas y ordenamiento de condominios existentes (Subprograma III).
-Crear microempresas locales de construcción y mantenimiento de obras.
-Facilitar Proyectos colectivos en lo educacional, cultural y sanitario.
-Constituir figuras legales – organizativas que instrumenten y coordinen el programa.
Claro ejemplo de estas acciones, viene a constituirlo la primera experiencia venezolana bajo la figura de Consorcio, premiada entre las 100 mejores experien- cias mundiales llevadas a Estambul, durante el evento Hábitat II. Su realización parte del "Plan Sectorial de incorporación a la estructura urbana de las zonas de barrios del área Metropolitana de Caracas y de la Región Capital", localizándose en la zona de barrios de la quebrada Catuche (cuadro 4).
La figura del Consorcio actúa de interfase entre gobierno local y comunidad residente demostrando que no existen fórmulas mágicas, y que toda acción que emprenda vías hacia el mejoramiento de estas zonas, debe apoyarse en proyectos que tomen consideraciones sobre:
-Las condiciones internas y particulares de urbanización de las zonas de barrios.
-Su integración al sistema urbano mayor: La ciudad.
-Asignar mayor responsabilidad y participación de estas comunidades en la gestión y ejecución del proyecto, incorporándolas desde la fase de diseño.
-Conformar organizaciones abiertas para la coordinación y negociación entre distintos actores sociales.
VI. COMENTARIOS FINALES
En sí, todo proceso de "Rehabilitación física" en estas zonas, debe conllevar paralelamente procesos de "Rehabilitación social", lo cual implica la incorporación de programas sociales, educativos, sanitarios y recreacionales requeridos por los propios residentes, sujetos responsables de actuar para lograr su desarrollo como sociedad con plena capacidad urbana.
Esta experiencia comunitaria de vinculación entre diversos actores sociales ha resultado altamente beneficiosa al permitir:
- Prestar un servicio social ahorrando tiempo, recursos y esfuerzos, al congregar y contar con la participación de distintos actores pertenecientes a diversas esferas: gobiernos municipales, organizaciones civiles, instituciones académicas y profesionales, entre otras. En este sentido, la participación de las comunidades involucradas ha sido un aspecto relevante y de gran importancia, puesto que la escala local principalmente facilita los canales mediante los cuales comunidades debidamente organizadas y reconocidas forman parte de las unidades consorciadas, permitiendo que la toma de decisiones sea bajo la consulta y opinión de los propios beneficiarios directos: los habitantes de los barrios.
- Al conformarse equipos interdisciplinarios, se vincularon elementos fundamentales de la labor universitaria como son los procesos formales de extensión e investigación desencadenados junto a estos proyectos, ofreciendo la posibilidad de planificar varias funciones de manera integrada. Ello brindó la oportunidad de lograr un aporte y un aprendizaje metodológico que verdaderamente fuese más allá de los objetivos meramente académicos, ya que al mismo tiempo fueron alcanzados y puestos al servicio de la dimensión social local.
- A partir de la metodología desarrollada para el primer Plan sectorial para zonas de Barrios, se han sumado y concluido numerosos planes de escala Macro e intermedia, incorporando nuevos enfoques que refuerzan la metodología original e incorporan especificidades en función de las particularidades de cada región. Así mismo se han sometiendo a concursos nacionales la elaboración de proyectos para las Unidades de Diseño Urbano, delimitadas en los Planes Sectoriales y proyectos para Unidades de Planificación Física de diferentes regiones y Estados del país; situación pionera que abre oportunidades de trabajo y participación concertadas sobre posibles vías de ordenamiento y estructuración de una realidad apremiante: las zonas de barrios urbanos precarios.
REFLEXIONES
El reconocimiento definitivo de los asentamientos urbanos precarios será posible, cuando estas comunidades urbanas sean concebidas de forma integral
considerando para ello su "población, costumbres, creencias, patrimonio de conocimientos tecnológicos adaptados, recreados, recodificados y recursos naturales del hábitat", elementos esenciales para definir una agrupación urbana y encarar la solución de sus necesidades.
En general los procesos de auto construcción, bajo la denominada producción informal, se sustentan en el esfuerzo y la acción conjunta de cada familia y en sistemas de ayuda y agrupación, tales procesos unidos a las modalidades de acceso y apropiación del espacio urbano, inciden en la creación del espacio privado y público. De esta manera se establece, que el espacio barrio y su espacio comunitario, contrario a lo que comúnmente se cree y afirma, no siempre constituyen productos "casuales" ni "residuales", pues sin evaluarlos como mejores o peores, atienden a causas materiales, formales, de finalidad y al esfuerzo colectivo que las dispone.
Una de las principales acciones a tomar para el desarrollo de estas comunidades, debería estar dirigida a la educación, asesoramiento y capacitación de la gente en lo relativo a la solución de problemas colectivos, con el propósito de que asuman y afronten la responsabilidad de mejorar sus condiciones de vida, para equipararlas a las del resto de los habitantes urbanos.
Las limitaciones de recursos y conocimientos, entre otras allí presentes, no siempre han impedido que los habitantes definan espacios comunitarios como parte del entorno de la vivienda, espacios que sólo hace falta reforzarlos como tal, para que adquieran mayor importancia, interés y significado, constituyéndose en verdaderos dinamizadores físicos y sociales de su hábitat.
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