Contestación del Gobierno a los mismos pliegos de Valdivia. Respuesta de la Junta de Gobierno a los documentos provenientes de Valdivia

 

 

 

En medio de nuestras mejores esperanzas por la felicidad de la patria, y cuando al leer los papeles oficiales de la revolución última de esa plaza, creíamos que se disponía el momento de la unión de todos los chilenos para establecer el sistema de la justicia, de la razón y de los buenos americanos, no hemos podido menos que resentirnos, y cubrirnos del mayor dolor y vergüenza, al llegar la proclamación de la Regencia de España, y de un Presidente en el reino. Otra es la opinión de la patria, otro su orden, otro su gobierno, y otras sus intenciones. Una oficialidad tan resuelta y decidida, que en una sola noche supo echar por tierra la tiranía de su régimen interior, a pesar de los riesgos, de oposiciones y de peligros, no entablará su opinión, ni concluirá la obra, si entrega en otras manos el poder del despotismo. No se derriba la tiranía si un tirano sucede a otro en el cetro de fierro, y acaso en la elección se empeoran las manos agentes de la crueldad, y de la dureza.


En Chile no hay Presidente, ni el reino se somete a la Regencia de España. Su institución, su orden, y su poder, están revestidos de las nulidades y vicios que proclama Valdivia contra su Junta, y porque la destrozó, y acabó. Si los principios de su instalación en 1º de Noviembre son justamente reclamados por ese noble vecindario y su brava tropa, en virtud de no haberse obrado por unánime voluntad de todos, y si la irregularidad de sus procedimientos justifica la violenta medida del 16 de Marzo, la Regencia se estableció también sin tener parte el reino, ni pueblo alguno de América; y sus hechos e intenciones no exceden la esfera de proveer nuestros empleos en hombres desconocidos y sin mérito, y de perpetuar nuestra infancia y nuestros grillos. ¿Cuál ha sido la ventaja que hemos adquirido en nuestro estado desde la prisión de Fernando, y desde la revolución de España, mientras los pueblos europeos se han conducido a su arbitrio y concentrado en sí mismos el poder de su dominación? No hemos tenido bien que no nos hayamos formado nosotros mismos a costa de mil riesgos y oposiciones; y aún se alarman contra nosotros los caducos mandatarios del despotismo, porque hemos despertado, y porque nos aplicamos a nuestra felicidad. En estas circunstancias ¿no sería un traidor y un delincuente contra la patria, contra la libertad, y contra los sagrados derechos del hombre proclamados uniformemente en Chile, el que intente alterarlos, destruirlos y enredarnos de nuevo en la esclavitud anterior, en la ceguedad y en la inacción? ¿Y en sólo ser otra la voluntad de todos no consistía un convencimiento bastante, para que cada uno mude de idea, y se una a la opinión general, si quieren permanecer porción de nuestra gran familia?


El reino, y en su nombre la Junta de Gobierno, jamás ha olvidado, ni dista de sus deberes y obligaciones hacia Valdivia, como uno de los países que componen su estado, y como el suelo que contiene cuatro mil hombres, cuatro mil chilenos y cuatro mil hermanos hijos de una misma familia. Está pronta a extenderle los brazos de su protección, estrecharla en su intimidad, y seguirle prestando toda clase de auxilios, en cuanto alcancen sus medios; está pronta, y está pronta, sin acusar un delito por las protestaciones oficiales que se han alzado al primer tribunal a favor de la Regencia de España, y a favor de un Presidente, con tal que en adelante se modere la opinión, y quede enmendada por los principios del manifiesto de 4 de Diciembre que repetimos en esta fecha.


Bien conocemos el espacioso campo, y razones que proporciona a ese vecindario la mejor evasión de cualquiera cargo con la interceptación, que se anuncia de nuestra correspondencia, desde que disconvenimos con Concepción; interceptación que dice ha impedido le lleguen nuestros pliegos y los principios del sistema de la patria, que comprenderá, y ratificará hoy, que puede beberlos a toda luz resacados de la fuente de la razón. Incluimos aquel manifiesto, y esperamos en la unión su efecto de justicia. Por él y en su forma se ha establecido la autoridad que reconoce el reino, de cuya felicidad y bienes deseamos sea participante ese pueblo.


Bajo estas advertencias, que contiene más expresivas y con mayor dilación el manifiesto acompañado, que hará V. notorio a todo el pueblo y oficialidad para que nos contesten su reconocimiento, el gobierno aprueba la interinidad de V. en el de esa provincia; y no puede menos que confesar su adhesión, su agrado y la emoción de su voluntad hacia la resolución, carácter y decisión con que se rompieron las cadenas de la opresión en la noche del 16 de Marzo por los dignos oficiales y gente que les acompañó, de que quedamos advertidos por sus cartas, y cuyo mérito no olvidaremos. En todo lo demás reproducimos el oficio del señor Vocal don José Miguel de Carrera, fecha 5 de este mes, cuya copia tenemos a la vista.


Dios guarde a V. Muchos años. Santiago mayo 25 de 1812.


José Santiago Portales.- Pedro José Prado Jaraquemada.- José Miguel de Carrera.
Manuel Javier Rodríguez, Secretario.