Revista invi N°37 - Agosto 1999 - Volumen 14: 19 a 40
Alfonso Raposo 2
1 El presente documento es parte de un proyecto de
investigación en desarrollo en el Centro de Estudios de la
Vivienda de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central. El
proyecto, a desarrollar en el bienio 1998-99, se denomina: "El
paradigma de la CORVI en la arquitectura habitacional chilena", cuenta
con financiamiento complementario del FONDECYT y se encuentra
registrado con el N° 198.0264. Están adscritos al
Grupo de trabajo los siguientes docentes de la Facultad: Beatriz
Aguirre Arias, Pamela Chiang Miranda, Vicente Gamez Basten y
Salím Rabí Contreras. Investigador responsable:
Alfonso Raposo Moyano.
2 Arquitecto. Dip Planning Studies, Universidad de Edinburgo Dip. Curso
Superior de Vivienda, CINVA, OEA, Bogotá. Estudios de
Maestría en Ciencias Sociales, Universidad de Chile.
Director del Centro de Estudios de la Vivienda, Universidad Central
(Campus Almagre). Docente Universidad de Santiago de Chile y
Universidad de Chile.
Al observar la imagen urbana de las ciudades chilenas se advierte la impronta de la producción habitacional del Estado. En este contexto es reconocible la labor desarrollada por la Corporación de la Vivienda CORVI, en un período de modernización de la sociedad chilena, asociado a un proyecto nacionalista de Estado Benefactor (1953-1973). Su obra expresa formas de pensamiento y acción constituyentes de una escuela de diseño arquitectónico cuyo desarrollo tiene un correlato en la legitimación de un estatuto de la dignidad habitacional. En la obra arquitectónica de esta escuela se equilibran tanto elementos de deseabilidad social como de racionalidad política y tecno-instrumentales que deben reconocerse y ser puestos en valor para apoyar acciones futuras de mejoramiento de la imagen urbana. A partir del examen de esta obra es posible constituir también referentes críticos respecto de las doctrinas residenciales y prácticas actuales de diseño de la vivienda social.
When one watches the urban image of the Chilean cities one can
see the importance of the state housing production. In this context the
work carried out by the Corporación de la Vivienda, CORVI,
(Housing Corporation or CORVI) is noticeable. Such work was carried out
in the 1953-1973 period, associated to a nationalist project with the
state acting as benefactor. lts work expresses ways of thinking and
acting which forro a school of architectonic design having also a
relationship to the legitimisation of a statute for housing dignity.
The architectonic work of this school combine desired social elements ,
elements of rational politics and techno-instumental elements which
must be acknowledged and valued in order to support future actions to
improve the urban image. From the analysis of this work it is possible
to construct critical referents as regards the residential doctrines
and actual design practices for social housing.
1. PATRIMONIO, IMAGEN URBANA Y VIVIENDA SOCIAL
La importancia del patrimonio arquitectónico para
la vida urbana adquiere posiblemente su más amplio sentido
en la perspectiva que Rossí (1982) propone para desarrollar
la comprensión del fenómeno urbano. A partir de
la idea de que los hechos arquitectónicos son esenciales
para la comprensión de los hechos urbanos, deriva Rossi una
visión que le permite reconocer la arquitectura de la ciudad
y la posibilidad de una práctica de intervención
urbanística que se dirige a constituirla, privilegiando una
percepción de la ciudad entendida como "obra de arte", como
un campo público de significantes estéticos.
Según De Grazia (1990), este enfoque, que encuentra
precedentes en el pensamiento de Sitte y Munford, se basa en la
relación de afectividad que desarrolla el habitante con
lugares urbanos en que se da la feliz conjunción del espacio
público, la monumentalidad arquitectónica y la
historicidad. Desde esta perspectiva, la ciudad, siguiendo una idea de
Miras (1997) se constituye como un acto de apropiación
social de la obra de arquitectura, como un acto de
producción de memoria viva y de museificación
articuladora del sentido espacio-temporal de lo urbano. Así,
la ciudad, entendida como una estructura formal, adquiere la plenitud
de su sentido en virtud de la articulación que pueda
lograrse entre su patrimonio arquitectónico y los lugares
urbanos. Se trata, nos dice Francoise Choay, luego de precavernos de
los riegos de un historicismo narcisista, de:
"una manera de edificarse por la cual estos monumentos atraen nuestra
atención: un cierto modo de captar el tiempo, de apropiarse
de un lugar, de integrarse en una comunidad, en una relación
con lo edificado que podría ser, lo mismo que ocurre con el
lenguaje, una atribución de nuestra especie, una manera de
hacer consustancial, un modo social de existir" (Choay, 1995, pg.14).
Patrimonio, desde esta perspectiva deviene en una
construcción cultural destinada a ser parte constituyente
del habitar y de la calidad del hábitat. Es este patrimonio
el que fundamentalmente provee la estructuración de los
significados colectivos constituyentes del sentido de la ciudad y de la
dignidad de la vida citadina.
En la concepción rossiana sobre el entender la ciudad se
reconoce además, una segunda estructura formal
complementaria con la primera y que le sirve de necesario soporte, se
trata de la edificatoria general producida en masa o multiformemente y
erigida desde los acontecimientos privados de la vida cotidiana,
aquella constituida por la "editizia" residencial, los lugares en que
se dan los acontecimientos trivialmente esenciales, propios de la
reproducción de la vida social. Es con respecto a esta
segunda estructura que la primera tiene la ocasión de
construir su naturaleza primordial. Se trata aquí de una
producción de significados urbanos que surge de la
adhesión afectiva del habitante con los lugares de
habitación en que transcurre su vida. No hay aquí
unicidad y convergencia en una imagen colectiva, sino
imágenes múltiples que se refieren a diversas
formas de identidad y pertenencia local.
Es la construcción este segundo orden constitutivo de la
arquitectura de la ciudad señalado por Rossi, la que
interesa aquí examinar. En el caso de las configuraciones
urbanas de las ciudades chilenas, la atención ha de
dirigirse necesariamente a aquellas partes de la ciudad que, en nombre
del "interés social", han surgido históricamente
como resultado de la tarea de producción habitacional del
Estado modernizador. La hipótesis en este respecto es que,
en estas partes de la ciudad, es posible encontrar elementos
susceptibles de constituirse en lo que aquí hemos llamado un
"otro patrimonio"; es decir, cuerpos coherentes de significados
arquitectónicos culturalmente valiosos tanto en lo referente
a la constitución de los ámbitos locales de
reproducción de la vida social como respecto a su incidencia
en la constitución de la estructura de la ciudad. A partir
de los hallazgos y constataciones al respecto, creemos posible
establecer la tarea de perfilamiento y explicitación de
estos significados y constituirlos como bases de su ulterior
legitimación. En tal condición, estos
significados podrían considerarse como factores que
incidirían dinámicamente, potenciando
intervenciones orientadas a revitalizar los elementos que pueden
fortalecer el sentido de los medios residenciales como
ámbito de habitabilidad urbana. Se constituiría y
aportaría así recursos al accionar de la
planificación y gestión del desarrollo urbano en
el nivel local.
No se trata aquí sólo de la producción
de significados patrimoniales erigidos unilateralmente a partir de la
institucionalidad del mundo intelectual, el mundo profesional o del
mundo político. Hay también
simbióticamente una "otra producción" de un "otro
patrimonio" que se realiza en conjunción con el poblador y
sus organizaciones. Se trata en este caso de una forma "popular" de
producción patrimonial, cuyos significados ya no son
sólo los de la institucionalidad formal, sino
también aquellos que surgen desde la domesticidad como
construcción cotidiana de la realidad. En cuanto patrimonio,
no se trata aquí tanto de una conservación
estática como del dinamismo necesario para potenciar las
cualidades vigentes, rehabilitar los valores y significados perdidos y
reconformar la organización y materialidad
arquitectónica y urbanística para su puesta al
día y su puesta en consonancia con las transformaciones de
contexto que irroga el advenimiento del futuro.
Paralelamente, la puesta en valor de las significaciones de este otro
patrimonio representa la posibilidad de constituir
información transferible a las prácticas actuales
del diseño de la vivienda social junto con establecer
referentes para una crítica del accionar y resultado de
tales prácticas.
1.1. Acción del Estado e Imagen urbana.
Para efectos de una primera exploración de la
naturaleza del tema planteado precedentemente, parece conveniente
perfilar un contexto conceptual en el cual pueda ser apropiadamente
situada la tarea
de su ulterior tematización. La preocupación por
perfilar la doctrina de diseño residencial que orienta
determinadas prácticas institucionales públicas
de proyectación arquitectónica de la vivienda
social, puede ser considerada como un caso que devela su naturaleza al
situarlo en el marco general de las prácticas que al
interior de la estructura social se articulan en el proceso global de
producción del espacio urbano, considerado como un artefacto
social. En el presente caso, las prácticas del Estado
chileno en un determinado lapso histórico. Se presenta a
continuación algunos de los elementos conceptuales sobre la
naturaleza de este proceso.
1.1.1. La producción del espacio urbano.
Los elementos de premisa del tema que nos ocupa, se afincan en
el reconocer que la existencia y desarrollo de las sociedades
constituyen un devenir que no se da meramente en el espacio territorial
sino con él. El espacio no es sólo un
receptáculo de la vida societaria sino que es su
ingrediente, es parte constitutiva de su ser y transcurrir. Las
prácticas organizadas en la construcción del
asentamiento humano y de la territorialidad urbana son constituyentes
de la vida societaria. El territorio urbano y la imagen urbana no son,
en consecuencia, un reflejo morfológico del desenvolvimiento
histórico de la sociedad, una mera impronta de los procesos
sociales económicos y políticos de la sociedad
que pueda ser leída como las huellas que deja tras
sí un caminante. Territorio e imagen de la ciudad son parte
de la naturaleza misma y del asunto mismo de los procesos que
experimentan los distintos ordenes institucionales que componen la
estructura social. Cuando examinamos la arquitectura de la ciudad de un
momento del pasado, no estamos frente al receptáculo de la
vida social que allí tuvo lugar sino frente al asunto que
estructuró buena parte de la
naturaleza y sentido de esa vida social y que estructura en nuestra
propia actualidad diversos asuntos del propio cuerpo del accionar
societal y de su desenvolvimiento en el futuro. En el marco de esta
manera de ver, es posible intentar considerar la comprensión
de la obra arquitectónica, en cuanto
significación que posee conexión con determinados
procesos que acontecieron y acontecen en el conjunto o algunas de las
prácticas y esferas institucionales de la sociedad.
Las dinámicas de los distintos poderes institucionales del
sistema social: el de las religiones, el de las fuerzas armadas, el
político gubernamental en sus distintos niveles
territoriales, el económico en términos de
distribución, consumo o producción, el financiero
nacional y transnacional, el de las instituciones culturales, el de la
promoción inmobiliaria, etc. se constituyen y desarrollan
con la arquitectura de la ciudad estableciendo articulaciones
operacionales y simbólicas de su presencia en el espacio
público. Paralelamente se constituyen las arquitecturas del
ámbito privado en que tienen asiento los procesos de
reproducción de la vida social organizados en la
institucionalidad de las familias. En ellas se despliegan las formas de
diferenciación y exclusión social con que estos
procesos son establecidos, expresando tanto los simbolismos de las
posibilidades abiertas que la riqueza hace posible, como los
simbolismos de la necesidad estrecha que impone la pobreza.
¿Hay, sin embargo, en esta multiplicidad de posibilidades
genéticas de la obra arquitectónica,
algún hilo de Ariadne? ¿un meta-relato con una
lógica articuladora de esa multiplicidad?
Bajo distintos supuestos y finalidades, estas preguntas pueden
formularse de otros modos. Indiquemos algunas: ¿que
enraizamiento genético en la estructura social tiene una
determinada obra arquitectónica, al considerarla como
resultado del proceso de producción del espacio urbano?,
¿hasta donde puede este enraizamiento, ser leído
desde la consideración de la obra
arquitectónica?, ¿puede una particular
dimensión de los sistemas de prácticas que dan
motricidad a la estructura social alcanzar expresión legible
en la obra arquitectónica?
La posibilidad de considerar el predominio de una lógica
subyacente en la consideración de la producción
del espacio urbano es tajantemente afirmada en el planteamiento de
Rossi.
"La pregunta puede ser, pues, planteada en estos términos;
si la arquitectura de los hechos urbanos es la construcción
de la ciudad, ¿cómo puede estar ausente de esta
construcción lo que constituye su momento decisivo, la
política?....nosotros no sólo afirmamos el lazo
político, sino que, al contrario, sostenemos la preeminencia
de este lazo y precisamente su carácter decisivo La
política, de hecho, constituye aquí el problema
de las elecciones. ¿Quién en última
instancia elige la imagen de la ciudad?. La ciudad misma, pero siempre
y solamente a través de sus instituciones
políticas." (Rossi; 82; 273)
Posiblemente, la significación plena de esta
concepción de Rossi, en que se privilegia la
relación entre "política y arquitectura" como eje
de lectura y comprensión de la arquitectura de la ciudad,
pueda encontrarse en la figura histórica de la Ciudad
Estado, en la cual, la "polis" o la "civitas", en cuanto expresiones
del "arte de vivir juntos" son consustanciales a la
construcción del espacio urbano. No es evidente, sin
embargo, en el marco de nuestra reflexión actual, que este
mismo eje de lectura tenga similar vigencia para comprender la
arquitectura de la ciudad en un tiempo en el cual el centro motriz del
proceso urbano se sitúa en la constitución del
espacio como mercancía. No es evidente que en este contexto
pueda establecerse un eje de significados políticos en
términos de "deseabilidad – elegibilidad', que
perfilen o den soporte a la posibilidad de establecer modoso modelos de
vida. Por cierto, en un Estado de derecho, las instituciones
jurídico-políticas definen el ordenamiento de las
relaciones sociales, pero debe reconocerse también su
naturaleza superestructural. La política en cuanto
relaciones de poder no se origina y constituye necesariamente en o
desde la institucionalidad política y su juridicidad.
Desde una perspectiva teórica, la producción del
espacio urbano puede ser entendida, en un sentido muy general como el
resultado de prácticas constituyentes fundamentales de la
estructura social como son: las del sistema económico, las
del sistema jurídico-político ylas del sistema
ideológico (Castells, 1974, 155). En el conjunto de estas
prácticas es posible advertir distintas dimensiones
relevantes, como pueden serlo: la dimensión organizacional,
la dimensión política y la dimensión
cultural (Flanagan, 1995).
En la concepción de Castells (1974), situada en marco del
materialismo histórico, el sistema económico se
organiza teniendo como referente las relaciones entre la fuerza de
trabajo y los medios de producción, lo que se expresa en la
constitución física de la ciudad Tales relaciones
se organizan con respecto a las formas que adopta la
apropiación del producto y el proceso técnico de
trabajo, asuntos esenciales en la estructuración del poder.
La espacialización del accionar de los medios de
producción y de la reproducción de la fuerza de
trabajo, es el proceso constituyente de la lógica de
definición funcional del espacio urbano. Las transmisiones
al interior de la producción y al interior del consumo,
así como el intercambio entre estos procesos conforman los
flujos de información, bienes y personas que posibilitan el
accionar del conjunto del espacio urbano. Por su parte, el sistema
político-jurídico, organizado en torno a los ejes
"dominación – regulación" e
"integración-represión", se articula con el
espacio urbano constituyendo delimitaciones y condiciones para el
accionar del sistema económico y la producción de
la vida social. Finalmente el sistema ideológico organiza la
significación del espacio urbano desplegando la red de
símbolos requeridos por la organización social
del espacio.
Desde este marco conceptual, la producción del espacio
urbano de la vivienda social, puede ser vista como un aspecto del
accionar del Estado que responde simultáneamente a distintos
requerimientos. Es, por una parte, una de las componentes
básicas de las políticas sociales, cuya
función sistémica es la de dar respuesta a las
necesidades de reproducción de la fuerza de trabajo
requeridas por el avance de la producción
tecnológica del capitalismo, incluyendo en ello funciones de
disciplinamiento social. De otra parte, es una actividad del dominio
público que provee un campo colateral de sostenimiento al
empresariado del sector construcción. Constituye
también simultáneamente un área de
legitimación del marco de gobernabilidad al incidir en el
campo de las reivindicaciones populares.
Es el conjunto de estos comportamientos sistémicos, que
tienen lugar al interior de las economías urbanas el que se
constituye como matriz básica de los procesos de
producción de la vivienda social.
1.1.2. La producción del espacio residencial desde el dominio público.
En el caso del desenvolvimiento histórico de la
sociedad Chilena, en que el protagonismo del Estado se extiende con una
fuerte impronta sobre todas las esferas institucionales de la
estructura social, puede esperarse que la constitución del
campo de significantes de la arquitectura de la Ciudad tenga una alta
relación con campos de posibilidad de
significación constituidos a partir de las
ideologías que habitan al interior de la esfera
política de la sociedad. La comprensión de la
arquitectura en cuanto constitutiva del desarrollo histórico
de la ciudad supone entonces considerar elementos que se
sitúan en la trama de la historia del Estado yde los
proyectos socio-políticos que se constituyen a su amparo.
Cualquier lectura que se empeñe en alcanzar tal
comprensión en la contemporaneidad nacional ha de situarse
necesariamente en el cauce de la formación urbana como uno
de los ejes del desarrollo del capitalismo industrial en una
economía periférica.
En Chile, en el transcurso de la segunda mitad del presente siglo, la
configuración de la imagen urbana, en especial la de los
medios residenciales urbanos, ha estado fuertemente influida por la
acción que desarrolla el Estado en materia de
producción y provisión de vivienda social. Las
distintas políticas de vivienda, los distintos grupos -
objetivo a quienes ha estado dirigida la acción
pública, los distintos programas implementados, se
tradujeron en una muy variada gama de edificatoria habitacional que
tiene una vasta presencia configuradora de la morfología
arquitectónica y urbanística de las principales
ciudades del país. Si, bien hasta hoy persisten en las
ciudades chilenas muchas áreas configuradas como
asentamientos informales de habitación, la imagen urbana
residencial de nuestras ciudades no esta presidida por la
visión de la organicidad espontánea de los
asentamientos irregulares auto - construidos en el universo informal,
sino por el predominio de un espacio residencial urbano de naturaleza
formal, organizado conforme a acentuados patrones de
diferenciación, asociados a una fuerte
estratificación social y una cuidadosa
segregación de la pobreza. En este respecto las acciones
político-administrativas y realizaciones impulsadas desde el
dominio público en materia de vivienda social, constituyen
la más fiel expresión del orden y disciplina que
históricamente el Estado ha logrado imponer, con
éxito, a los grupos objetivo de su acción, en
materia de ocupación, constitución y uso del
espacio urbano. Desde esta perspectiva, la imagen del espacio
residencial de Santiago y otras ciudades mayores, da cuenta de una
sociedad fuertemente diferenciada en términos de
estratificación con respecto al consumo, que se desarrolla
en el cauce de una modernización dirigida por elites
políticas imbuidas de concepciones disciplinarias del orden
social. La imagen urbana de las ciudades chilenas no se caracteriza
como expresión de un pluralismo político que
otorgue reconocimiento el espontaneismo y la autoctonía en
la selección de medíos y de metas culturales
relativos a la satisfacción de necesidades de asentamiento
residencial urbano.
En la constitución de la imagen urbana, los medios
residenciales de vivienda social representan el medio poblacional,
aquel en donde se desarrolla cotidianamente la producción de
la vida social de vastos contingentes de población urbana.
Las áreas urbanas de vivienda social son por tanto
portadoras del sincretismo de concepciones de deseabilidad social del
habitar popular, modelado y expresado desde el Estado. En la
generación de estas concepciones participan por una parte
las formulaciones del discurso teórico-conceptual que se
desarrolla en los ámbitos del cultivo disciplinario y las
concepciones técnicas que animan la racionalidad
política de la acción del Estado. Desde esta
perspectiva, los medios de vivienda social son expresión de
la racionalidad del Estado y por tanto de las responsabilidades e
irresponsabilidades políticamente legitimadas respecto de
los derechos y dignidad de la vida poblacional. De otra parte, dan
substancia también a esta deseabilidad habitacional los
imaginarios poblacionales,
incluyendo en ellos desde los propios significados contenidos en las
historias individuales, familiares y comunitarias del "ganarse la
vida", el derecho y la dignidad de la existencia ciudadana, hasta las
frustraciones y regresiones desviantes del cauce de la
socialización disciplinaria.
1.2.Cambio político e imagen de la vivienda social
Los cambios que acontecen en el orden político de
la sociedad y que se expresan en los roles que se asigna al Estado,
tienen consecuencias que se expresan en el plano de sus
políticas y sus acciones programáticas. El avance
del proyecto modernizante neoliberal de las últimas
décadas (Estado subsidiario) y el consecuente abandono del
proyecto embrionario de Estado de Bienestar, constituye uno de estos
cambios de orientación que, manifestado a través
de las políticas y programas habitacionales, alcanzan una
expresión arquitectónico - urbanística
distinta de aquella que se constituía en las
décadas precedentes.
¿Que es lo distinto?. En la década de los 50, mas
específicamente, a partir de la creación de la
Corporación de la Vivienda CORVI, el año 1952, se
consolida en Chile, una práctica técnica situada
al interior del accionar del Estado, que incluye como uno de sus
aspectos centrales, la actividad de proyectación
arquitectónico - urbanística de medios
residenciales de vivienda social destinada a distintos grupos objetivo
de la acción pública. Por cierto hay importantes
precedentes de las décadas anteriores. En este respecto debe
señalarse destacadamente la labor de la Caja de la
Habitación, institución predecesora de CORVI, a
través de la cual se constituyen los primeros patrones
arquitectónicos y
urbanísticos de la vivienda social en Chile. Sus principales
acciones, sin embargo, se circunscriben a Santiago y no llegan a tener
el carácter sistemático que adquiere a partir de
la creación de la CORVI.
La labor de la Caja de la Habitación y de la CORVI estuvo
dirigida a la constitución de un sistema amplio de
provisión pública que tiene como referente una
suerte de sistema general de reconocimiento de derechos de
ciudadanía. Nunca se trató de una
acción sólo circunscrita a la pobreza o el
trabajador asalariado, sino de una labor que incluía, a
veces principalmente, a los estratos medios y medios bajos. No se
trató sin embargo de la provisión de soluciones
habitacionales de estándares homogéneos para
todos sino de soluciones diferenciadas para los distintos estratos
sociales, entrañando con ello una virtual
legitimación de las diferencias sociales.
La labor de CORVI representa un programa político de
racionalización y centralización de una labor de
provisión habitacional, que anteriormente se desarrollaba a
menor escala y de un modo autónomo desde la
institucionalidad de la previsión laboral. La Caja de la
Habitación y las Cajas de previsión de los
distintos grupos y segmentós de la fuerza de trabajo, mas
organizados laboralmente, habían iniciado en la
década anterior acciones de orientación
corporativista destinadas a cubrir las necesidades habitacionales de
sus afiliados, contando con recursos provistos por el Estado.
La creación de la CORVI representa un acto de
modernización política por excelencia. Esto es,
la formalización institucional, a nivel político
administrativo, de la expansión de la racionalidad
planificadora del Estado al ámbito de las responsabilidades
sociales en materia habitacional, teniendo como horizonte constituir
una provisión de cobertura total. El meta - relato que anima
al ethos político de la voluntad pública que da
sentido a esta decisión, es el discurso del progreso
tecnológico y la organización productiva
racionalizada (la razón) al servicio de la causa
emancipadora (liberación de la penuria de vivienda) bajo la
conducción del Estado (ética de la
responsabilidad pública)
La operación institucional consiste en una
reorientación de la labor de la Cajas de
previsión y el surgimiento de un nuevo aparato centralizador
de la organización de la producción y de las
líneas programáticas de provisión
habitacional. Las visiones disciplinarias de la arquitectura, la
urbanística y la edificación, son convocadas a
formar oficialmente parte de este proceso. A través de la
labor desarrollada por los Talleres de arquitectura de CORVI, y
ulteriormente de CORMU (Corporación de Mejoramiento Urbano),
en simbiosis con las visiones que representaron los Concursos
Nacionales de arquitectura habitacional convocados por ella, se gesta
gradualmente, una doctrina del diseño residencial de la
vivienda social, una suerte de estatuto de la organización
de la habitabilidad poblacional, expresado en sus realizaciones
habitacionales urbanas y en la virtual cristalización de una
suerte de "ciudad CORVI". Se trata virtualmente del surgimiento y
desarrollo, al interior del espacio cultural de la sociedad chilena de
una "escuela arquitectónica de la vivienda social", en que
se anida un pensamiento de Estado sobre la naturaleza del
ámbito poblacional necesario para cobijar determinadas
formas de producción y reproducción de la vida
social. Hay en este pensamiento una concepción
arquitectónica referida al sujeto poblacional y a la
dignidad de su vida familiar y comunitaria que se establece desde la
responsabilidad pública del rol funcionario y de la
vocación de servicio de la profesión de
arquitecto.
En las últimas décadas, con el avance
modernizante neoliberal, las transformaciones político
administrativas del Estado llevaron a la extinción de esta
"escuela". Las condiciones institucionales que hicieron viable el
desarrollo de su doctrina y sus prácticas de
proyectación arquitectónica, desaparecieron.
Junto con el traspaso de la concepción del proyecto
arquitectónico y urbanístico desde las manos de
la administración pública a manos de la empresa
privada, las realizaciones habitacionales ulteriores del Estado
Subsidiario no sólo han ido perdiendo fundamento doctrinario
y se encuentran frecuentemente huérfanas de toda
concepción arquitectónica respecto de la dignidad
del sujeto poblacional, sino que muchas veces representan un
empobrecimiento de la imagen urbana (1). En contraste, se encuentran
vigentes en nuestras ciudades, importantes realizaciones habitacionales
de la labor impulsada por la Caja de la Habitación, CORVI y
CORMU que corresponden a formas institucionalizadas de
producción estatales hoy ya extinguidas. Nos encontramos
actualmente con un gran parque habitacional urbano en pleno uso que
corresponde a la labor habitacional de estas instituciones, que
comprende vastas áreas de las principales ciudades del
país y que resultan dominantemente constitutivas de la
dimensión residencial de la imagen urbana, en especial
aquella constituida al interior de la "construcción social
de la realidad" del vasto universo poblacional.
Es importante destacar la condición de pleno uso de estas
realizaciones habitacionales. Las realizaciones impulsadas por la Caja
de la Habitación, CORVI y CORMU si bien frecuentemente
incompletas, nunca incurrieron en errores que las condujeran a una
abierta frustración en su constitución como
medios de reproducción de la vida social. De hecho, no es
posible encontrar entre las realizaciones impulsadas por el Estado
chileno casos significativos para incluir en la antología
universal de los grandes fracasos habitacionales. Mas aún,
en los medios habitacionales impulsados por el Estado se ha desplegado
una suerte de segunda imagen urbana conformada por la
intervención del habitante bajo formas de mejoramiento de su
habitabilidad, tal imagen en ocasiones, irroga menoscabo de las
concepciones arquitectónicas y urbanísticas
formales, pero también, mas frecuentemente, representan
estrategias adaptativas complementarias que se traducen en
mejoramientos del entorno.
La mayor parte de estos grandes conjuntos habitacionales se encuentran
aún lejos del término de su vida útil,
fueron concebidos con propósitos de permanencia amplia, para
quedarse por largo tiempo. En el marco de la realidad habitacional
chilena y sus cuantiosos déficits habitacionales de
arrastre, la existencia de los medios habitacionales de vivienda social
no puede ser vista como una situación transitoria ajena a
las consideraciones sobre la constitución de la permanencia
de realizaciones arquitectónico - urbanísticas en
la ciudad. Son parte vigente de la imagen de la ciudad que se asienta
en la memoria colectiva popular y han de ser parte del tejido urbano de
la ciudad durante el próximo siglo. Sólo
recientemente, a 45 años de la creación de la
CORVI, se produce por primera vez en nuestra historia urbana
contemporánea la demolición parcial de un
conjunto residencial de vivienda social (Conjunto San Luis,
desarrollado por CORMU) y ello no ocurre por falencias de habitabilidad
sino por demandas de suelo urbano propias del desarrollo de la
organización del consumo y su asociación con la
expansión de la gran empresa de la propiedad inmobiliaria.
Nuestro planteamiento se refiere entonces a dos grandes
áreas interrelacionadas de significación. Una
concierne a la historia del pensamiento arquitectónico en
Chile, al surgimiento y desarrollo de una escuela de
proyectación arquitectónica habitacional
sustentada en el ámbito público del Estado
modernizador. Otra concierne a la constitución de una
virtual "ciudad CORVI" reconocible por los códigos y
programas del accionar de esta institución expresados en las
realizaciones dispuestas constitutivamente en la trama de los
establecimientos urbanos a lo largo del país.
Al considerar en su conjunto los medios residenciales de vivienda
social producidos por CORVI es posible advertir que varios de los
conjuntos realizados, tienen hoy una significación
paradigmática que amerita una consideración
patrimonial, en términos de restauración
arquitectónica y rehabilitación urbana.
Discrepamos de quienes señalan que la arquitectura de la
vivienda social destinada a los estratos sociales bajos carece en
sí misma de interés como modelos
arquitectónicos. Representan, como ya se
señaló, valores de uso vigentes, que expresan un
estatuto de la dignidad habitacional, extraído de un ethos
social de responsabilidades políticas, lo que queda en
muchos casos bien expresado en la concepción de los
proyectos, pero también, en algunos casos, se expresan
valores de ejemplaridad como concepción
arquitectónica, valores de identidad en determinados
ámbitos urbanos, y aún, en algunos casos, valores
de historicidad asociados a la filiación de las obras al
desarrollo del movimiento moderno de la arquitectura en Chile.
La tarea propuesta, en cuanto a producir el reconocimiento
histórico de una "escuela" y, en especial, la
valoración patrimonial de algunos medios residenciales que
ella produjo, es un hecho que debe tener consecuencias ulteriores en
cuanto rehabilitación de algunos de estos medios
residenciales de vivienda social. Por cierto tales intervenciones
deberán ser gestadas en el marco de la
investigación-acción. Requerirán
desarrollar importantes acciones selectivas y diversificadas de
rehabilitación, como un aspecto de estrategias barriales de
gestión local del desarrollo urbano. Los aspectos a
considerar son muchos y de muy variada índole y requieren
ser examinados y tratados integralmente.
Muchos de estos conjunto fueron creados en el marco de concepciones que
se ajustaban a las primeras teorías de la "unidad vecinal" y
sus patrones de organización del equipamiento y se
encuentran por tanto, en algunos casos, desfasados del cauce que
ulteriormente sigue el desarrollo de la estructura urbana el :las
grande ciudades, con las nuevas formas de organización del
consumo y el surgir de los grandes centros de provisión de
bienes y servicios. La resignificación y reciclaje de estos
espacios de equipamiento es, por ejemplo, una línea de
trabajo en materia de rehabilitación.
Otras de similar importancia conciernen a aspectos de
arborización y dotación de mobiliario urbano, a
la formación de recintos urbanos destinados a
áreas verdes y espacios recreacionales y deportivos, a la
densificación mediante incorporación de edilicia
habitacional complementaria y fortalecimiento de la recintualidad,
territorialidad y jerarquización de los espacios colectivos
comunitarios y públicos, al tratamiento de lugares
subcontrolados y subintegrados, a la mitigación de impactos
disruptivos en la "composición urbana" etc.
2. El substrato moderno de la arquitectura de la CORVI
El examen de la arquitectura habitacional realizada en el
marco de la labor de CORVI nos sitúa necesariamente al
interior de un contexto que debemos reconocer como el desarrollo de la
arquitectura y la urbanística moderna en Chile. En este
contexto, habría que entender la labor de CORVI
como el correlato local del movimiento moderno que se desarrolla en los
grandes centros de producción arquitectónica
internacional. Esto requiere ser visualizado en un encuadre un poco
más amplio que permita advertir el desarrollo de las grandes
doctrinas arquitectónico urbanísticas que
caracterizan las orientaciones progresistas contemporáneas,
incluyendo algunas de las vertientes comple-mentarias.
Desde esta perspectiva, es posible reconocer tres grande momentos. En
primer término parece necesario tener presente el momento
decimonónico previo a la formalización del
movimiento moderno en que son relevantes doctrinas tales como las de
Ebenezer Howard sobre la ciudad jardín y de Arturo Soria y
Matta sobre la ciudad lineal y los huertos obreros, así como
la experiencia de las ciudadelas obreras impulsadas por el
industrialismo, cuyas influencias se dejan sentir en Chile en la
década de los 20. A ello debe añadirse el ejemplo
demostración de las grandes realizaciones habitacionales
urbanas europeas, en especial, las experiencias holandesas, alemanas y
británicas, desarrolladas con posterioridad a la Gran
Guerra, las que parecen influir en la labor de la Caja de la
Habitación.
Luego debemos reconocer el momento de constitución de la
urbanística moderna propiamente tal, en base a los
postulados de los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna,
así como otras concepciones complementarias. Finalmente debe
reconocerse un tercer momento en que comienzan a cobrar vigencia las
teorías normativas de la habitabilidad urbana y residencial
(Linch, Alexander, Rapaport) basadas en el avance de la
investigación desarrollada por las ciencias de la conducta.
En las secciones siguientes se presenta primero una
discusión relativa al concepto de "escuela" con que se
pretende señalar la labor de CORVI. Luego se elabora un
rápido bosquejo de alguno de los elementos doctrinarios que
convergen en la arquitectura habitacional moderna y luego algunas
consideraciones sobre las influencias y expresiones locales de estas
doctrinas en la arquitectura de la vivienda social
2.1. La labor de CORVI entendida como escuela
En un sentido general, el término "escuela" se
utiliza aquí para señalar una suerte de
construcción cultural compleja constituida por varias
instancias. En la primera es observable un conjunto de
características arquitectónicas y
urbanísticas comunes de los proyectos habitacionales de la
CORVI en el país, que los distinguen de otros proyectos
realizados por otras instituciones o en otros períodos
históricos. Esta comunidad de características es
en principio atribuible a una instancia subyacente en que se da cierta
unidad de orientación doctrinaria, de principios y de
sistema que, supuestamente, se tornan constituyentes al interior de
CORVI. Por la pertenencia y articulación de esta
institución al aparato político-administrativo
debe actuar dando contenido concreto a las políticas
públicas impulsadas por el Estado. Distinguimos
aquí una tercera instancia que opera como factor o fuerza
constituyente de la escuela CORVI. La política se traduce en
significaciones sobre la dignidad del habitar las que operan como
referentes de las decisiones arquitectónicas y
urbanísticas adoptadas en la actividad proyectual.
La idea general es discutible. La labor de CORVI presenta un alto grado
de diversificación y heterogeneidad a lo largo de su vida
institucional. Desde esta perspectiva, la labor de la Caja de la
Habitación resulta mucho más homogénea
y circunscrita a un modelo edilicio de consonancia y convergencia
constituyente con la imagen urbana preexistente. La
expresión "escuela" para el caso de la CORVI resulta, en
consecuencia, difícil de sostener en un sentido riguroso. No
sólo hay una diversidad de respuestas asociadas a la
estratificación socio-económica de los distintos
grupos-objetivo de la CORVI, sino también cambios en la
edificatoria asociados al avance técnico y organizativo del
sector construcción. Por otra parte, se advierte
además una gran diversidad de acciones
programáticas que responden a cambios drásticos
en las políticas públicas, asociados a cambios de
orientación gubernamental y transformaciones del rol del
Estado. Bajo este marco de condiciones, resultaría
aconsejable considerar las supuestas características comunes
de la arquitectura habitacional de CORVI circunscribiéndose
mas bien a ciertas dimensiones y acotamientos de su actividad, como
podrían serlo: un período particularizado de su
vida institucional o una fracción más definida de
su labor.
Desde otro ángulo, los rasgos comunes que de todos modos se
observan en la labor de CORVI no necesariamente pueden ser
interpretados como resultado de una "escuela" de
proyectación arquitectónico
urbanística, sino como mera consecuencia de la
lógica de las funciones sociales que guía el
accionar del sector público. Baste señalar que en
el período histórico que estamos considerando, el
sector privado no tiene contextura para emprender proyectos
habitacionales de magnitudes semejantes a los que realiza el Estado.
Dada la magnitud o escala de los proyectos públicos de
vivienda social, estos generalmente representan acciones generadoras de
tejido urbano (sea intersticial o periférico) y deben
necesariamente, por tanto, considerar la provisión de
espacios públicos y de equipamiento, así como su
articulación con el resto de la trama urbana. En virtud de
esta circunstancia
los "conjuntos CORVI" son claramente identificables en las ciudades del
país. Los grandes conjuntos habitacionales privados son una
realidad que sólo empieza generalizarse en la ciudad
ulteriormente, a partir de la década de los 80. Como en
estas últimas se trata de acciones inmobiliarias que buscan
"utilidades" hay una propensión a maximizar la
utilización del suelo que induce a una limitada
provisión y organización del espacio
público. La lógica del rol social del espacio que
guía la acción habitacional del Estado no puede
ser sostenida por la lógica del lucro inherente al accionar
del sector privado.
Otro rasgo distintivo de la labor de CORVI es la presencia reiterativa
de cierta edificatoria característica consistente en bloques
de viviendas colectivas. Similarmente, la explicación de
este hecho no precisa echar mano de la noción de "escuela"
arquitectónico-urbanística para explicar la
unidad morfológica observable. Baste considerar que se trata
de conjuntos residenciales constituidos mediante la
utilización de prototipos resultantes de un proceso
lógico de racionalización estructural y
constructiva orientado a la consecución de
economías que hagan más eficiente la
utilización de los recursos públicos. Esto es una
propensión que responde a un propósito inherente
del accionar político administrativo del Estado. A partir
del momento en que el accionar de CORVI llega a la fase de los
prototipos edificatorios, tiene necesariamente que contarse con la
unidad morfológico-organizativa de sus realizaciones
habitacionales.
Mas aún, puede haber tal unidad sin que se trate de la
aplicación formal de protipos edificatorios. Un ejemplo es
lo que sucede con el actual Programa de Viviendas Básicas
impulsado por SERVIU. No hay proyecto
arquitectónico-urbanístico ni lugar definido por
el sector público. Los proyectos son provistos en cada
ocasión por distintas empresas constructoras y sin embargo
las soluciones son virtualmente idénticas. Esta unidad
morfológica no se debe a la existencia de una escuela sino a
la uniformidad que resulta de la lógica de
administración consonante con la maximización de
los factores de mercado y los intereses organizados en torno al lucro
como base de las motivaciones privatistas.
Las percepciones de rasgos comunes en la labor de CORVI puede centrarse
en los aspectos propiamente arquitectónicos y
urbanísticos de los proyectos de los conjuntos
habitacionales. Las formas agrupamiento predial, la
organización yjerarquización del espacio
público, la definición recintual urbana, la
disposición de los cuerpos edificatorios, su
expresión arquitectónica, etc. presentan
características que se reiteran y que hablan de patrones y
prácticas proyectuales atribuibles a la unidad doctrinaria
de una "escuela" CORVI. Frente a esta interpretación surgen
otras alternativas. Una primera es que todos estos patrones no son sino
la expresión del movimiento moderno en la arquitectura que
se hace presente en el contexto de la cultura arquitectónica
nacional y que en el marco de la labor pública debe
expresarse a través de un filtro de restricciones inherentes
a la racionalidad administrativa en materia de producción y
provisión de vivienda social.
Otra alternativa es considerar que los rasgos comunes de la
arquitectura CORVI expresan una particular versión del
movimiento moderno de la arquitectura que se constituye al interior de
un particular circuito de profesionales arquitectos del medio nacional
cuya labor se desarrolla tanto en el ámbito privado como
público. En este caso no sería apropiado
referirse a la labor de CORVI como una Escuela CORVI, sino a labor de
un grupo de arquitectos chilenos protagonistas cuyo centro y periferia
podría ser identificable en el contexto institucional del
país. Las escuelas de arquitectura tradicionales, el
ejercicio liberal de la profesión y los Concursos CORVI
serían, en este caso, los ámbitos institucionales
de posicionamiento de este grupo de sujetos actores de este
protagonismo.
Cualquiera sea el caso, lo cierto es que ninguno de los protagonistas
de las realizaciones CORVI ha postulado la condición de
"Escuela" de su labor ni existe propiamente una "carta fundacional" o
"declaración de principios" en que se pretenda explicitar
una tesis o postulado doctrinario relativo a una escuela de
proyectación arquitectónica.
Como ha sido señalado anteriormente, la idea motriz del
trabajo de investigación que nos proponemos es demostrar que
si existió en nuestro país una "escuela" de
proyectación arquitectónica habitacional,
consistente en un conjunto de principios aplicados al diseño
de la vivienda social, la que tiene expresión en las
realizaciones habitacionales desarrolladas, en un determinado
período de la vida nacional, por el Estado chileno, a
través de la Corporación de la Vivienda.
Como se señaló inicialmente, la idea de "Escuela"
arquitectónica, la entendemos como generada a partir del
reconocimiento de rasgos expresados en la obra
arquitectónica, es decir, a partir de exponentes que
revisten un conjunto de peculiaridades comunes atribuibles a la
existencia de raíces fácticas y doctrinarias
comunes, conforme a las cuales se desarrolló, en tiempo ya
pretérito, el proceso de proyectación y
producción arquitectónica. En el caso que estamos
considerando, los sujetos y los dispositivos organizacionales e
institucionales que generaron la producción
arquitectónica que nos interesa ya no tienen existencia
operacional, en
consecuencia la "Escuela", es un "constructo" que se constituye a
partir de una suerte de "arqueología" de las significaciones
arquitectónicas y de una hermenéutica de su
originación, teniendo como referencia el texto
arquitectónico y el relato morfológico
constituyentes de la organización del espacio y
urbanística de las realizaciones de la CORVI.
Entendemos que en la actividad proyectual y en sus resultados a nivel
de "proyectos" se interpenetran tres capas de tejido. Una es la de los
principios de validez general que informan el hacer arquitectura en el
marco histórico cultural de una sociedad. Aquí
están principalmente los elementos propios de la disciplina,
aquello que se considera saber arquitectónico -
urbanístico en nuestro contexto cultural. Otra, es el tejido
de urdimbre mas circunscrita y específica, el que se
constituye en la especificidad socio - histórica de las
prácticas institucionalizadas de producción, en
este caso, al interior del dominio público, en un
determinado lapso de la vida nacional. La tercera es el tejido que da
sentido y dirección a las anteriores. Se trata de la trama
de significaciones asociados a la ética de las
responsabilidades públicas, al ethos social que se
constituye o desconstituye en el dominio del Estado y que se establece
como una doctrina normativa del habitar o estatuto tácito de
principios sobre su dignidad En nuestra hipótesis, son esta
últimas las que otorgan carácter especial al
conjunto de criterios que informan la toma de decisiones en materia de
concepción y definición de los proyectos.
El conjunto de estas tres capas de tejidos de criterios los entendemos
como una formación de significados que se construyen y
evolucionan conforme a otros códigos y programas de
significación propios del sistema social. La "Escuela", en
consecuencia si bien, en cuanto formación de significados,
posee un
perfil estructural, no puede entenderse, por cierto, como una
formación estática sino como una entidad
interactiva con el proceso de construcción social y
producción económica. En este sentido, podemos
entender esta formación como un sistema
"autopoiético" capaz de interactuar y auto transformarse
bajo condiciones de contigencia con el entorno social. Será
necesario distinguir, en consecuencia, al interior de la "Escuela"
diversos momentos y etapas, secuencias y discontinuidades que expresan
el proceso de su constitución.
La "Escuela" que pretendemos estudiar puede entonces ser considerada
como lo que Foucault denomina una "formación discursiva"
(Fairclough, 1992), cuyos enunciados son las obras de arquitectura
habitacional promovidas desde el dominio público. Si se
acepta esta perspectiva habría que intentar advertir las
reglas: de "formación de objetos"
arquitectónicos, de formación de las "modalidades
enunciativas" y "posicionamiento" de la actividad proyectual, de
"formación de conceptos" y de "formación de
estrategias discursivas" a través de las cuales se
constituyó el discurso arquitectural y
urbanístico de la CORVI.
Otra importante cuestión a considerar para la
elaboración del constructo " Escuela" surge de reconocer que
la arquitectura habitacional desarrollada por el Estado chileno a
través de la CORVI es parte del proceso cultural
más amplio consistente en el desarrollo de la arquitectura
moderna en nuestro país. En el marco de este proceso, es
necesario distinguir un importante dominio correspondiente a la
producción arquitectónica asociada a la labor del
Estado. Prácticamente la totalidad de la arquitectura que
puede considerarse significativa como expresión del
desarrollo del movimiento moderno corresponde a la edilicia de las
instituciones públicas, la que fue gestada desde el interior
del subsistema político administrativo del Estado. Las obras
de arquitectura de la vivienda social que estamos considerando son
parte de este dominio y participa de las significaciones generales del
ethos público propio de esta fase del desarrollo republicano.
2.2. El contexto de la arquitectura moderna
Para visualizar, al menos en rasgos gruesos, lo que el
movimiento moderno va trayendo consigo en materia de arquitectura
habitacional nos parece útil recordarlo que
señala Renato de Fusco (1975) en su Historia de la
Arquitectura Contemporánea. Al referirse a las grandes
transformaciones modernizantes del pensamiento racionalista
arquitectónico, señala que estas se organizaron
teniendo como sus actores centrales al Estado y sus entidades
públicas y como uno de los referentes primordiales la
cuestión habitacional.
`Tras los grandes alardes de la arquitectura de la
ingeniería del siglo XIX, y a la vista de una comunidad
atraída al orden socialista y de las exigencias de una
realidad social de postguerra, el tema más importante se
refiere a la cuestión de la vivienda y en particular al de
la vivienda popular."(De Fusco, pg.278)
Al respecto, complementa su observación citando a
Samoná:
" Los racionalistas entendían la vivienda casi como un
símbolo de naturaleza ética, que al mismo tiempo
les impulsaba a actuar con rigor lógico. La casa y el barrio
se convirtieron en el centro de las exigencias morales, no siempre
aclaradas, para descubrir, en la coherencia entre la función
y la forma, una armonía que operase desde el interior de la
célula en que vive el hombre, señalando una
vía para la superación de todos los contrastes
sociales".
Para efectos del perfilamiento de la contextura
arquitectónica y urbanística de la modernidad
conviene distinguir al menos tres aspectos interrelacionados: lo que
aquí llamaremos las doctrinas del habitar o
teorías normativas sobre la naturaleza y
organización de la vida cotidiana, lo que suele denominarse
el "modo de vida", en este caso, el modo de vida en la ciudad; las
doctrinas urbanístico-residenciales o teorías
normativas sobre la implantación, organización y
funcionamiento de las áreas residenciales en cuanto partes
de la ciudad y las doctrinas de las tipologías edificatorias
o teorías normativas referidas a la optimización
de la habitabilidad mediante dispositivos morfológicos de
implantación y articulación recintual.
En términos de doctrina habitacional parece relevante
advertir, por ejemplo, entre otros aspectos: la evolución de
concepciones sobre la naturaleza de la producción de la vida
social y el alcance de la convivencia residencial en cuanto vida
comunitaria. En este respecto puede reconocerse el paso desde las
primeras concepciones de comunitarismo integrista autogestionario, de
raigambre falansteriana u owenita, hasta concepciones de comunitarismo
abierto multivinculante con el conjunto de la vida social urbana
(Raposo, 1995).
En el marco de esta última orientación hay
también enfoques que inciden en las decisiones de
implantación y configuración. Desde aquellas que
conciben el habitar familiar situándolo directamente en el
espacio social urbano preexistente, hasta aquellas que consideran
necesario la instalación de instancias territoriales de
comunidad local mediando la inserción de la vida familiar
con respecto al conjunto de la vida de la ciudad. En el primer caso se
origina una morfogénesis arquitectónico -
urbanística que se organiza fortaleciendo la
diferenciación entre "interiorización"
doméstica de la vida privada y
exteriorización urbana de la vida pública
(comunidad) expresadas en el cerramiento de la manzana mediante la
continuidad de fachada y en la continuidad de la trama urbana que
reconoce a esta entidad morfológica como una unidad de uso.
En el segundo caso se trata de organismos urbanos
("células") de vida vecinal dotadas de cierta
autonomía relativa que se integran en sucesivas instancias
jerárquicas que deben tener expresión a nivel de
la organización espacial, en términos de
delimitadores y umbrales arquitectónico -
urbanísticos.
Es importante tomar conciencia que las doctrinas del habitar en las
décadas del 50 y 60 no contaron con la
sistematización que ulteriormente han provisto las ciencias
de la conducta, principalmente aquella originada en el campo de
investigación de la sociología urbana, la
antropología y la psicología ambiental. No
existían por tanto sistematizaciones de
organización del espacio residencial urbano del
género que propone Alexander (1978, Rapaport (1975) o Lynch
(1985) que pudiesen influir sobre las concepciones del funcionalismo.
La urbanística residencial es generalmente un aspecto
mesosistémico de las doctrinas urbanísticas
generales que usualmente comprenden aspectos macro, meso y micro
sistémicos. Por ejemplo, la doctrina de la "ciudad lineal"
se refiere tanto a la organización global del funcionamiento
y morfología urbana, a la constitución y
distribución del espacio residencial como también
a los dimensionamientos y agrupamientos prediales. Algunas de las
proposiciones que en nuestro país se consideraron en la
década de los 30, para desarrollar urbanizaciones de
vivienda social se basaron en las proposiciones meso y
microsistémicas extraídas del pensamiento de
Arturo Soria y Matta. Similarmente, los elementos de la doctrina de la
Ciudad Jardín de Howard que influyen en nuestro medio no son
los de
orden territorial macro sistémicos sino tan sólo
los de nivel microsistémico. (2)
En un sentido general, los temas de la urbanística
residencial se refieren a los aspectos locacionales urbanos de las
áreas residenciales y su relación con la
constitución de la trama o "tejido" urbano de las zonas
intermedias y periferia urbana, en que son relevantes la propia
contextura del tejido residencial la accesibilidad a los lugares
centrales y articulación con la trama vial estructural de la
ciudad.
En términos de contextura de la trama residencial urbana
pueden ser relevantes la doctrina general de los escalones
residenciales de Gastón Bardet, hasta la doctrina meso
sistémica de la Unidad Vecinal de Perry. En el caso nacional
ha sido relevante el concepto de Unidad Vecinal, aunque su
aplicación irrogó frecuentemente la
discontinuidad de la trama tradicional de manzanas y la
disolución de la opacidad entre la
exteriorización y la interiorización del habitar.
A nivel meso — sistémico, la
urbanística se juega en la formación y
jerarquización de los dominios territoriales
público, semi-público y privado, mediante la
morfología y orden distributivo de los agrupamientos
prediales, bloques de edificación y ubicación de
los equipamientos.
En cuanto tipologías edificatorias de vivienda social, lo
que la modernidad trae consigo es, como señala Aymonino
(1975), el paso desde la entidad "casa" en cuanto objeto de
proyectación, a la entidad " aloja-miento" entendida como
una célula que se articula con otras formando parte de una
entidad mayor:
un organismo base de procesos y combinaciones múltiples,
como resultante de un análisis objetivo de las distintas
funciones asumidas como actividades elementales (Aymonino, 75,128)
En este contexto, la preocupación por la unidad de vivienda,
expresada en la temática de la Existenzminimun, (la
configuración distributiva del "alojamiento
mínimo"), y sus agrupaciones tipológicas y
combinatorias, resultan ser conformadoras, tanto
planimétrica como volumétricamente, de la
edificatoria residencial. Esta concepción se extiende luego
hasta la constitución de las grandes áreas
residenciales urbanas y luego hacia la configuración de los
grandes sectores de la ciudad. La vivienda llega a constituirse
así en la célula básica a partir de la
cual se produce desde la configuración de los espacios
públicos hasta la zonificación de la ciudad. Por
extensión, en consecuencia, "Vivienda" llega a ser el
referente central de la planificación y gestión
del desarrollo urbano.
Posiblemente, en el caso nacional, sea el paradigma del
racional-funcionalismo, la corriente de modernidad
arquitectónica que alcanza mayor desarrollo y
expresión en las realizaciones de la CORVI, tanto en lo
concerniente a sus aspectos doctrinales del habitar, de la
urbanística residencial, y de sus prototipos edificatorios.
Si bien hay grandes diferencias entre los estándares
espaciales y los "morfemas" de la arquitectura habitacional dirigida a
los grupos medios de aquella dirigida a las capas populares, ambas
participan del sentido instrumental de la racionalidad modernizante.
2.3. Posibles áreas dialectales.
Si se admite el nexo entre arquitectura de la vivienda social
y el desarrollo del movimiento moderno en la arquitectura de nuestro
país, debemos reconocer que nuestra arquitectura de la
vivienda social puede ser entendida como perteneciente al
género de las expresiones periféricas y sus
significaciones provinciales, esto es, a formas locales de
aculturación
de la arquitectura moderna difundida desde los grandes polos de
influencia internacional. Esto significa que imbricada en las
expresiones modernas de nuestra arquitectura de la vivienda social, se
encuentran, por decirlo así, elementos dialectales
correspondientes a una síntesis en que intervienen
influencias propias de nuestra autoctonía y de nuestro echos
público, así como de nuestras capacidades
económico-tecnológicas. Esto abre un repertorio
de tópicos sobre las fuentes de origen, la continuidad o
transmutación de significados y representaciones en el
tiempo, los agentes de transmisión o innovación
que facilitaron estos procesos en su permanencia, cambio y
reproducción. No puede portanto pensarse la arquitectura de
la vivienda social chilena como una directa aplicación de
los morfemas dei modelo "ciudad jardín" odel modelo de
bloques colectivos dei racional-funcionalismo.
La noción de habitabilidad implícita en el
"código-estilo" proyectual del paradigma racional
funcionalista, respondió a una valoración que
antepuso, sobre otras consideraciones, las razones funcionales, (al
servicio de la economía del espacio construido y de los
procesos constructivos) en la definición de los esquemas de
dimensionamiento, configuración y distribución de
la recintualidad arquitectónica y urbana. La
lógica de la racionalidad funcionalista condujo
así a la tipologización de formas
arquitectónico-urbanísticas (principios
geométricos y repetitivos en las formas construidas, en sus
combinatorias de articulación y en los esquemas de
implantación) optimizadas para operacionalizar a nivel
elemental las actividades del habitar, particularmente en lo referente
a factores de aso¬leamiento, ventilación, y otros
aspectos ambientales.
El código funcionalista constituyó
básicamente un sistema lineal de articulación de
partes (interfaces) correspondientes a niveles sucesivos: - la unidad
vivienda, - la agrupación de unidades – el
módulo manzana, - la agrupación de
módulos o supermanzana, - el conjunto residencial y - la
articulación urbana en distintas escalas. En el marco de
este sistema, la configuración recintual a nivel de la
unidad de vivienda, está referida a la
constitución del nivel siguiente, la agrupación.
Ésta, a su vez, prefigura el nivel superior y así
sucesivamente. El principio que configura el paso de un nivel a otro,
es un cambio de estado por agregación, siendo las interfaces
los elementos críticos del sistema La
estructuración de la habitabilidad se concibe asociada a
este mismo esquema en términos de niveles de convivencia.
La arquitectura habitacional urbana es, por naturaleza, arquitectura de
la ciudad. Esto es, una arquitectura que se genera, junto con una
necesaria propuesta de articulación urbana, tanto en lo
concerniente a localización, como articulación
funcional y como composición de la imagen de la ciudad. En
el marco del paradigma funcionalista esto adquiere la plenitud de su
significado cuando la obra comprende todos sus niveles. En la
práctica nacional, la escala y sentido de las realizaciones
sólo excepcionalmente pudieron representar una
ocasión de expresión funcionalista en los niveles
superiores de articulación. La arquitectura de la CORVI se
da primero como implantación intersticial en el tejido
urbano, concebida como edilicia predial domiciliaria simple o como
conjuntos residenciales circunscritos a la manzana, o bien como grandes
áreas de expansión periférica o
suburbial del tejido urbano. Las oportunidades de
articulación global fueron mas restringidas particularmente
cuando las intervenciones correspondieron a remodelaciones u
ocupación de grandes intersticios urbanos. En consecuencia
sólo sería posible advertir, los rasgos que
quedaron prefigurados, cuando los hubo, de la inserción a
futuro de un conjunto residencial en un pre-proyecto funcionalista de
una unidad vecinal moderna, o de un barrio moderno, o más
utópicamente, de un sector o una ciudad moderna
aún no materializada.
Para comprender mejor las formas locales que asume el
racional-funcionalismo es importante tener presente esta
"inconclusión" o "crisis de interfaces" presente en la
arquitectura habitacional pública. Posiblemente sea esta
indefinición de articulación, asociada a una
menor escala de obra, la que constituya un condicionante que incide en
la ausencia de lo que podría llamarse "rasgos fuertes" de
gran presencia, en que la edilicia se posesiona con plenitud de las
longitudes de la trama urbana. En la arquitectura residencial de la
vivienda social chilena, prácticamente no llegó a
establecerse lo que denominaremos el "bloque largo", el edificio
colectivo continuo de gran longitud tan propio de las
prácticas europeas desde la postguerra, o la hilera larga de
viviendas individuales continuas, a la usanza de las "terraced house"
británicas. Lo que prima en los conjuntos de vivienda social
chilenos es lo que podría denominarse "el módulo
discreto isolado" que se establece en la trama urbana por
repetición generalmente constituyendo una recintualidad
urbanística débilmente definida. Las excepciones
son notables como el caso de Villa Portales en Santiago y algunos otros.
En los conjuntos de viviendas individuales la repetición del
modulo discreto isolado de casas pareadas es más intensa, el
espacio intersticial y franjas de antejardín expuestos
suponen la consolidación de una imagen fundamentada en la
presencia de abundantes elementos vegetacionales. Se suele hablar por
ello, en lenguaje corriente, del patrón "ciudad
jardín", pero no parece apropiado decirlo en sentido
riguroso para referirse a la vivienda social destinada a los grupos
objetivo de baja estratificación social. Es posible que
algunas poblaciones o villas sean portadoras de remotas influencias del
modelo
Ciudad Jardín, pero serían casos de
excepción. Es más probable que se hagan presente
elementos de la Doctrina de los Huertos Obreros asociados a elementos
de imaginería del poblamiento rural que fue muy influyente
en Chile en la década de los 30. La mayor parte de ellas sin
embargo responden a la secular lógica racionalizante de lo
que podríamos llamar doctrina de la
administración lineal del asentamiento de organizaciones,
cuyo arquetipo ha sido secularmente: el "campamento", en que las
necesidades de eficacia del control del disciplinamiento se traducen en
un conjunto de unidades repetidas y alineadas en hileras moduladas
octogonalmente.
En cualquiera de estas raigambres, lo que la actividad de
proyectación arquitectónica y
urbanística de la CORVI, siempre dispone en sus
realizaciones, al menos conceptualmente, es un dispositivo de
organización del espacio público residencial. Los
proyectos procuran generar centralidad de lugares jerarquizados
expresivos de los dominios públicos,
semi-públicos y semi-privados situados en el marco del
conjunto, actuando como núcleos o subnúcleos
focales que organizan flujos convergentes de actividad, sea como
espacios abiertos de encuentro o como localización de
equipamientos colectivos. Se advierte en la gran mayoría de
los casos la intensión de conciliar las exigencias de uso
intensivo del suelo, con la provisión de una
jerarquía de ejes y recintos de espacio público
en que se expresen distintas dimensiones de la vida de una comunidad de
residentes.
La vivienda social de CORVI, en cuanto obra habitada, no estuvo exenta,
en su tiempo, de recurrentes cuestionamientos sobre sus virtudes. De la
pluralidad de observaciones formuladas muchas aluden a falencias en los
resultados habitacionales propiamente tales, en especial los aspectos
relativos a la
organización espacial y morfológica del
hábitat residencial urbano, en los que gravitan mas
directamente decisiones emergentes desde la actividad de
proyectación arquitectónica.
Una de las más recurrentes se refiere a la
percepción de monotonía, asociada a la
repetición de los elementos edificatorios y de sus
posiciones físicas, a la repetición de los
esquemas de agrupamientos y ordenamiento, con sus secuelas de pobreza
de identidad y desorientación. Otra, se refiere, como ya se
señaló, a indefiniciones de
articulación entre partes y en la configuración
recintual del espacio público. La disminución de
los estándares dimensionales prediales y de las viviendas
constituyó también otra preocupación
crítica, como lo fue además la indiferencia
arquitectónica frente a las diferencias regionales.
Es importante tener presente que muchos de los elementos de
crítica pueden estar expresando también
condiciones de recepción cultural de difícil
conciliación con el lenguaje y los morfemas de la
ideología racional – funcionalista.
1. La CORVI y su obra
La presentación del desarrollo de la vida
institucional de la CORVI y de su labor, amerita un tratamiento
historiográfico específico que ha de
desarrollarse en otra instancia. En el marco del presente documento
intentaremos tan sólo bosquejar algunos rasgos generales
necesarios para una comprensión autónoma del
presente texto.
La CORVI fue, durante un prolongado lapso de la vida nacional, la
más importante agencia del Estado encargada de impulsar la
producción y provisión de vivienda social en el
país. El transcurso de su vida institucional no tuvo lugar
en el contexto de una plácida planicie de vasto horizonte de
continuidad política sino que, muy por el contrario, en su
transcurso hubo de enfrentar sin interregno distintas fases delimitadas
por drásticos cambios de relieve, correlato de sucesivas
reorientaciones de la política gubernamental, las que, en
gran medida, corre-ponden a los períodos presidenciales. Se
reconoce aquí cinco fases en la vida de la
institución que esquematizaremos brevemente a
continuación. Conviene advertir que se
introducirá aquí algunos elementos preliminares
de interpretación que son provisorios y
requerirán de ulterior desarrollo y
reconsideración.
a) El momento de las últimas esperanzas
Nace la CORVI en el contexto de las reformas administrativas
del presidente Ibañez, luego del debilitamiento o
extravío de la política de partidos y el quiebre
del radicalismo como fuerza de gobierno, en un momento en que se
encuentra agónico el proyecto industrializador nacionalista.
El gobierno del presidente Ibañez representa la esperanza de
restablecer y revivir ese proyecto. La racionalidad técnica
planificadora, el saber de las disciplinas profesionales, el orden y
disciplina político-administrativa han de ser los
instrumentos de redención. El gobierno de Ibañez
cuenta con pleno respaldo de la ciudadanía y esta le otorga
"facultades extraordinarias" para utilizarlos. Es en este contexto que
surge la CORVI. Ha de ser el núcleo de ejecución
del Plan Habitacional en el marco de una mística de
confianza en el poder de la razón y la fuerza unidas.
El poder"conspirativo" de los hechos que acontecían en plano
de la expansión del capitalismo internacional no
permitió sustentar las políticas funcionales al
desarrollismo nacionalista de la economía industrial y con
ello naufragó también ese primer Plan
Habitacional.
b) El momento de la reactivación económica
La CORVI sobrevive institucionalmente pero experimenta su primer cambio significativo orientado por objetivos de racionalización centralizadora, en el marco de un proceso de recuperación política de las facciones de la derecha económica. El gobierno de Alessandrí de propone establecer las bases de una economía política que debe sustentarse en compromisos estabilizadores requeridos por el capitalismo transnacional, al mismo tiempo que restituirdinamismo a la economía nacional. La CORVI pasa a formar parte de esta tarea. Ha de constituirse en el núcleo ejecutor de la rearticulación del sector construcción, al que se le asigna un rol importante en la reactivación económica del país. El DFL. N°2 y la creación de la Caja Central de Ahorro y Prestamos representan los principales elementos del instrumental reactivador que da substancia al nuevo Plan Habitacional. Las exigencias de acomodo económico y social interno para ajustarse a los requerimientos del orden económico internacional externos, resultaron sin embargo insuficientes y entrañaron costos sociales que llevaron a un nuevo viraje político de la sociedad. No obstante ello, La CORVI del DFL N°2 vivió una época de esplendor que habría de trascender al gobierno de Alessandri.
c) El momento de la revolución en libertad
En el marco de las transformaciones políticas y
administrativas que dan origen al advenimiento del Sector Vivienda y
Urbanismo bajo el impulso de la denominada "revolución en
libertad" de la Democracia Cristiana, la experiencia de la CORVI
representa un activo no prescindible. Se constituye en una de las
cuatro agencias claves que habrían de secundar las
dinámicas a impulsar por el recién creado
Ministerio de Vivienda y Urbanismo.
El sector Vivienda y Urbanismo, en el nuevo paisaje político
administrativo, es parte de un cuadro mayor orientado por una
estrategia formal de desarrollo nacional constituida al interior de la
coyuntura favorable que representa la Alianza para el Progreso. Se
trata de organizar planificadamente un esfuerzo global estructural de
modernización neo-nacionalista dirigido desde el Estado, que
alcanza al conjunto de las esferas institucionales de la sociedad. La
tarea es superar la situación de "crisis integral" y
modernizar el conjunto del accionar nacional de modo de constituir
incrementalmente otro nivel de inserción del país
en la economía transnacional. El núcleo de la
estrategia desarrollista se basa en las concepciones estructuralistas
de inspiración Cepalina, y se traduce operacionalmente en la
noción de integración. En la esfera
económica se trata de constituir un nuevo ciclo de
desarrollo industrial, integrando nuevas áreas
estratégicas, de superar la crisis del sector agrario
mediante reformas orientadas a ampliar y fortalecer su
integración a la economía. La gran
minería del cobre superando su condición de
enclave mediante acciones de nacionalización ha de ser la
"viga maestra" de esta empresa. En la esfera social se trata de llevar
a cabo una vasta tarea de integración de la sociedad
mediante políticas sociales de gran cobertura en materias
educacionales y de seguridad social. Paralelamente se trata de integrar
a los sectores marginados mediante acciones de promoción
popular y fomento de la participación comunitaria.
La dimensión territorial de la estrategia de
integración global al desarrollo, representa una nueva
área de trabajo gubernamental que se expresa en
políticas nacionales de urbanización asociadas a
propósitos de distribución espacial del
desarrollo. Vivienda representa aquí no sólo uno
de los instrumentos vitales en el conjunto de esfuerzos redistributivos
asociados a los objetivos de integración social. Constituye
una de las bases necesarias para la reproducción
sociodemográfica funcional de la fuerza de trabajo, en
conformidad a los requerimientos de la modernización
tecnológica del avance de la economía
capitalista. No se trata de proveer "viviendas" sino de medios
residenciales dotados del equipamiento necesario para sostener formas
de vida comunitarias.
En este contexto la CORVI ha no sólo de avanzaren una
racionalización maximizante de las capacidades de cobertura
de la provisión estatal de vivienda para sus distintos
grupos objetivo sino que también habrá de abrir
nuevos enfoques de progresividad en la producción y
provisión habitacional destinada a la integración
de los sectores marginales objeto de las acciones de
promoción popular. Ello ha de ocurrir en un contexto de
desborde de la ingeniería social de los aprendizajes
sociales y de desarrollo de una creciente dinámica de
movilización social y política que encuentra en
las situaciones habitacionales un área de
confrontación.
d) El momento final del proyecto republicano
Durante la fase de transición al socialismo
impulsada por la Unidad Popular, la vida institucional de CORVI ha de
estar escindida en dos grandes direcciones. Por una parte ha de asumir,
en el marco de la "batalla de la producción", una
posición central en el frente del sector
construcción, considerado como clave para la
reactivación del conjunto de la economía. Ha de
hacerse cargo del mayor impulso histórico de
producción de vivienda social en el país, en un
contexto centrado en la productividad tecnológica que
desestima la progresividad y la autoconstrucción como
recursos. De otra parte, ha de enfrentar, la explosión de la
movilización reivindicativa cuya dinámica
sobrepasa las previsiones de la programación. Inicialmente
se recurre a una solución provisoria consistente en
"campamentos en tránsito", pero finalmente se reconoce la
necesidad de desarrollar programas masivos en las líneas de
progresividad y autoconstrucción.
La reestructuración de la economía del gobierno
del presidente Allende propiciaba la profundización del
"Estado empresario productor" mediante la expansión del
área de empresas estatales, la constitución de un
área de empresas mixtas, y el mantenimiento de un
área de propiedad privada. El desarrollo de este proceso
significaba el traspaso de empresas privadas al Area de Propiedad
Social. El desarrollo del Area Social en el sector
construcción no constituyó sin embargo un
objetivo inicial de gobierno, ni estaba previsto la
expropiación de empresas privadas de este sector. La
magnitud de las metas de producción habitacional propuestas
y las falencias de las empresas privadas por el impacto de la
explosión inflacionaria condujeron sin embargo a la
creación del Departamento de Ejecución Directa de
la CORVI y el traspaso de algunas empresas al Area de Propiedad Social
e) El momento del orden nuevo
La fase final de CORVI transcurre con los primeros pasos del
gobierno militar. Aunque no puede hablarse rigurosamente de la
desaparición de CORVI, porque su vida subsiste al interior
de su institución sucesora: el Servicio de Vivienda y
Urbanización, hay, en términos formales una fase
terminal de la vida institucional de la CORVI que no es puramente
nominal e implica transformaciones profundas del sentido de su
accionary que transcurre en et contexto de la vertebración
del Estado subsidiario impulsado por el gobierno militar.
Entre 1973 y 1975, en las orientaciones gubernamentales que surgen
después del derrocamiento del gobierno del presidente
Allende, es posible reconocer distintas orientaciones. Según
Miles (1998) hay dos principales. Una se proponía
básicamente reconstituir el proyecto nacionalista de
economía mixta, e introducir reformas constitucionales y
sociales que permitieran el restablecimiento a corto plazo de la
soberanía popular. La otra, que finalmente se impone, niega
toda posible relación con el proyecto republicano
histórico y busca, en el marco de condiciones de receso
democrático, fundar un nuevo proyecto de desarrollo
nacional, con un nuevo orden constituyente fuertemente restrictivo en
lo social y lo político. El núcleo del desarrollo
ha de ser la instauración del modelo económico
neoliberal. A partir de 1975 con la aplicación de las
llamadas "políticas de shock" comienza a configurarse la
nueva economía política que se extiende hasta
nuestros días. En este contexto se produce la
reestructuración del Sector
Vivienda y Urbanismo que pone fin a la existencia de la CORVI.
3.2. Los grandes temas de la CORVI.
El trazado del perfil de las temáticas de la Corporación de la Vivienda es una materia que requiere mas extensión que la posible en esta comunicación. Hay tematizaciones que se encuentra en la epidermis de la realidad de la organización. Hay otras que se encuentran en sucesivas capas interiores y definen rasgos profundos de la personalidad institucional y que normalmente deben referirse a las misiones profesadas de la organización. Algunas de ellas representa problemas que generan reacciones formales de nivel programático, otras representan enfoques y criterios, implícitos o explícitos que prefiguran el sentido del accionar institucional. Se trata en suma de constelaciones de contenidos de conciencia, altamente interrelacionados, que residen en la mentalidad de los miembros de la institución y que dependiendo de la posición en que esos se encuentran se hacen presente en los distintos decursos y planos del proceso de toma de decisiones. Sin pretender desentrañar la raigambre de los temas en el contexto descrito, se consigna a continuación un esbozo somero de algunos de los temas que consideramos centrales en la constitución de la personalidad institucional de la CORVI y que alcanzan expresión en su labor
3.2.1. El desarrollo del sector construcción y la edificación habitacional.
En primera instancia es necesario reconocer que la CORVI nace con un tema de naturaleza esencialmente tecnológica y administrativa. Se trata de estructurar en el país un conjunto de articulaciones institucionales que permitan canalizar recursos instrumentales, técnicos y financieros para llegar a abordar, a gran escala, la producción de vivienda social en el país. Se trata de constituir, ampliar y fortalecer un sector de la economía del país, el sector construcción, especializándolo en la producción masiva de vivienda. La CORVI representa en este marco el sector político-administrativo a cargo de las funciones operacionales de esta gran misión. Se constituye, en consecuencia, en el nuevo referente de un nuevo campo de intereses de las empresas ligadas al sector construcción. A partir de entonces habrá en la CORVI un eje temático que se extiende sostenidamente durante todo el transcurso de su vida institucional, y que representa la racionalización de las variables claves de la economía y productividad en la construcción habitacional. La racionalización de la edificación es, por tanto, una de las dimensiones relevantes de cualquier consideración que corresponda hacer sobre la arquitectura habitacional de la CORVI. Tal es el contenido del enfoque con que se constituye la CORVI, lo que explica que haya podido ser motejado de "sectorialista".
3.2.2. La Racionalización tecnológico-constructiva.
En el marco de los discursos modernizadores en que la CORVI
nace, tiene mucha presencia el discurso tecnológico de la
industrialización de la construcción para la
producción masiva, con sus correlatos alternativos en
materia de sistemas constructivos y de prefabricación y sus
implicancias en términos de normalización,
coordinación modular, fabricación anticipada de
partes, etc. La experimentación en estos campos, en las que
participa la empresa privada, aunque no alcanzó un
carácter sistemático, son un aspecto constitutivo
de las realizaciones tempranas de la CORVI, lo que provee una mayor
heterogeneidad en los resultados. En su desarrollo ulterior, la
racionalización constructiva se expresa en el propio
ámbito interno de la actividad proyectual de la
Corporación, lo que lleva a la gestación de
prototipos arquitectónicos que llegan a constituirse en
elementos característicos de la vivienda social.
Otro aspecto de la racionalización es el concerniente al
desarrollo de los instrumentos contractuales de las relaciones entre el
sector público representado por la CORVI y la empresa
privada de la construcción, en lo referente las distintas
instancias de adjudicación, ejecución, y control.
Cabe señalar que este frente de acción
llevó a representar una virtual labor de fomento
organizacional y disciplinamiento de la actividad de las empresas de la
construcción habitacional, las que en gran medida
desarrollan su "now how" al amparo de la labor de CORVI. Es importante
señalar que esta labor se desarrolla en el marco de una
acendrada probidad administrativa que da confianza a la
participación de las empresas.
El correlato privado de la situación descrita es la
organización del empresariado de la construcción
que busca establecerse orgánicamente con respecto a las
distintas áreas de acción que generala actividad
del Estado. La Cámara Chilena de la Construcción,
creada en 1951, ha de llegar atener decisiva influencia en la
definición de las políticas de vivienda puestas
en juego en el país.
3.2.3. La disciplina arquitectónica y la acción del Estado.
Otro eje temático de la CORVI complementario con
los anteriores, sobre el cual estamos focalizando nuestra
atención, es el de la proyectación
arquitectónica desarrollada en sus Talleres de Arquitectura.
En el centro de sus preocupaciones edificatorias habitacionales se
encuentra el sitial de la arquitectura y la del ejercicio de la
profesión de arquitecto. Así como en la
Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras
Públicas se encuentra el locus de la mayor parte de la
edilicia institucional pública del Estado Republicano, en la
que adquiere su más plena expresión las
corrientes nacionales del Movimiento Moderno en la Arquitectura, en la
CORVI se sitúa el desarrollo de la otra arquitectura,
aquella con la cual se configura gran parte de la textura residencial
de las ciudades.
Para un desglose del tema mismo de la actividad proyectual
arquitectónica de la CORVI, podría ser
útil reconocer sus ámbitos consubstanciales. Uno
es desde luego el pensamiento que sirve de fundamento a la posibilidad
del proyecto. Otro es la propia obra arquitectónica ya
construida y habitada, o más propiamente,
habitándose y construyéndose.
El primer ámbito es la morada de la disciplina. Se encuentra
en él la dimensión de la habitabilidad, en su
necesaria referencia al usuario, tanto en lo concerniente a las
doctrinas normativas del vivir residencial, de la
urbanística de sus implantaciones, como de la
configuración de las edificatorias. ¿Hasta que
punto esos ámbitos fueron animados temáticamente
al interior de las unidades de proyectación
arquitectónica de CORVI? ? ¿Hasta qué
punto se generaron prácticas sistemáticas?,
¿ Hasta que punto fueron procesos individuales circunscritos
a cada proyectista?. Hay antecedentes que muestran el sostenido
propósito de constituir y fortalecer prácticas
proyectuales en los Talleres de CORVI. Los estudios que se contratan,
las publicaciones que se elaboran, los concursos internos, etc. dan
cuenta de un clima al interior de la organización que busca
establecer un pensamiento institucional al respecto.
En este respecto la CORVI, no se constituye como un contexto cerrado.
Abre la línea de los Concursos CORVI. A través de
Concursos Nacionales de Arquitectura se invita a toda la comunidad
profesional de la arquitectura a participar. Dejando así
abierta la puerta al fluir de diferentes perspectivas y universos de
experiencia. Se trata del Estado y la Arquitectura unidos, al servicio
de la habitabilidad residencial de distintos sectores de la
población que requieren ser asistidos por los poderes
públicos.
3.2.4. Las responsabilidades públicas y la penuria de vivienda
Hay en la práctica de la proyectación de
la arquitectura de la vivienda social un gran tema subyacente: la
penuria de vivienda. La estructura de sus aspectos y del proceso de
formación de significados institucionales es compleja y
origina distintas perspectivas. Está desde luego la
perspectiva de quienes se encuentra sumergidos en la
situación de penuria y deben enfrentarla a través
de sus estrategias de producción informal y de
reivindicación. Está luego la perspectiva de las
autoridades políticas y técnicas que tienen la
misión institucional de producción y
provisión de las soluciones habitacionales.
Desde esta ultima posición se configuran los temas
éticos de la justicia, la responsabilidad y el compromiso
sociales frente al sufrimiento humano que las falencias de
habitabilidad causan, esto con relación al hombre en general
y frente a los conciudadanos en particular. Surge también el
tema de la mitigación, predominantemente asistencialista, de
los efectos "disfuncionales" de la mala habitación con
relación al accionar de las distintas esferas funcionales
del sistema sociocultural. Desde otra perspectiva, está el
tema de la legitimación de la acción
gubernamental con respecto a sus gobernados frente a las condiciones
habitacionales en que estos se encuentran, lo quetiene implicancias
para las propias condiciones de gobernabilidad cuando la
situación habitacional se constituye en campo de
confrontación de la política contigente, etc.
En lo concerniente a la arquitectura, las posiciones y respuestas
frente a estos temas constituyen lo que aquí hemos
considerado como una suerte de "estatuto de la dignidad habitacional",
esto es, un pensamiento de naturaleza político-social sobre
la habitabilidad que, en términos de derechos ciudadanos,
corresponde éticamente proveer a través de la
vivienda social, lo que se expresa en la definición de
estándares de habitabilidad y patrones de
organización espacial de los medios habitacionales.
Sería importante distinguir en la arquitectura de la CORVI,
la convergencia de dos vertientes de consideraciones, aquellas que
provienen de las doctrinas
arquitectónico-urbanísticas y aquellas que surgen
del ethos social que anima las políticas
públicas. Desde nuestra perspectiva son estas
últimas, expresadas en los proyectos, especialmente en la
organización del espacio público habitacional,
las que permiten considerar la labor de CORVI como una "escuela".
La proyectación arquitectónica formal no es, sin
embargo la única respuesta institucional frente a la penuria
de vivienda. Los condicionamientos que surgen del pragmatismo
político frente a situaciones de coyuntura llevó
al desarrollo de soluciones habitacionales focalizadas en la
provisión de los soportes prediales y de infraestructura de
urbanización, dejando la constitución de la
habitabilidad confiada al desarrollo autogestionario de los pobladores,
abriendo así espacio a la progresividad del habitar popular,
pero también permitiendo con ello los aspectos adversos de
la producción informal. Otro orden de respuestas que alcanza
expresión temática en la vida institucional de
CORVI, es la de la auto-construcción asistida, como modo de
producción que busca articularse con la dinámica
de progresividad popular en los medios urbanos. No obstante los cambios
de orientación programática de los distintos
gobiernos y la distancia que las empresas constructoras expresan con
respecto a esta línea de acción,
ella logra persistir y reaparecer esporádicamente en el
accionar programático de la CORVI. Sólo durante
el gobierno militar las autoridades del sector la excluyen
explícitamente de sus políticas y programas
(Minvu, 1980).
3.2.5. La experiencia evaluativa
Un segundo ámbito de la actividad proyectual es el
de la revisión de los resultados, el de la
crítica evaluativa, el de la sistematización de
experiencia. CORVI desarrolló una importante labor en este
respecto. Hay distintos aspectos de esta tarea que conviene destacar.
Uno primero concierne al ya señalado proceso de
racionalización tecnológica que
enfrentó CORVI y que pone la atención evaluativa
en la relación entre los costos y los aspectos
tecnológico-constructivos y que conduce al desarrollo de los
prototipos edificatorios. Otro concierne a la evaluación
ex-post de la adecuación de las soluciones habitacionales en
términos de durabilidad y rendimiento físico
ambiental que se traduce en normalización y
estandarización de los items de especificación
técnica. Hay sin embargo otro aspecto de la
evaluación ex-post que concierne mas centralmente a la
actividad proyectual, es el de la consideración de las
propuestas arquitectónico-urbanísticas del
proyecto frente a las respuestas originadas desde la vida cotidiana de
los habitantes y sus niveles de satisfacción. Los referentes
parecen ser mas difusos en este respecto. Por cierto si hubo este orden
de actividad evaluativa, pero no llegó a constituirse como
un proceso formal y sistemático. Hay sin embargo procesos de
alguna importancia que operan como mecanismos de
retroalimentación. Uno es la propia crítica de
opinión pública que recogen los medios de
comunicación. Otro es la crítica especializada de
la arquitectura de la vivienda social que se expresa en publicaciones
de los medios profesionales y académicos. Un tercero es la
propia actividad de los concursos nacionales de arquitectura convocados
por CORVI, a través de los cuales se establece virtualmente
la imagen normativa del buen proyecto.
3.2.6. Requerimientos del desarrollo urbano.
Otra línea temática de la CORVI que
está presente en el transcurso de su vida institucional,
configurándose como problema, es el referente a la
planificación del desarrollo urbano. En la medida que la
labor de CORVI se expande, empieza a colindar con las limitaciones que
presentan las distintas ciudades del país, en materia de
definición de su estructuración y crecimiento.
Aunque en muchas ocasiones tales definiciones hubieron de hacerse con
posterioridad a las implantaciones de vivienda social desarrolladas por
CORVI. El grueso de su labor consiste en proyectos que se plantean, en
conformidad a las doctrinas urbanísticas, como entidades que
deben articularse con la trama funcional y normativa de la estructura
urbana.
Con la creación del MINVU, el desarrollo de las
políticas del sector y las acciones desarrolladas por la
División de Planificación del Desarrollo urbano,
este orden de preocupaciones alcanza un carácter
sistemático. Los enfoques desarrollados a través
de los Estudios Preinversionales de Vivienda y Desarrollo Urbano
aportan visiones que deben influir en los programas de
adquisición de suelos y la definición de los
proyectos habitacionales.
Fig.1: Edificio Thayer Ojeda
Fig. 2: Remodelación República
Las preocupaciones urbanísticas se expresan
también en iniciativas programáticas tales como
las de "densificación", que buscan ajustar
estándares espaciales demasiado laxos en los medios
residenciales, con las nuevas realidades que trae consigo el
crecimiento urbano. Otro es el de la renovación de las
áreas pericentrales deterioradas.
3.2.7. Impactos de los desastres naturales Finalmente, sin
pretender concluir este ejercicio de identificación de
temas, debe dejarse constancia de la temática representada
por los desastres naturales, particularmente los de naturaleza
sísmica, por el impacto que tiene en el desarrollo de las
líneas programáticas de la labor habitacional del
Estado, particularmente en las concepciones estructurales de los
prototipos edificatorios.
Por cierto, los temas reseñados precedentemente no permiten
mas que focalizar algunos de los aspectos centrales del
ámbito de preocupaciones que definen la labor institucional
CORVI. Un examen mas pormenorizado de la forma en que se abordan estos
temas, las orientaciones que desarrolla al respecto y los niveles de
sistematización que alcanza, representan un cuerpo de
elementos que permitirían caracterizar mas afinadamente su
personalidad y pensamiento institucional, en virtud del cual es posible
reconocer mas matices en la constitución de la escuela de
proyectación arquitectónica de la vivienda social
que la CORVI produjo.
3.3. Los referentes edificatorios de la arquitectura de la CORVI
Procederemos aquí, a señalar algunas
realizaciones habitacionales de la CORVI para efectos de proveer una
primera visualización de la diversidad de su labor. Cubre
ésta, en efecto, un repertorio de obras de muy amplio
espectro, no sólo en lo concerniente a la
estratificación social de sus grupos objetivo, sino
también en términos de implantación
urbana y de configuración morfológica.
En términos del eje de temporalidad, las distintas
políticas de los sucesivos períodos
gubernamentales representan desde luego factores que alcanzan
expresión en la arquitectura habitacional, principalmente en
virtud de la naturaleza programática de los proyectos y la
magnitud y orientación urbanística de las
intervenciones en la ciudad. La diversidad de situaciones de mayor o
menor centralidad de localización en el contexto de la
estructura urbana y los sucesivos momentos de sus tendencias de
crecimiento son un aspecto a considerar, el que suele guardar cierta
correlación con la estratificación social de los
grupos objetivo.
A título de ejemplificación, las realizaciones
CORVI en el caso de Santiago cubren todos estos aspectos de la
diversidad. Se dieron como edificios singulares en predios situados en
las áreas centrales de la ciudad siguiendo los patrones de
las normativas reguladoras de la edificatoria como es el caso del
Edificio Cienfuegos (Santiago) o el Edificio Luis Thayer Ojeda
(Providencia) (Fig.1), o como agrupaciones de bloques constituyendo
manzanas situadas en la trama edilicia pre-existente de las
áreas del pericentro urbano como es el caso de la
Remodelación República o la
Remodelación Agustinas (Santiago) (Fig.2).
Se dio también como grandes conjuntos intersticiales urbanos
en las áreas intermedias de la extensión urbana,
generalmente bajo la forma de remodelaciones constituyendo "Unidades
Vecinales", como lo son la Unidad Vecinal Portales (Estación
Central), la Unidad vecinal Providencia (Providencia), o la
Población Risopatrón (Estación
Central) (Fig.3). Mas frecuentemente, sin embargo las realizaciones
CORVI correspondieron a grandes áreas de
expansión que representaron la creación de nuevas
áreas de tejido residencial periférico suburbial
o aún exurbial como fue el caso de la Población
San Gregorio (La Granja), Arquitecto O'Herens (Recoleta), o Lo Valledor
(P.A. Cerda) etc. (Fig. 4).
Considerando el caso de Santiago puede advertirse, a nivel macro
sistémico, que en el caso de los grandes conjuntos
periféricos, se trata de medios residenciales que fueron
creados conscientemente como unidades de crecimiento urbano y que, en
consecuencia, fueron proyectados para ser dotados de sus propios
centros de equipamiento, además de ser localizados teniendo
como referente la trama vial estructural proyectada de la
expansión de la ciudad. Muchos de estos conjuntos, que en su
tiempo se encontraban situados en la periferia de la ciudad, forman
parte hoy de urdimbres urbanas intermedias adentradas en el territorio
de la ciudad.
A nivel meso sistémico, considerando la trama de los
conjuntos, puede advertirse que se trata de intervenciones unitarias
generadoras de tejido urbano que se organizaron siguiendo, ora el
modelo del racionalismo funcionalista, ora la imagen de la ciudad
jardín o bien, la mezcla de ambos. En el primer caso se
trata de ordenamientos arquitectónico
urbanísticos sin trama predial y liberados de la continuidad
de fachada, configurándose como conjuntos trazados sobre la
base de dispositivos de agrupamiento como es el caso de la
población Juan Antonio Ríos o la Villa
Olímpica (Fig.5).
En el segundo caso, se trata de una jerarquía escalo9nada de
módulos de agrupamiento predial, la que representa
instanciasy escalas de convivencia en el proceso de
producción de la vida social de las comunidades locales,
como es el caso de la población Pintor Cicarelli, Pob. Los
Castaños o Clara Estrella (Fig..6). Frecuentemente este
despliegue interno de la imagen de la ciudad jardín, es
circunscrito por bordes urbanos de bloques colectivos de mediana altura
organizados conforme al modelo racionalista. En ambos casos se advierte
una jerarquizacióndel espacio público que
reconoce formas de territorialidad públicas,
semi-públocas y privadas, delimitadas o los deslindes
prediales.
A nivel microsostémico, se trata de tipos edificatorios y
morfologíasde agrupamiento que expresan
arquitectónicamente un concepto de comunidad habitacional,
de familia y de modo de vida intradoméstico, de ordenamiento
de la convivencia, de condiciones de reporducción de la vida
social y de socialización de los sujetos en la
habitabilidad. (Fig.7)
Bibliografía:
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G.G. Barcelona 1980
Aymonino, Carlo. "El significado de las ciudades" H. Blume Ediciones,
Madrid, 1981
Castelis, Manuel. "La Cuestión Urbana". Siglo Veintiuno
Ediciones, Madrid, 1997
Choay, Francoise. "Hacía un nuevo estatuto de los signos de
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De Fusco, Renato. "Historia de la Arquitectura
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Francisco "Construir en lo construido. La arquitectura como
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Flanagan, William G. "Urban Sociology: Images and Structure". Allyn and
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Lynch, Kevin. "La Buena Forma de la Ciudad". Editorial G.G. Barcelona,
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Milos, Pedro. "Seguridad humana en Chile. Antecedentes
históricos para su estudio. 1920-1980". Documento de
Trabajo. (Sin referencias).
Miras, Pedro " Desde la Ciudad" Diario La Epoca "Temas de la Epoca"
Domingo 28 de Diciembre de 1997. Rapaport, Amos. "Aspectos humanos de
la forma urbana" Editorial G.G. Barcelona 1978
Raposo, Alfonso. "La planificación residencial
británica. Las Villas Obreras del Empresariado
Industrialista del Siglo XIX". Universidad Central. Facultad de
Arquitectura y Urbanismo. Centro de Estudios de la Vivienda. Santiago
1995
Rossi, Aldo "La arquitectura de la ciudad". Editorial Gustavo Gili,
Barcelona 1982.
Notas:
(1) Dos de los mayores lineamientos de pensamiento
crítico actuales con respecto a las prácticas
urbanística y su impacto en la calidad de vida en las
ciudades, se refieren respectivamente a la pobreza de la imagen urbana
y a la ausencia de un cierto clima existencial positivo. El concepto
central que sirve de base a estas críticas es que entre la
pluralidad de factores que constituyen la habitabilidad urbana,
aquellos que estructuran la percepción de la ciudad,
resultan ser cruciales para la vida de las personas. Tal
percepción es compleja. No esta compuesta sólo de
aspectos que se organizan en la visualidad, sino también de
aspectos que se organizan como ambiente y como significaciones
existenciales. Por ello, la percepción que las personas
tienen de los lugares en que transcurre su vida se constituyen como
factores que incide en la calidad de esa vida. Tal incidencia no es un
asunto menor o irrelevante en sus consecuencias, sino que resulta
esencial en la construcción que las personas hacen de su
realidad.
Por percepción se entiende aquí, no
sólo aquellos procesos circunscritos a la
fisiología de los sentidos sino a los contenidos de
conciencia que dan significado a la percepción y
constitución de imagen de la ciudad. Tal soporte comprende
elementos actitudinales, de naturaleza motivacional y cognitiva que
inciden tanto en la pre - disposición perceptual como la
ulterior elaboración de "perceptos" que se establecen como
contenidos de conciencia activos en la construcción social
de la realidad. En otros términos, el transcurrir de la vida
cotidiana de las personas no es independiente del donde ocurre. No hay
un transcurrir de la vida independiente de las
características y condiciones del lugar. No hay un "donde"
como un mero receptáculo externo inerte con respecto al
desarrollo de la vida, sino que inciden en ella porque este "donde" es
percibido de un determinado modo y bajo una determinado prisma de
consideración.
(2) En las conferencias presentadas durante la Semana de la
Habitación realizadas en Santiago de Chile, en diciembre de
1937, en conjunto con Exposición de la Habitación
Económica, con motivo de la Creación de la Caja
de la Habitación, se destacan las conferencias de George
Benoit Levy, Director de la Asociación Internacional de
Ciudades Lineales y de la Asociación de Ciudades Jardines de
Francia. El Sr. Benoit se refirió a la posibilidad de
desarrollar este tipo de ciudades en Chile y destacó la
propuesta que al respecto hacía el ingeniero Sr. Carvajal.
En la intervención del propio Sr. Carlos Carvajal Miranda,
quien era en realidad arquitecto, miembro de la Junta Central de la
Habitación Popular, este destaca su proyecto (1909) de
población lineal de quintas agrícolas a
desarrollar entre la estación de Pirque y Apoquindo y que
fue presentada al Presidente Pedro Montt.