Extracto del "Peruano" de 14 de Abril de 1812. Transcripción de un discurso del Diputado Gregorio Laguna en una sesión de las Cortes. Laguna critica el accionar del Gobierno provisorio español

 

 

 

A las proposiciones hechas por el señor Laguna en la sesión del 8 precedió la siguiente exposición que nos ha remitido el señor Diputado Francisco Salazar [6] y se inserta a la letra:


Señor:

 

La velocidad con que camina la patria a su precipicio, me pone en la posición de preguntar a V.M. no sólo como diputado, sino también como ciudadano, y lo que es más como militar, ¿qué es lo que hace V.M. y en qué piensa?, ¿se ha de mantener siempre V.M. un mero espectador de las desgracias que afligen a nuestra madre patria?, ¿cuándo ha de despertar V.M. del letargo en que se halla?, ¿cuándo se ha de acordar del juramento que hizo de conservar a la nación en toda su integridad, pues está viendo que lejos de adquirir lo que se había perdido, se va quedando también sin lo poco que posee?, ¿qué hemos hecho en 15 meses, señor?, ¿qué hemos hecho? Que lo diga la patria, que yo no me atrevo. Acuérdense las Cortes, señor, que son extraordinarias, y que la nación las juntó en este santuario para salvar la patria de las extraordinarias calamidades que la afligen. Oiga V.M. el grito de los españoles, y conduélase de tanta sangre como se ha derramado.


Yo siento en lo más íntimo de mi corazón los ayes de los tristes extremeños que de continuo me repiten: ¿Cortes tantas veces deseadas, qué hacéis?, ¿dónde está aquella felicidad que nos prometíamos el día de vuestra instalación?, ¿para quién dictáis esas leyes, si no hay [en] España quién las ha de obedecer?, ¿dónde están los caudillos que de continuo os pedimos para que nos manden y dirijan?, ¿dónde están los recursos, y dónde vuestra protección?


Señor, el soldado está desnudo, los ejércitos hambrientos y las provincias perdiéndose a toda prisa; todo se haya en la mayor confusión y desorden; pero entretanto, V.M. se mantiene tranquilo e indiferente. ¿Con qué ha de responder V.M. a los cargos que con justísima razón algún día le hará la nación?, ¿le servirá a V.M. de descargo decir que dividió los poderes, y que sólo se hizo cargo del legislativo? ¡Ah! Yo se que no será admitida esta disculpa, y se también que V.M. debe temblar que llegue tan triste momento, pues la patria se salva con las bayonetas, no con el código de las leyes ¿No está viendo V.M. palpablemente que a la España insensiblemente se la van llevando los demonios?, ¿no observa V.M. el gran abuso y desorden que hay en todo, y sin embargo no lo remedia?


Mi conducta, señor, mi conciencia [7] y el pesado cargo que sobre mí ha puesto el Ayuntamiento de Badajoz por quien represento, junto con los clamores de mi desgraciada provincia, me obligan a hablar hoy con más desembarazo que nunca; pues si así no lo hiciera, en acabándose las Cortes, no me atrevería a presentarme en mi patrio suelo.


Observo, señor, al soldado valiente abandonado a su desesperación. Veo a los patriotas más dignos afligidos y desesperanzados; veo que Napoleón extiende impunemente sus tropas por el suelo español, y veo últimamente que sólo triunfa la intriga, la maldad y el egoísmo. Por todo lo cual, y considerando hoy la patria en más peligro que nunca, no puedo menos de romper las cadenas del silencio, y suplicar a V.M. que para salvar la patria se discutan las proposiciones que voy a presentar bien entendido que siendo ellas las únicas que pueden salvar la nación, si no fuesen admitidas ni aprobadas, ha de tener V.M. la bondad de darme una certificación como las he presentado en este día, y la causa porque se hayan desechado.


Gregorio Laguna.


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[6]

En la edición facsimilar de El peruano, que fuera publicada en la Colección Documental de la Independencia del Perú (Tomo XXIII, Vol. 3º), el nombre de Salazar no aparece en esta parte del texto (N del E).
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[7] En la edición recién señalada, dice: "Mi conciencia, señor, mi conciencia y el pesado…" (N del E).
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