Hace casi un cuarto de siglo se celebró en Polonia (Torun 1978) la V Reunión de los Historiadores Latinoamericanistas Europeos dedicada al tema 'La imagen de América Latina en la Europa de los siglos XIX y XX'. Aunque pasó ya mucho tiempo desde entonces los amplios y detallados informes, las constataciones y las hipótesis planteadas allí todavía constituyen un desafío a cualquiera quien quisiera medirse con la semejante tarea. Por la parte polaca presentó su informe Prof. Tadeusz Lepkowski. Él habló sobre la especificidad de la 'conciencia latinoamericana' de la sociedad polaca, sobre la historia de los contactos culturales y la evolución de la imagen de América Latina. Lo particular de la imagen de Chile no era objeto del estudio. Sin embargo su informe general y otros informes nacionales presentados allí constituyen un marco de referencia imprescindible si se quiere seguir en esta línea de razonamiento, aunque fuera esto parcial y tan solo provisorio. Mi ponencia es un producto inicial de un estudio exploratorio. Habría que reunir más materiales y profundizar el análisis y no detenerse en una simple presentación de los datos agrupados muy someramente. Lo que se ha explorado puede despertar la curiosidad porque la pregunta fundamental que motivó al estudio era ¿Qué es lo que ha cambiado recientemente en la visión polaca de la realidad latinoamericana y muy especialmente de la realidad de Chile?

LOS CAMBIOS

Desde aquellos tiempos pasaron ya tres décadas y se produjo una completa reorientación del sistema mundial, o bien de las relaciones con todos los niveles del este. Los países que todavía hace veinte años constituyeron un segmento aparte en el sistema mundial con sus economías protegidas (América Latina, Chile un poco antes y por casi medio siglo) o con las economías autárquicas (Europa Oriental y Central) entraron de plano a participar en el proceso de globalización económica, emplearon las políticas económicas neoliberales, empezaron un proceso de desregulación de los mercados locales y nacionales. Aunque antes tampoco, como desde hace tiempo insiste la escuela de I. Wallerstein, estaban del todo inmunes a los condicionamientos o los impactos del sistema-mundo. Esta relativa reincorporación de las dos regiones en secuencias temporales diferentes significó muchas cosas: una reorientación completa de los intereses sociales y populares, por otra parte -la creciente y peculiar homologización, la isomorfia de los procesos que ocurrían y están ocurriendo en distintos niveles del sistema- político, económico, de la comunicación y la cultura, aun en el militar. Hasta entonces en los países que forman parte de las regiones mencionadas muchas instituciones sociales estaban en parte o completamente sustraídas de las influencias del mercado. La salubridad, la educación, la creatividad artística y los intercambios culturales, entre otras, financiadas en una buena parte del presupuesto nacional (aunque entonces este financiamiento parecía siempre insuficiente). De manera que los intercambios sociales en estos niveles eran en cierto sentido desmaterializados y autónomos, creando condiciones propicias para que allí surgieran también las curiosidades y las actividades desinteresadas, de alguna manera ociosas, no regidas por la búsqueda de lucro o simplemente del sustento económico. Esto es lo que sí ha cambiado profundamente y parece que todo el proceso proseguirá más todavía. Si se me permite exagerar un poco, todos estos bienes culturales etéreos, volátiles, de la asimilación de las experiencias ajenas, de informarse y de comprender las realidades que no eran propias compiten ahora cada vez más con las actividades cotidianas e imprescindibles y tienen precio, forman parte del proceso de la comodificación, como lo llama Wallerstein. La gente que se mueve o se prepara para desenvolverse en el mercado libre puede no tener suficiente tiempo o despreocupación mental para la libre búsqueda e interrogatorio de los hechos. Bien puede ser que los intereses y curiosidades fuera de las actividades laborales disminuyen, se allanan y quedan estereotipadas. Me inclino a plantear una hipótesis, la que constata que las relaciones culturales y de información en el mundo bipolar anterior quedaban a la vez circunscritas a dos circuitos distintos: uno largo y los cortos. El circuito largo era constituido por el relativamente rígido orden mundial de aquel entonces (político y económico) a través de sus centros principales, mientras a los circuitos cortos los constituían las conexiones extra, de excepción, a veces incluso llamadas puentes entre los dos sistemas. Los puentes se tendían en varias partes, pero con bastante frecuencia en América Latina y en la Europa de Este (muy particularmente en Polonia). Surgieron entonces las promociones culturales, los conocimientos y fascinaciones (por ejemplo por la literatura, las ciencias sociales, las artes plásticas etc.) en los lugares donde había poco comercio y realmente poca cooperación política. Pienso que el régimen de las excepciones y autonomías se está ahora desvaneciendo poco a poco y será cada vez más notorio que militamos en distintos elencos, nosotros muy de cerca con Alemania y toda la Unión Europea a la que pensamos entrar, Chile en el marco de sus integraciones, sobre todo las prospectivas del TLCAN y del ALGA. No es, que no habría intereses y emprendimientos conjuntos pero sin comprometer los intereses vitales. Todo esto trae consecuencias muy diversas, buenas y malas, en todo caso interesantísimas. En el caso polaco la reorientación de las relaciones mundiales lleva entre otros a los cambios en el conocimiento de idiomas extranjeros que crece bastante en los ultimos años como también en sus relativas proporciones cuantitativas. El esquema anterior era del ruso-inglés-francés-alemán-italiano-español. Ahora, juzgando por la distribución del estudiantado en diferentes clases escolares del nivel medio, es ya de inglés-alemán-ruso-francés-español-italiano (según los datos del Instituto del Perfeccionamiento de los Cuadros Docentes, con la enseñanza del español creciendo con más dinámica en los últimos 2 años). En el ámbito universitario se puede conjeturar que el español está rebasando ya al italiano y se encuentra ya prácticamente al par con el francés (datos de algunas de las escuelas técnicas). Lo último se debe fundamentalmente a las nuevas relaciones con España.

1. Las facilidades de viajar. Este es un cambio enorme que se refleja evidentemente en el imaginario popular. En las estadísticas nacionales el número de los cruces de la frontera polaca aumentó en los últimos 3 años casi 3 veces. Hay muchos itinerarios para las comitivas turísticas a América Latina, aunque en la lista por lo general no se encuentra Chile (están ante todo la República Dominicana, Cuba y otras Antillas, México, Brasil, a veces Perú y Argentina). De esta manera, como se nota en la encuesta, los conocimientos resultaron mucho más diversificados y privados que en los tiempos pasados. Además, la enorme expansión, por lo menos numérica, de los medios y del sistema educativo es otro dato significativo. El número de estudiantes en 2 niveles universitarios en Polonia creció de 1990 a 1999 más de 3 veces, a casi 1 millón y medio, aunque el del personal docente tan sólo en un 20%. Hay más carreras en las letras ibéricas que antes, y en fin, se puede últimamente cursar los estudios latinoamericanos en la Universidad de Varsovia. Crecieron también las actividades editoriales. Tal vez hay menos lectores y los tirajes se hacen más limitados, pero hay muchos más títulos nuevos, también las traducciones (en el mismo período 90-99 las ediciones de los libros académicos crecieron 2 veces, con la disminución del tiraje total en 15%, y en la literatura el número de títulos creció más de 2 veces, con la disminución del tiraje a 1/3 parte). Según la base de datos MAK de la Biblioteca Nacional en Varsovia en el período 1980-2001 de entre casi 300 mil títulos registrados se editaron 154 libros con el tema de América Latina (75 después de 1990) y 51 con el tema de América del Sur (21 después de 1990). Además, sobre Chile se encontraron 80 libros, sobre México 113, sobre Brasil 77 y sobre Argentina 38 libros. De la suma grande (80) de los libros sobre Chile los temas aproximados, digamos a manera de ejemplo, se refieren a: la transición económica y a las políticas económicas -9, a Ignacio Domeyko -5 (también esta aquí su libro La Araucanía y sus habitantes), a los gobiernos Allende y Pinochet -6, a los vinos chilenos -1. Son muchísimos los relatos de viajes. En la base de datos de las revistas y de los 2 diarios de información de mayor circulación nacional y a partir del año 1996 de entre casi 300 mil artículos anotados encontramos 87 entradas sobre Chile. De estos 46 sobre Augusto Pinochet, las acusaciones judiciales contra él y su arresto en Gran Bretaña. Coadyuvante con estos cambios se produjo también desde el comienzo de los años noventa el cambio de generaciones, facilitado por la reestructuración del mercado de trabajo y el proceso de conversión dentro de la economía nacional. Este cambio con los nuevos usos que acostumbran los jóvenes y la distinta cuota de experiencias que ellos tienen ha implicado -según como parece- una ruptura en la continuidad de la memoria histórica. No se está tratando tan sólo de un intento de reasignar los nuevos pesos relativos o de cambiar a la jerarquía de experiencias y valores sino surge aquí una distinta estructura de los conocimientos. Las miradas hacia atrás se hacen un poco más cortas y se cristalizan alrededor de lo actual. Y simplemente cambian también las modas. Finalmente, me parece necesario subrayar una vez más la importancia de la revitalización de las zonas mundiales histórico-geográficas en las miradas externas, llámense estas zonas de influencia o regiones. De manera que en la percepción de una realidad local la implícita característica de la región antecedera a la descripción particular de un país y su gente.

2. La visión de América Latina en la conciencia de los estudiantes universitarios. Sin pretensiones de que sea exhaustiva y representativa para toda la numerosa población de los estudiantes universitarios en Polonia hice una pequeña encuesta entre los jóvenes que estudian en las carreras de estudios latinoamericanos en la Universidad de Varsovia y de la sociología en la Universidad Adam Mickiewicz en Poznan. Salvo la primera (que se refería a la imagen de Chile), las restantes eran preguntas de conocimiento, es decir, las respuestas tenían que ser correctas o falsas. Los resultados por cierto no son impresionantes, pero este es el estado actual de las cosas. Por supuesto, es notable el funcionamiento de los filtros de la información más lograda: los estudiantes de los cursos matutinos donde era muy difícil lograr la admisión sabían más que los estudiantes de los cursos indirectos (sabatinos) en las dos universidades. Además los de los estudios latinoamericanos con su interés no pasajero y no incidental en la materia también lograron un mejor resultado como realmente habría de ser. Los resultados reflejan por lo general la persistencia de los viejos estereotipos (p. ej. pocos saben que el GNP per capita es bastante mayor en Chile que en Polonia) y la tendencia para entremezclar la información sobre Chile con la de otros países latinoamericanos. Entre los personajes importantes en la historia chilena destaca Augusto Pinochet conocido por 83-96% de los estudiantes, entre los de los estudios latinoamericanos también Pablo Neruda (98%). Ignacio Domeyko constituye tal vez un punto excepcional de los conocimientos comunes chileno-polacos: lo identifica bien entre 54 y 27%. Una de las preguntas era de asociaciones (primeras ocurrencias). Los resultados parecen reflejar tres o incluso cuatro modelos-estereotipos. Chile como parte de la América Latina (los indicadores: las peculiares contaminaciones de las respuestas con los datos provenientes de México y Perú, también la importancia concedida a los indígenas, el muy marcado subrayado de la hispanidad de Chile). Chile como parte del Tercer Mundo (los indicadores: la insistencia en la pobreza, la ignorancia del nivel del producto nacional GNP per capita que tiene Chile y su grado relativamente alto de desarrollo). Chile como parte de la América sin adjetivos. Este estereotipo es más complejo: por una parte se refiere a la América como 'una tierra de gran promesa', por la otra -a las diferencias sociales, antes que nada las de ingreso, más profundas que en Europa (como lo ha notado en su tiempo T. Lepkowski esta constatacion [entonces por sobre todo por parte de los viajeros] tiene en Polonia una historia muy larga, que proviene todavia del siglo XIX). Chile como 'otro mundo' exótico, muy de cuentos, que sin embargo es también un lugar digno de viajar, conocer y vivir en él los momentos inolvidables. Es una imagen más subjetiva, tradicional (esta donde aparecen los impresionantes sombreros y las pequeñas casitas), inducida por las lecturas de viaje y de aventura. Sin embargo -esta imagen surge también en forma más personalizada e individualizada cuando se relaciona con propias experiencias viajeras, habidas o por haber. Entre las asociaciones libremente mencionadas, muy variadas por lo demás, destacan las relativas a Augusto Pinochet y su herencia política (la mitad de los casos). Este hecho no se debe realmente a una apreciación propia de los largos años de la dictadura militar sino ante todo al ampliamente conocido y discutido proceso judicial en Gran Bretaña. Sin embargo resulta significativo que para la actual generación de los jóvenes polacos el general constituyera la asociación relacionada con Chile de lejos más importante.

CHILE Y POLONIA EN EL INTERNET

En los años recientes hay que considerar la creciente importancia del Internet como una fuente nueva de información. No se parece de todo a las otras fuentes, no solo por ser acéfala la red, por la publicación inestable y a veces no duradera, más aún por los problemas de fechado de los documentos y a veces por otras omisiones. En primer lugar es difícil colocar las publicaciones que se ofrecen en las diferentes páginas de www (no voy a ocuparme esta vez de los otros canales como por ejemplo Usenet, servidores de las listas y otros) en una cadena del proceso de comunicación que va asimétricamente, aun en los medios interactivos, de un emisor al público receptor. Me atrevería decir que tenemos aquí más bien una tríada que a una cadena, donde se pasa y asimila de manera encausada a la información. La tríada sería constituida por 1.) los medios y los editores que diseminan la información, 2.) los diversos públicos que la reciben y trabajan y 3.) las manifestaciones en el espacio virtual, los discursos que tienen la importancia para sus autores, aun si nadie más les prestara la atención. Claro que aparte de las páginas personales hay también mucha información que funciona como en los otros medios. Sin embargo en el Internet encontramos muchos materiales muy personales y otros tantos que cubren las ausencias y llenan las lagunas de información en otros medios (por ejemplo, por inoportunas, por falta de interés etc.). La información sobre Chile y Polonia en la red es abundante. Tanto que prácticamente no es posible hacer allí un inventario completo. Escogí entonces tan solo uno de los programas buscadores especializado en el buscar a las ponencias y textos, uno que tiene varias versiones y es muy conocido mundialmente. En Europa es el GOOGLE.GOM que distingue entre las lenguas nacionales y páginas de los dominios nacionales y por lo tanto los datos se pueden ordenar por países (en este caso solo es posible tomar en cuanto a España). En Chile funciona su versión particular GOOGLE.CL que permite el mismo procedimiento en cuanto a las páginas en español y las chilenas. Creo que con esto se habían logrado suficientes condiciones de comparabilidad de los datos concernientes a Polonia y Chile, que a continuación señalamos. En primer lugar, los polacos tienen un gran interés por Chile, que en las actividades de los usuarios polacos de Internet queda claramente privilegiado en atención y los recursos dedicados en comparación con algunos otros países latinoamericanos. Por otra parte, del lado chileno se nota el síndrome de las tres zonas de interés en Europa: Europa Occidental, la Central y la Oriental. En tercer lugar, se nota el mismo recorte de la memoria histórica visto antes en la encuesta como también el peculiar presentismo -el evidente y claro predominio de la actualidad en las percepciones de los autores de las páginas.

CONSIDERACIONES FINALES

El estudio de T. Lepkowski mostraba un proceso acumulativo de crecimiento de las fuentes de conocimiento accesibles, el aumento de la comprensión y en fin de las competencias en el desarrollo de la conciencia latinoamericana de los polacos. En el presente todo parece más disgregado. Por un lado, hay un aumento de las fuentes disponibles y de las capacidades del público, del sustrato material efectivo de comunicación y cooperación, por el otro, la motivación, el interés parece que no están a la misma altura. Se podría decir que las fascinaciones y los compromisos anteriores no pueden ya atender y organizar las nuevas posibilidades. Y las nuevas motivaciones no crecieron todavía con suficiente vigor. Algunos datos, por ejemplo el que se subraye tanto la hispanidad, la identidad y me atrevería decir la personalidad castellana de Chile significan por lo menos que desapareció definitivamente el estereotipo del carácter secundario, neo-europeo de la cultura latinoamericana. Es positivo que los estereotipos viejos, reñidos con la realidad de una autodeterminación y autonomía cultural desaparezcan. Lo que preocupa es la evidente tendencia tanto por el lado chileno como el polaco de ver la realidad de otro país y la otra sociedad a través del prisma regional (respectivamente el centroeuropeo y el latinoamericano) sin parar en las especifidades propias. Si las curiosidades y los intereses marchan detrás del comercio habrá que pensar no solo en desarrollar las relaciones comerciales sino también en la reconstrucción de los puentes del antaño.