Artículos de una carta de Lima de 12 de Noviembre último. Relativa a la guerra

 

 

 

El 8 del corriente llegó un expreso del Perú Alto, confirmando la derrota del ejército de Pío Tristán en Jujuy. Había sido atacado dentro del pueblo el Coronel don Indalecio González con pérdida de gente, y siendo socorrido por cien hombres, los tucumanos se habían situado fuera del poblado para rehacerse de alguna más gente; y escribe Indalecio que temía le volviesen a acometer, añadiendo que hasta las mujeres de Jujuy se habían trepado a los techos desde donde le apedreaban a los soldados, y que los más de los vecinos se habían unido contra él. El detalle de la derrota no se quiere dar a luz por melancólico. Lo cierto es que inmediatamente se mandó aprontar la fragata Neptuno para embarcar en ella pertrechos de guerra; se pasó oficio a los brigadieres Cucalón y Baldehoyos que se han excusado, y al Coronel Gil, que también se excusó por corto de vista. El Coronel Tacón, que salió huyendo de Popayán, el Teniente Coronel de ingenieros Mendizabal, y otros subalternos de milicias, que por ociosos unos, y otros por huir de sus acreedores, quieren probar fortuna. El barco debe ir al puerto de Cobija, y desde allí caminar ellos a Potosí. Se esperaba la llegada de correo del Cuzco para verificar su salida. Este llegó el 7, y hoy que somos [estamos a] 10 que escribo, no se ha determinado, señas evidentes de que la cosa no anda lisonjera.


Con haber supuesto un expreso [24]el día 28 del pasado, venido de Piura con las noticias de la reconquista de Caracas, se largó a secas un repique con que se rajó la campana de la Catedral, y la principal razón que se tuvo, según los maliciosos, fue para sofocar las noticias infaustas, siendo una de ellas la pérdida del navío Salvador, que se ha tenido en gaceta de Montevideo.


Las cartas del Cuzco aseguran haberse enlutado allí muchas casas por las muertes de sus deudos en las batallas de Piedras y del Tucumán.


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Mensajero (N del E).